Al serio atolladero en que se encuentra el esfuerzo por hallar soluciones realistas a la crítica insolvencia financiera de la Universidad de Puerto Rico se han sumado el nefasto estado de desgobierno en la institución responsable de formar al pueblo puertorriqueño, y la peligrosa desobediencia a la orden judicial de abrir las puertas de nuestra Universidad pública.
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En la Universidad abierta se encuentra la solución
Nota de archivo
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