Nunca como ahora me duele tanto esa abstracción tan concreta llamada “patria”, esa presencia tan constante y referencial definida por lo que desde la distancia, construyo todos los días -un poco con nostalgias, otro poco con los hechos- de un México que vive una violencia escalofriante, no sólo por la manera como el crimen se ha asentando en las venas de mi país, sino también por la impunidad que arropa a los criminales y por la tragedia de un gobierno que no es otra cosa que la edición más reciente de esa saga vergonzosa de corrupción y estupidez que es la historia política mexicana.
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Ayotzinapa
Nota de archivo
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