Jóvenes emprendedores relatan sus experiencias de negocio
Jóvenes emprendedores relatan sus experiencias de negocio
“Un emprendedor está siempre en constante comienzo”. Así opinó la empresaria Valerie Rodríguez Meléndez, quien, junto a su esposo, desarrolló su propio negocio en 2017.
Al igual que ella, son muchos los jóvenes emprendedores que todos los días se aventuran a abrir sus propios comercios y brindan servicios a la ciudadanía.
Constancia, liderazgo, trabajo en equipo, pasión y dedicación son algunos de los atributos que debe tener un emprendedor. Sin embargo, no siempre es suficiente contar con estas cualidades. Y es que la falta de apoyo financiero figura como el peor enemigo de muchos proyectos que necesitan una inversión inicial o que, en pleno curso de su desarrollo, puedan requerir de una ayuda adicional para cumplir con sus aspiraciones.
Pese a las dificultades que pueden enfrentar, Rodríguez Meléndez y su esposo trabajan sus proyectos siempre con una sonrisa en sus rostros.
La empresaria, quien tiene una cafetería en el pueblo de Guaynabo —municipio del cual se considera “hija adoptiva”— recuerda con tono de angustia los retos que encaró para apoyar a su comunidad tras el embate del huracán María. A pesar del desastre que provocó el ciclón, Rodríguez Meléndez no se detuvo y continuó brindando servicio en su cafetería, a veces hasta de forma gratuita.
Similar a Rodríguez Meléndez, el joven empresario Juan Carlos Molina Marrero tampoco se amilanó y decidió lanzar su empresa, ‘La Placita del Mercado de Guaynabo’. Desde este espacio, el agricultor trabaja en solidaridad con otros agricultores al comprarles sus productos frescos, mientras mantiene vigente el legado de su padre. A pesar de que, en ocasiones, se ha menospreciado el oficio del agricultor y sus productos han sido tildados como “de menor calidad”, Molina Marrero desmiente esta noción todos los días mediante su labor. Asimismo, asegura que los alimentos naturales no procesados generan bienestar.
Desde tempranas horas de la mañana, el carismático agricultor está disponible para vender sus productos en La Placita. Su tenacidad lo llevó a incursionar en el uso de herramientas tecnológicas para acercarse más a sus clientes. Por ejemplo, durante la pandemia, Molina Marrero continuó vendiendo sus productos mediante el servicio de “pick up” o recogido.
Similar a otros emprendedores, Molina Marrero ejemplifica lo que es construir un futuro mientras sirve a su comunidad de una manera positiva sin olvidar de dónde vino.
Por otro lado, la empresaria Tatiana Méndez Velázquez —quien es egresada de la ‘Incubadora de Negocios Ahora’, de la Cooperativa La Sagrada Familia— nos acerca al denominado ‘glamping’ mediante su empresa, ‘Sierra Linda Glamping’. El proyecto empresarial se posiciona como uno ecoamigable y con responsabilidad social. La compañía de Méndez Velázquez se basa en ir a acampar pero con lujos. Este emprendimiento abre paso a otro tipo de turismo en la isla y fortalece la unidad de su comunidad, que ha estado muy atenta a sus logros.
Asimismo, estos emprendedores consideran que el respaldo de la Cooperativa La Sagrada Familia ha sido clave en el desarrollo de sus respectivos proyectos empresariales. Y es que para estos empresarios, más allá de lo monetario, la institución ha impulsado sus sueños y sus metas.
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