El otro día escuchaba a un viejo guerrillero venezolano de los años sesenta decir, a una sala llena, y con algo de sorpresa que lo más increíble de “todo esto”-hablaba del estado actual de la sociedad capitalista (neo)liberal- es que su arma más fuerte, más allá de sus agresiones económicas, que sus invasiones militares, había venido a ser lo fácil que lo absorbía todo en su tejido cultural. Que lo más sorprendente es que su violencia no ocurría a nivel de contenido -puedes hablar de lo que quieras, después de todo- sino que ocurre al nivel formal, al nivel del modo en el que puedes “decir lo que quieras”.
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El otro día escuchaba a un viejo guerrillero venezolano de los años sesenta decir que lo más increíble de “todo esto”-hablaba del estado actual de la sociedad capitalista (neo)liberal- es que su arma ...