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Hospital Panamericano
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7% de los boricuas vive con una enfermedad de salud mental

Depresión, ansiedad, bipolaridad y abuso de sustancias son los diagnósticos más comunes

23 de octubre de 2018 - 11:27 AM

Mire a su alrededor. Cuente cuántos son en el salón, en el lugar de trabajo, en donde sea que se encuentre. De cada diez adultos, estadísticamente uno lidia con una condición mental.

En términos porcentuales, se trata del 7.3% de los puertorriqueños entre las edades de 18 a 64 años, unas 165,497 personas.

Aunque en contexto el número puede parecer minúsculo (solo el 5% de la población para el 2017), la cifra es más que todos los residentes de Carolina (154,489), Ponce (140,859) o Caguas (129,604) —el tercer, cuarto y quinto municipio con mayor densidad humana—.

Cuando se trata de trastornos psiquiátricos, la cifra aumenta a 18.7%, es decir, dos de cada diez personas. Lo peor: cuatro de cada diez individuos que necesitan atención psicológica o psiquiátrica no la reciben.

Lo anterior resume el estado general de la salud mental en Puerto Rico, tal como develó el estudio epidemiológico más reciente del Instituto de Investigaciones de Ciencias de la Conducta del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.

El documento, publicado en diciembre de 2016, coincide con lo que psicólogos clínicos como Peter González, del Hospital Panamericano, han visto en la práctica diaria por espacio de 20 años: puertorriqueños con depresión, ansiedad, trastorno bipolar y abuso de sustancias. Estas, de paso, se encuentran entre las primeras cinco enfermedades de salud mental más diagnosticadas y tratadas en Estados Unidos, según la Asociación Americana de Psicología.

El estudio indica que la ansiedad (12.5%) es el trastorno psiquiátrico más común entre la población adulta puertorriqueña, seguida por los trastornos del ánimo o bipolaridad (10.4%) y depresión (9.7%). Dicho de otro modo, y remitiéndonos al párrafo inicial, de cada diez personas, es muy probable que una de ellas batalle con la ansiedad, la bipolaridad o la depresión.

Más de una década en deterioro emocional

Si bien son diversas las variables que inciden en la salud mental de una persona, González mencionó que la crisis económica que enfrenta Puerto Rico —que ya ronda los 12 años— es un factor de peso en el estado emocional de la población.

“Por regla general, a mayor recesión económica, mayor aumento en condiciones de salud mental, sobre todo en la depresión”, sostuvo el experto. Agregó, no obstante, que la crisis económica también incide en los casos de abuso de sustancias, ansiedad y bipolaridad.

“Esa incertidumbre de si tendré trabajo mañana, de si me van a despedir, de si me van a quitar mis días de vacaciones, de si me van a quitar el bono de Navidad, son preguntas que exacerban otros trastornos. Cada persona decide cómo maneja una situación que le afecta emocionalmente: sí hay quienes se deprimen, pero hay también quienes ingieren alcohol o consumen sustancias, quienes les da ansiedad y quienes, en un episodio de manía, compran compulsivamente”, anotó.

A la crisis económica se suma la experiencia que dejó en el colectivo el paso del huracán María hace ya un año, dijo González, al señalar que recientemente ha habido un aumento en casos de pacientes con episodios de ansiedad por el potencial paso de fenómenos atmosféricos.

El psicólogo clínico descartó que el género sea un factor en casos de enfermedades mentales, aunque reconoció que con respecto a la depresión —a su juicio, la enfermedad de salud mental más prevalente en Puerto Rico— la mujer tiende a buscar ayuda en una etapa más temprana que el hombre, quien espera a “tocar fondo, porque el varón piensa que si tiene una condición psiquiátrica es ‘débil’”.

Cómo saber si necesitas ayuda

A diferencia de un dolor físico —del que hay certeza de su padecimiento— las enfermedades mentales son más difíciles de identificar. La primera señal, empero, es la existencia de una alteración en la rutina diaria.

“Toda enfermedad mental gira en torno a un componente de normalidad que se ve afectado. Yo puedo estar triste. Eso no quiere decir que tenga un episodio de depresión. Pero cuando yo no puedo funcionar, cuando no puedo ejercer mis funciones en el trabajo o en la casa como de ordinario, ahí es que debo preocuparme, porque veo que todo lo que hacía antes ya no lo puedo hacer, no por incapacidad física, sino por mi estado emocional”, ejemplificó González.

Llegado este punto, la recomendación es buscar atención profesional en un trabajador social, psicólogo o psiquiatra. González dijo que, en la etapa inicial, sacerdotes o líderes religiosos con preparación en esta área clínica pueden ayudar a estabilizar la persona y coordinar un tratamiento formal. Este último dependerá de la gravedad de la situación que enfrente el individuo y podría variar desde visitas médicas hasta internados en instituciones de salud mental como el Hospital Panamericano.


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