33 años, 4 meses y 19 días: ese es el tiempo que ha transcurrido desde que Moisés, el manatí, fue rescatado en 1991 cuando varios pescadores encontraron a una pequeña cría nadando en las aguas de un caño bajo el puente de la avenida Los Dominicos, en Levittown.

El mamífero pronto se convirtió en un ícono, en la década de los 90. Después de todo, se trataba del primer manatí rescatado en la isla.

Pero lo que el doctor Antonio Mignucci, director del Centro de Conservación de Manatíes y su principial cuidador, no se esperaba es que 33 años después su “muchacho” continuara vivo y “haciendo de las suyas”.

“Moisés, mi primer paciente manatí en Puerto Rico, sigue vivo y prosperando en libertad en la naturaleza. ¿Quién lo habría adivinado?", escribió en una publicación en sus redes sociales al compartir el más reciente avistamiento de Moisés.

El manatí fue captado, este lunes, por la vigilante Jomayra Sánchez del Cuerpo de Vigilantes del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA). El mamífero, tan querido por el pueblo, nadaba en una zona entre Ceiba y Naguabo, región que se ha convertido en su hogar.

“Se veía todo en orden. Nos alegra mucho que, después de 33 años y todo ese tiempo, esté todavía vivo y haciendo de las suyas ahí”, expresó en entrevista con El Nuevo Día el también profesor de Ciencias Marinas de la Universidad Interamericana de Bayamón.

De acuerdo con Mignucci, Moisés es un manatí geriátrico, pues esta especie tiene una expectativa de vida entre unos 15 a 25 años.

“El hecho de que Moisés haya sobrevivido todo ese tiempo y siga poniendo el récord en alto de cuánto puede vivir un manatí de Puerto Rico es muy importante porque eso quiere decir que, mientras más él esté allá afuera viviendo, más posibilidades hay de que él contribuya a la genética de su población”, explicó Mignucci, quien estuvo presente en la vida de Moisés desde su rescate hasta su liberación.

En la más reciente publicación del también oceanógrafo y técnico veterinario, ciudadanos expresaron su emoción ante el avistamiento de Moisés. Sin embargo, algunos hicieron eco de la gran interrogante: ¿Moisés tiene bebés? ¿Se sabe si es papá?

Mignucci explicó que, contrario a como ocurre con algunos animales y especies en la naturaleza, no existe tal cosa como la “familia de manatíes”.

“Uno sabe si una manatí hembra tuvo un bebé o no porque la ve con la cría. Sin embargo, los machos las impregnan y se van. Buscan su novia y, una vez terminan de enamorarla, se van y siguen su vida. No se quedan con los bebés”, abundó.

“La familia de manatíes en realidad no existe como tal. Siempre es la mamá con su bebé y su bebé del año anterior”, señaló.

El director del Centro compartió que, en días recientes, trabajaban un rescate en Salinas cuando vieron a Tuque, otro de los manatíes rehabilitado y liberado por la entidad.

“Estaba enamorando a la manatí que estábamos tratando de rescatar. Él muy travieso”, expresó mientras se reía al recordar la anécdota.

Pese a que Moisés no ha sido visto en el acto de reproducción, Mignucci no descarta que hayan pequeños “Moisesitos” explorando las aguas, debido al extenso tiempo que el manatí lleva en su hábitat.

“Lo que más nos llena de regocijo es que él está allí contribuyendo a la población a sacarla del peligro de extinción. O sea que no solamente fue la canción de Moisés que hizo Tony Croatto la que cambió la vida de los manatíes en Puerto Rico, sino que él mismo también está haciendo lo necesario para poder sacarlos del peligro de extinción”, reflexionó.

Más allá de resaltar la importancia de los manatíes para los ecosistemas de Puerto Rico, Mignucci hizo un llamado a los ciudadanos.

“Necesitamos que tengan empatía con la naturaleza y con los manatíes, siendo estos un ejemplo del resto de los animales. Respeten su espacio. Respeten su hábitat para que ellos puedan hacer el trabajo que tienen que hacer, que es sacarlos del peligro de extinción ellos mismos”, concluyó.