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Dolor de pecho en niños y adolescentes: más común de lo que se piensa

No necesariamente se trata de una condición cardiovascular

26 de febrero de 2020 - 10:00 AM

Cuando Carla (seudónimo) estaba en tercer grado comenzó a tener problemas respiratorios y dolor de pecho. Siendo tan pequeña, su molestia nada tenía que ver con alguna condición cardiovascular. Estos eran los efectos del trauma que le causaron las discusiones y el divorcio de sus padres.

La situación de Carla no es aislada. De acuerdo con Ana Finch, cardióloga pediátrica del Centro Médico Episcopal San Lucas, el dolor de pecho no tiene edad y puede deberse a diversas razones.

“Se puede experimentar desde los tres años, pero en la adolescencia –entre los 12 o 13– es cuando más se quejan”, aseguró.

En los adultos, el dolor de pecho tiende a estar asociado a condiciones cardiovasculares. En los niños, solo uno de cada 100 es de origen cardíaco, mencionó la experta. En los menores, este dolor casi siempre es causado por situaciones emocionales o condiciones gastroenterológicas, respiratorias, musculares o del sistema psicomotriz.

Importante el diagnóstico médico

Cuando un menor tenga dolor de pecho, la experta aconsejó que los padres lo lleven a evaluar con un médico. Hay casos en los que el dolor es detrás del esternón, lo que provoca que el niño se ponga pálido, sudoroso, frío o sienta taquicardia. En otros casos puede ser un dolor constante que va y viene. Este se convierte en un patrón que se manifiesta dos o tres veces a la semana.

Si el menor no es evaluado y no recibe tratamiento, pueden haber cambios en su estado de ánimo; de ser un niño activo puede dejar de serlo, ejemplificó la doctora Finch.  

Aunque el tratamiento va a depender de la condición, entre las recomendaciones para prevenir estas molestias están: la hidratación, la actividad física –en especial ejercicios de relajación– y disminuir el consumo de bebidas carbonatadas, “porque causan mucha inflamación y taquicardia”.

Si el dolor es de origen gástrico, hay que llevar una dieta saludable. Si el dolor es a causa del estrés, las actividades físicas pueden ayudar a disminuirlo. Si la causa es una condición cardíaca –como una pericarditis– se maneja con un tratamiento específico.

“Una vez pasa la crisis, el paciente se recupera”, aseguró la especialista del Centro Médico Episcopal San Lucas.

Así sucedió con Carla, que con ejercicios y distracciones, venció su trauma.


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