Noticia
Basado en hechos que el periodista haya observado y verificado de primera mano, o en información verificada que proviene de fuentes bien informadas.
Nanichi y Bajarí, dos manatíes rescatados, regresan al mar Caribe en una apuesta por la repoblación de su especie

Los mamíferos, de más de 470 libras, estuvieron más de dos años en preparación para su reintroducción a las costas boricuas

14 de enero de 2025 - 12:09 PM

Ambos animales tienen tres marcas que les identifican: un microchip debajo de la piel, un número en su lomo y una marca en la cola. (Alejandro Granadillo)

Cabo Rojo - Eran las 9:34 a.m. de este martes cuando un camión descendió hasta la bahía de Bramadero, en este municipio, la última parada de sus pasajeros, Nanichi y Bajarí, dos manatíes rescatados en la costa sur de Puerto Rico.

En un ambiente sereno, se abrió la puerta trasera del vehículo. Ahí, estaban la hembra, de 472 libras, y el macho de 485, listos para su reencuentro con su hábitat natural. La emoción de los presentes y el intenso sol de media mañana pintaban el escenario perfecto para este hito, que marca una apuesta por la repoblación de esta especie caribeña en peligro de extinción.

“Estos dos manatíes van a contribuir a la repoblación de la especie que está en peligro de extinción aquí. Una hembra puede reproducir en su vida casi 20 manatíes. Así que Nanichi es sumamente importante, porque puede ser la que tenga la clave para repoblar 20 manatíes más a nuestra población”, indicó el oceanógrafo y técnico veterinario acuático Antonio Mignucci, director del Centro de Conservación de Manatíes del Caribe (CCMC), donde rehabilitaron y prepararon a los mamíferos para su reinserción al mar.

A su llegada, un equipo de algunas 15 personas alzó la camilla en la que cada ejemplar viajó desde Bayamón. Al bajar del camión, cada manatí fue ubicado en una carpa preparada para cerciorarse de que su salud permaneciera óptima para entrar al agua.

Para las 10:03 a.m., ya había un nuevo manatí en la costa oeste de Puerto Rico. Bajarí estaba nuevamente en su hogar caribeño. Luego, le tocó el turno a Nanichi. En cuestión de minutos, la manatí que carga con la esperanza de reproducir su especie también hizo su entrada triunfal, empapando a quienes la llevaron a su reencuentro con el mar.

Mientras exploraban la bahía, se escuchaba que algunos voluntarios informaban “respiró”, cada vez que alguno de los animales asomaba su cabeza para tomar aire. Los abrazos, aplausos y alguna que otra lágrima sellaron el sublime y efímero momento.

“Es un gran logro. La gente ve esto un día, una liberación, pero es el resultado de un esfuerzo titánico de muchos voluntarios, agencias, entidades, desde que se rescataron hasta que se liberan. Lo hacemos porque hay un compromiso con la especie, porque sabemos lo que significa la especie no solo para la conservación, sino para el medioambiente, su rol en el sistema marino. Apostamos a eso y no nos quitamos”, destacó la bióloga marina Nilda Jiménez, coordinadora del Programa de Especies Protegidas del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).

Rescate y preparación

La travesía para llegar a este día tomó entre dos y cuatro años. Luego de estabilizar a los manatíes tras sus rescates, su dieta evolucionó de leche artificial a vegetales y, finalmente, yerbas marinas.

En el caso de Bajarí –nombre taíno que significa “respeto”–, el camino comenzó en verano de 2020.

“Él apareció solito en la playa, en Arroyo. Tenía edemas y úlceras en los ojos, que sucedieron antes de él nacer. Por tanto, estaba ciego”, explicó Mignucci.

El tratamiento que condujo la veterinaria oftalmóloga Dineli Bras hizo que, en apenas semanas, el animal recobrase su vista, algo necesario para su subsistencia en el mar.

“No hay casi ni evidencia de cicatriz en la córnea. Buena pupila. No hay cataratas, no hay inflamación intraocular. Se graduó. No hay ni cicatriz del absceso”, dijo Bras, emocionada, mientras analizaba los diminutos ojos de su paciente, previo a su liberación.

Por otro lado, Nanichi –cuyo nombre taíno significa “mi corazón”– fue rescatada en abril de 2022.

“Parece que ella nació en la marina de Salinas, porque nos reportaron el alumbramiento de una manatí con su bebé recién nacido. Luego de eso, no se volvió a ver a la pareja y, a los tres días, apareció ella solita en Santa Isabel. Entendemos que, habiendo nacido en la marina, un bote la desplazó de su mamá y la bebé manatí flotó hacia el oeste hasta llegar a Santa Isabel, y allí la encontraron varada”, explicó Mignucci.

Monitoreo por seis meses

Ambos mamíferos tienen tres marcas que les identifican: un microchip debajo de la piel, un número en su lomo y una marca en la cola. También, tienen un transmisor amarrado que permitirá rastrear su ubicación y la ruta que sigan en el mar.

Mignucci instó a las personas a que informen al CCMC si ven a los manatíes, para constatar que están bien, y a que no les toquen o alimenten.

“Ellos ya se graduaron, tienen que hacer su vida ahí. No queremos que estén mangoneándolos”, abundó, al enfatizar en que los nautas no deben removerles el transmisor que tendrán en su cola por espacio de seis meses.

En tanto, Jiménez exhortó a los nautas a la prudencia y precaución, que incluye que las embarcaciones vayan a una velocidad baja en las aguas que tengan 10 pies o menos de profundidad.

“Los estamos liberando en el área oeste y tenemos unas tasas de mortandad altas, muchas veces, por las embarcaciones. Es un llamado a los nautas, que se acuerden de ellos cuando están en el agua. Si estás cerca de la orilla, las posibilidades que haya un manatí son altas, porque esa es su área”, sostuvo.

Categoría de la especie

Jiménez también alertó que el Servicio federal de Pesca y Vida Silvestre lanzó una reconsideración para que la subespecie caribeña de los manatíes se mantenga en la lista de los animales en peligro de extinción, y no pase al grupo de los animales amenazados, como se había propuesto previamente.

“Amenazados es que su sobrevivencia como especie está difícil, pero hay una posibilidad. En peligro de extinción, algo tenemos que hacer porque se nos va”, explicó la bióloga sobre ambas categorías.

El DRNA se opuso la reclasificación de la subespecie caribeña, pues la población en Puerto Rico se estima entre 300 y 400. Mientras, para que se considere una “población estable”, el número debe sobrepasar los 3,000 manatíes.

Popular en la Comunidad


Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: