

19 de marzo de 2025 - 11:10 PM
El 18 de marzo de 2025 marcó una fecha importante en la industria aeroespacial. Ese día, los astronautas Suni Williams y Butch Wilmore se despidieron de la Estación Espacial Internacional (EEI) y finalmente regresaron al Tierra tras permanecer varados en el espacio más de nueve meses.
Wilmore y Williams regresaron a bordo de una cápsula de SpaceX que acuatizó cerca de la costa de Tallahassee. Fueron miles los que fijaron sus ojos en el regreso del Crew-9.
Mientras, en Puerto Rico, los entusiastas del espacio también estaban pendientes a un experimento gestado en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), que recién se había acoplado a la EEI.
Lo que el doctor David Suleiman Rosado, director y catedrático del Departamento de Ingeniería Química (INQU) del RUM, no se imaginaba es que, a bordo de la cápsula destinada a regresar a los astronautas a tierra firme, también viajaría el sistema de purificación de agua del RUM, una noticia que le sorprendió y emocionó.
“No lo pude creer. Los hicieron (los experimentos) inmediatamente. Está en la Tierra ya”, expresó con gran asombro a El Nuevo Día.
“Yo entendía que lo más importante de esa misión era rescatar a esos astronautas que llevaban mucho tiempo. Vi cuando la cápsula estaba llegando. Jamás me imaginé que mis membranas estaban ahí con ellos. Uno se emociona aun más todavía”, confesó.
La teconología gestada en el RUM se trata de un sistema de purificación de agua que despegó el 14 de marzo, a las 7:03 p.m., como parte de la misión “NASA’s SpaceX Crew-10“. El sistema emprendió el viaje a bordo de una cápsula Dragon de SpaceX, tripulada, que se acopló a la EEI el 16 de marzo, a las 12:00 a.m.
“El experimento realmente dura 12 horas. Son seis cartuchos y dos horas por experimento”, explicó, Suleiman Rosado, quien estuvo a cargo, junto con sus estudiantes, de desarrollar la propuesta y tecnología.
“Es un sistema de membranas nanoestructuradas poliméricas que tiene como objetivo primordial purificar y reciclar la orina. La orina es 97% agua, pero tiene diversos contaminantes que debemos remover antes de volver a tomarla”, abundó.
Según la Sociedad de Astronomía del Caribe (SAC), el purificar y reciclar el agua en el espacio es esencial, puesto a que, debido a su peso, llevar un galón al espacio tiene un costo de entre $9,000 y $83,000.
Hace cinco años, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) hizo un llamado de propuestas y, en ese momento, el profesor y sus sus estudiantes comenzaron a estudiar los polímeros y la posibilidad de utilizarlos para lograr dicha separación.
Sin embargo, no fue hasta principios de 2025 que surgió un llamado del Fideicomiso de Ciencia y Tecnología que llevó a los investigadores a someter su propuesta y a refinar el sistema.
Suleiman Rosado explicó que la EEI actualmente cuenta con un sistema de separación en el que se utiliza una técnica llamada destilación, mediante la cual se calientan y separan las sustancias por diferencias en los puntos de ebullición.
“Tiene un sistema que recoge no solamente los desperdicios humanos, pero recogen el agua de la humedad. Todo tipo de agua va directamente a un sistema que fluye a través de unas tuberías y eventualmente llega a este sistema de destilación (...) Pero este proceso requiere muchos mecanismos porque además tiene una bomba para asegurarse que va moviendo este fluido a través de la tubería”, precisó.
Sin embargo, pese a que se trata de la técnica de separación más utilizada, el doctor aseguró que es la que más energía requiere.
Por esa razón, los investigadores del RUM optaron por desarrollar una tecnología más sencilla mediante la cual, durante el período de prueba, los astronautas solo deberán colocar los cartuchos, que contienen membranas nanocompuestas, en un sistema que simula una bomba.
“Todo está contenido en los cartuchos. Están los fluidos, están las líneas, está todo. Ellos simplemente ponen ese cartucho en un sistema como una bomba y lo que hace es que al moverse va a mover el fluido de una celda a otra. Hay una celda de membrana en el medio y la membrana es la que va a permitir que solamente unas cosas pasen y otras cosas no pasen. Al cabo de dos horas, una vez ellos apagan y sacan el cartucho, ya la separación tuvo que haberse dado”, explicó sobre el funcionamiento del dispositivo.
Suleiman Rosado resaltó que la intención es recibir los cartuchos para estudiarlos y ver cómo el sistema de membranas se comportó en el espacio.
“Esperamos que todo sea exactamente igual que lo que ocurre en la Tierra porque lo que entendemos es que el mecanismo de transporte (mediante membranas) está primordialmente influenciado por la química y no necesariamente por la gravedad, es decir, la carencia de fuerzas boyantes en el espacio”, sostuvo.
Para esta tecnología, el equipo del RUM implementó varias técnicas de ingeniería, como la osmosis directa, un mecanismo que permite la separación de la urea y el agua, dos moléculas difíciles de separar.
El catedrático indicó que, como parte de la misión, Rhodium Scientific coordinó la logística y el análisis de riesgo del experimento.
“Además de tener agua pura de nuevo, el sistema nos permitiría tener todos los contaminantes en un lado, que podrían ser utilizados como fertilizantes para plantas para poder obtener alimentos y, al mismo tiempo, obtener oxígeno, que son los tres elementos más importantes que necesitamos: agua, oxígeno y alimentos para poder mantenernos en una atmósfera sostenible”, concluyó.
El profesor explicó que los cartuchos regresaron a la Tierra en un contenedor y serán enviados al Kennedy Space Center donde se realizarán estudios de peso para tener una idea de la purificación entre las celdas.
“Después, les pedimos que nos envíen todo a Mayagüez donde vamos a hacer todo el análisis químico y el análisis de las membranas para ver cómo se comportaron en el espacio”, explicó.
¿Qué celdas debemos crear? ¿Cómo lo hacemos? ¿Cuál es su funcionalidad? Estas fueron algunas preguntas que Suileman Rosado y el candidato doctoral Juan Camilo Rivera Díaz se hicieron al momento de crear las membranas.
La idea primordial es comparar cómo se comportan estas membranas en microgravedad versus cómo se comportan en la Tierra y en condiciones naturales, lo que podría dar paso a su aplicación en distintos campos, indicó el profesor.
“La realidad es que entender más detalles de este mecanismo de transporte es útil para tantas separaciones. Nosotros hacemos separaciones de gases y separaciones de líquidos”, señaló.
“Estas membranas pueden ser utilizadas para cosas como hemodiálisis. Hay otro tipo de diálisis que se llama diálisis peritoneal, que de una manera u otra también puede beneficiarse”, explicó.
De igual forma, expresó que perfeccionar esta tecnología también permitiría utilizarla en zonas donde comunidades tengan acceso limitado a agua potable.
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