El evento reunió a artistas, gestores y académicos para reflexionar sobre el papel transformador de la cultura en Puerto Rico
El evento reunió a artistas, gestores y académicos para reflexionar sobre el papel transformador de la cultura en Puerto Rico
8 de diciembre de 2024 - 11:10 PM
Hace más de una década, en la Universidad de Puerto Rico (UPR) comenzaba a cobrar vida un programa de maestría que buscaba llenar un vacío notable en la escena cultural del país. Y es que, profesionalmente, en la isla no existía un programa comprensivo que ofreciera las herramientas necesarias para la gestión de la cultura puertorriqueña.
Ese programa fue naciendo, poco a poco, a través de la gestión de varios profesores que veían el valor en la creación de un programa de este tipo y, luego de muchos años de trabajo, la maestría se logró lanzar. De este programa nació, a su vez, la idea de crear un evento que permitiera la celebración de esta disciplina y el compartir de conocimientos.
Este año, la UPR en Río Piedras celebró la segunda edición de este evento, bajo el título de “Trenzando saberes”: Encuentro puertorriqueño de gestión cultural 2024, dedicado a entrelazar saberes, experiencias y visiones entre artistas, gestores y personas dedicadas a la cultura. En un momento donde el tejido social y cultural de nuestras comunidades enfrenta retos significativos, este evento, según los organizadores, pretende ser un espacio donde lo individual y las acciones conjuntas tomen protagonismo.
“Esto empezó como un proyecto especial en el 2009. Cero profesores asignados a él en ese momento, yo estaba dando clases en Estudios Generales. Se empezó desde el Programa de Estudios Interdisciplinarios. Fue una idea que tardó varios años y ha sido un crecimiento orgánico, un programa multidisciplinario de profesionalización de la gestión cultural. No queríamos que fuera un programa de administración de las artes, porque entendíamos que había una diferencia, la administración de las artes es un concepto que tiene que ver más con la gerencia, la contabilidad y el mercadeo, la gestión tiene que ver con usar las artes y las humanidades para el cambio social”, explicó el profesor Pedro Reina Pérez, docente de la maestría y miembro del comité organizador.
Reina Pérez relató que llegaron muchas personas que ya ejercían como gestores y administradores culturales, y eran veteranos. Esa primera clase, contó el profesor, fue muy desafiante porque sabían que cualquiera de esos estudiantes podía dar clases. “Ese primer grupo nos marcó mucho. Después vimos un cambio en la composición, unos cinco años después comenzamos a ver estudiantes mucho más jóvenes y ha sido desde entonces una mezcla intergeneracional de experiencias e ideas bien chéveres”, dijo.
El encuentro se llevó a cabo del miércoles 20 al sábado 23 de noviembre. A lo largo de la semana, se presentaron varios conferencias, paneles y talleres en los que profesionales, académicos y estudiantes pudieron confraternizar. El jueves 21, se presentaron paneles dedicados a la documentación de la historia de la gestión cultural en la isla, a la democratización de las artes y a la política pública relacionada con el patrimonio edificado.
En este último, por ejemplo, los profesionales, entre ellos Ximena López Ayala, los conservadores Héctor Berdecía y Andrés Santana, y Sonya Canetti, de Humanidades PR, discutieron ideas sobre los retos actuales que enfrenta el patrimonio en Puerto Rico y compartieron sugerencias que podrían implementarse en el manejo, restauración y preservación de estos recursos invaluables.
Los estudiantes de la maestría también expresaron su sentir sobre cómo este programa los ha impactado.
“Me gustaría crear un archivo de la memoria de las escuelas cerradas en Puerto Rico. Nace porque soy fotógrafa y soy de la comunidad del barrio Antón Ruíz en Humacao, y la escuela del área la cerraron en el 2009, cuando yo era una niña. Ya de adulta hice un proyecto fotográfico en esa escuela y a partir de eso, desde que hice mi bachillerato en Educación, he estado pensando en la importancia de las escuelas, en la importancia de las memorias que se hacen allí, que forman a la gente, es donde aprendemos a ser personas”, dijo Abimar Colón Martínez, estudiante de segundo año.
“Mi experiencia en la maestría ha sido como una avalancha de cariño y amor. Antes de entrar, yo pensaba mucho en las desilusiones pandémicas, pero sabía que el cariño nunca estaba desperdiciado. Lo importante es llegar con amor a los sitios, y creo que a esta maestría llega todo el mundo así. Llegan con muchas ganas de hacer cosas y eso se refleja en los salones y en el cuido con el que nos tratamos, la ayuda que hay a pesar de las diferencias generacionales. Ha sido bien bonito”, continuó.
Uno de los atractivos de esta maestría es que no se requiere tesis, al final, los estudiantes deben hacer un proyecto de conclusión. Estos proyectos tienen gran rigor académico y un proceso metodológico cuidadoso y los estudiantes tienen la responsabilidad de buscar las herramientas e ideas que conforman su proyecto. Muchos de estos proyectos, a su vez, terminan siendo aplicados de forma práctica luego de sus concepciones originales.
“Esta maestría es como una caja de herramientas. Ha sido bien útil tener una base para poder profundizar en los distintos cursos. He crecido mucho. Crecí con la idea de que en la vida está el trabajo y está lo que haces por el lado. Es tarea de uno, como persona creativa, ver cómo hacer esa mezcla. Este programa me ha ayudado a ver posibilidades y aterrizar”, opinó Vladimir Pérez Carrucini, también estudiante de segundo año.
El profesor Reina Pérez también abundó sobre el éxito que ha tenido la maestría a lo largo de los años y sobre su crecimiento dentro de la universidad.
“En medio de esta debacle que tiene la universidad de baja de matrícula, que no es un problema solo de Puerto Rico, es un problema demográfico que afecta a todas las instituciones, nosotros hemos mantenido una matrícula estable. Hemos graduado 198 personas en estos 15 años. Ahora mismo tenemos 80 estudiantes matriculados, pero entre diciembre de 2023 y mayo de 2024, graduamos 32 personas, fue el grupo de maestría más grande del sistema, haciendo la salvedad de que se trata de programas que sea una sola maestría”, dijo.
“Hay que traer a la gente, a los estudiantes, de nuevo al recinto, porque el día que le pongan el candado, nadie se va a dar cuenta. Estamos tratando de que la universidad sobreviva esta crisis, desde nuestra esquinita”, concluyó.
En el futuro, aspiran a poder expandir a un programa doctoral, también con un enfoque multidisciplinario, ofreciendo especialidades en temas que convergen de forma efectiva con la gestión cultural. Según los organizadores, el evento y el programa permiten fortalecer a Puerto Rico, y surge con el propósito de reconocer que, para que las comunidades del país prosperen, es necesario trenzar esfuerzos, saberes y experiencias de todas las personas que las componen.
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