Conoce los riesgos y qué puedes hacer para controlarla a tiempo
Conoce los riesgos y qué puedes hacer para controlarla a tiempo
39 millones de niños menores de cinco años son obesos, estima la Organización Mundial de la Salud. Esto los pone en riesgo de desarrollar diabetes, hipertensión y dislipemia (altos niveles de colesterol y triglicéridos).
“El problema de obesidad infantil empieza desde antes del primer año de vida. Al darle biberón con leche de fórmula, leche fortificada y en ocasiones hasta con azúcar, incentivamos patrones de sobrealimentación a temprana edad. Además, aunque existen guías de introducción de alimentos, a veces las mamás hacen sus propias guías y el bebé comienza a consumir más de lo que necesita”, planteó la doctora Edna Dolz, nutricionista y directora del Internado en Nutrición y Supervisora de Nutrición del Departamento de Salud (DS).
En los adultos, la obesidad se determina mediante el índice de masa corporal –que considera la estatura y el peso–. En los niños, sin embargo, se considera su etapa de desarrollo. Por esto es importante que el pediatra mida y pese al niño en todas las visitas.
Para combatir la obesidad infantil se recomienda que el niño haga al menos 60 minutos de actividad física al día –ya sea jugando en el patio, bailando o caminando–. Otro freno a la obesidad es comer en porciones adecuadas.
“En el cuento de Ricitos de Oro y los tres osos, ella encontraba el plato pequeño, el mediano y el grande. Si Ricitos entrara en una de nuestras casas, probablemente encontraría platos iguales. Al servirle a los niños como adultos los estamos sobrealimentando”, detalló la doctora Yiselly Vázquez, educadora en salud pública de la Secretaría Auxiliar de Salud Familiar, Servicios Integrados y Promoción de la Salud del DS.
Vázquez indicó que, para los adultos, la porción recomendada de arroz es una taza –equivalente a un puño–. “Si hay una diferencia entre el puño de mamá y el del niño, la cantidad de comida tiene que ser distinta también”, apuntó.
La profesional de la salud recomendó meriendas bajas en azúcar, sodio y grasa. Para incentivar a los infantes a comer más saludable, las familias pueden llevarlos al supermercado para seleccionar los alimentos nutritivos, así como darles tareas al prepararlos..
Otra estrategia es servirles la comida de maneras distintas y con muchos colores, o cortando las porciones en formas divertidas. Y, por último, comer saludable frente a ellos. “Los niños aprenden observándonos: si los adultos no consumen frutas, no podemos esperar que los niños lo hagan”, agregó Vázquez.
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