El ambiente de suspicacia que atraviesa la Universidad de Puerto Rico, una de las más preciadas instituciones públicas de nuestro pueblo, debido a la cuestionada concesión de becas presidenciales, obliga a sus dirigentes a descargar su responsabilidad con una inexpugnable rendición de cuentas, la adopción de medidas de transparencia y la puesta en vigor de mecanismos correctivos rápidos y eficaces.
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La Universidad tiene que rendir cuentas al pueblo
Nota de archivo
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