Todos hemos oído alguna vez la historia del niño, o el adulto, que para salir sin rasguños de un problema que cree menor dice una pequeña mentira. Pasa ocasionalmente que el problema no era tan menor como lo creía la persona y esa pequeña mentira obliga a otra, y esta a otra y así sucesivamente, hasta que el mentiroso, si darse cuenta, se va enredando en una tela de araña de falsedades de la que no encuentra cómo desembarazarse, sin opciones dignas para salir de la dificultad que al principio de la trama creía tan simple.
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Lo real y lo imaginado
Todos hemos oído alguna vez la historia del niño, o el adulto, que para salir sin rasguños de un problema que cree menor dice una pequeña mentira. Pasa ocasionalmente que el problema no era tan menor como lo creía la persona y esa pequeña mentira obliga a otra, y esta a otra y así sucesivamente, hasta que el mentiroso, si darse cuenta, se va enredando en una tela de araña de falsedades de la que no encuentra cómo desembarazarse, sin opciones dignas para salir de la dificultad que al principio de la trama creía tan simple.