Una brutal crisis avanzó este año, sin que, a horas de iniciar el 2025, el DRNA haya hecho público un plan concreto para frenar la delicada situación
Una brutal crisis avanzó este año, sin que, a horas de iniciar el 2025, el DRNA haya hecho público un plan concreto para frenar la delicada situación
29 de diciembre de 2024 - 8:00 AM
Si bien son diversas las crisis ambientales en Puerto Rico, en 2024, fueron las serpientes invasoras –particularmente la pitón reticulada y la boa constrictora– las protagonistas de un problema apremiante y sin un plan correctivo concreto por parte del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).
Por años, se han registrado avistamientos de estas especies a través de la isla, entendiéndose como aislados. Este año, sin embargo, el aumento en frecuencia dio pista de una situación que, reconocen expertos, es difícil de frenar y revertir.
En respuesta al aumento desmedido de encuentros con serpientes exóticas de gran tamaño y su potencial impacto ecológico y en la seguridad, el DRNA emitió, el 17 de junio, la Orden Administrativa 2024-05, que declaró como invasoras o perjudiciales tanto a la pitón reticulada como a la boa constrictora, así como la culebra de espalda rayada. La orden consideró estas especies como “dañinas y peligrosas”, y permitió su caza “sin límite de cantidades”.
La medida firmada por la secretaria saliente del DRNA, Anaís Rodríguez Vega, estableció que estas serpientes “están amenazando los ecosistemas terrestres, las especies nativas, las áreas agrícolas, la salud y seguridad de nuestra ciudadanía”.
La pitón real y la culebra jarretera fueron declaradas como “invasoras” y, junto a las otras tres especies, se autorizó su caza ilimitada por cazadores deportivos licenciados o ciudadanos con permiso del DRNA.
Poco después de entrar en vigor la orden del DRNA, el alcalde de Naranjito, Orlando Ortiz Chevres, declaró, a principios de agosto, un estado de emergencia para atender lo que catalogó como un alza de culebras invasoras en su pueblo, en particular, pitones reticuladas.
“Anteriormente, era una (culebra que se veía) esporádicamente, pero estamos ya promediando avistamientos diariamente, y lo más que nos llama la atención es que primero estaban cercanas al río La Plata, pero ya se han movido a otros lugares y la parte de la zona urbana”, relató entonces.
En busca de pitones reticuladas, personal de la Unidad de Vida Silvestre del Cuerpo de Vigilantes del DRNA inició ese mes, junto con personal de la Policía Municipal y Manejo de Emergencias Municipal, una serie de inspecciones y charlas en las escuelas de Naranjito, al tiempo que recibían otras llamadas de avistamientos y capturas.
En Puerto Rico, la pitón reticulada está genéticamente relacionada con serpientes de la región del sudeste asiático, especialmente de Tailandia, Vietnam, Malasia Oriental y Singapur, confirmó un estudio liderado por Leslie Rivera Ocasio, catedrática de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Bayamón.
Sobre la amenaza que representa esta serpiente –vista y capturada en, al menos, 13 municipios–, Rivera Ocasio alertó, en octubre, que no puede descartarse que un ser humano se convierta en su presa, por lo que las autoridades deben actuar con urgencia y rapidez.
“En su hábitat natural, ha habido casos de consumo humano, lo que significa que nosotros, los humanos, hemos sido presas de ese animal. Al momento, no hemos observado un ataque directo a un niño, por ejemplo, que es una presa de un tamaño que estas serpientes pudieran manejar, pero, en la medida que no se ataque este problema con urgencia, eso puede ocurrir”, puntualizó.
La pitón reticulada es conocida como la serpiente más grande del mundo.
También en octubre, la cotorra puertorriqueña –en peligro de extinción y símbolo de la fauna endémica– se convirtió en presa de la boa constrictora, confirmó el hallazgo del sensor de un polluelo en el estómago de una de estas serpientes, mientras era estudiada en el Laboratorio de Ecología y Conservación de Vida Silvestre de la UPR en Mayagüez, que dirige Alberto Puente Rolón.
El experto precisó, entonces, que la boa que se comió al polluelo fue capturada por el DRNA, el 11 de julio, en el Bosque Estatal de Maricao. Fue eutanasiada, congelada y, posteriormente, procesada en el laboratorio, el 6 de septiembre.
La boa constrictora ha sido avistada y capturada de forma silvestre en Puerto Rico, al menos, desde 2011 y su población actualmente se presume desmedida.
Roberto Méndez Martínez, ex secretario interino del DRNA, aseguró, tras el hallazgo, que la agencia “siempre ha estado activamente bregando con el control”. Admitió, sin embargo, que no sería hasta ahora, con evidencia física de riesgo directo para la cotorra, que el DRNA podría solicitar fondos y llevar a cabo planes de acción y protección directa de la especie.
“Parte del plan estratégico que estamos trabajando es adiestrar a los vigilantes, y todo el voluntariado y el Cuerpo de Manejo de Emergencias, para que, cada vez que sale un avistamiento, se tomen todos los datos, tamaño, especie, exactamente en qué lugar (se avistó), porque eso nos va a permitir crear un sistema de monitoreo por toda la isla para ver qué tendencias hay”, argumentó entonces.
Tras estas publicaciones, el DRNA no ha informado sobre planes concretos ni fondos federales solicitados para atender la crisis.
Al tiempo que el DRNA amplió su permiso de caza para incluir serpientes invasoras, aún permite la importación y venta de otras en esa misma categoría, como la pitón real o “ball python”, cuya amenaza al ecosistema local ya fue reconocida por la propia agencia; una contradicción que, a juicio de expertos, pone en peligro cualquier esfuerzo de contención de estas especies.
Pese a las políticas contenidas en la orden del 17 de junio, El Nuevo Día corroboró que la pitón real, por ejemplo, sigue consiguiéndose en reconocidas cadenas de venta de animales, como Petco y PetSmart.
Este medio corroboró, igualmente, que hay venta activa, al menos, de la pitón real, a través de plataformas digitales como Clasificados Online y Facebook Marketplace, en las que no queda claro si existe un permiso vigente de venta.
Aunque se solicitó reiteradamente, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (USFWS, en inglés) no estuvo disponible durante el año para reaccionar a la crisis ambiental que representan estas serpientes.
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