Washington D.C. - El presidente electo Donald Trump comenzará esta semana reuniones con líderes republicanos del Congreso, en momentos en que se busca comenzar a ordenar el proyecto de reconciliación fiscal que puede ir dirigido a fortalecer la seguridad en la frontera, reautorizar y revisar los recortes tributarios de la reforma contributiva de 2017 y tratar asuntos energéticos.

Trump recibirá este fin de semana a miembros del Freedom Caucus, que reúne a los más conservadores, a los presidentes de comités de la Cámara de Representantes y otro grupo de conservadores en su residencia del complejo hotelero Mar-A-Lago, en el estado de Florida.

Pero, Trump –quien tomará posesión el día 20 tras el Congreso certificar su triunfo–, también puede reunirse el miércoles en el Capitolio con senadores republicanos. Trump estará en Washington D. C. el miércoles para rendir tributo póstumo al fallecido expresidente Jimmy Carter.

La reunión con los miembros del Freedom Caucus –que tendría lugar el viernes–, es particularmente importante, pues sus integrantes son los más firmes proponentes de recortes fiscales y se opusieron al proyecto que dio continuidad hasta marzo al presupuesto, por incluir otros gastos federales.

La revisión de los recortes tributarios de hace ocho años, muchos de los que expiran en 2025, es una ventana que las autoridades de Puerto Rico quieren utilizar para tratar, otra vez, de impulsar alguna medida que impulse la inversión manufacturera en el archipiélago puertorriqueño.

El presidente electo Trump ha enviado mensajes conflictivos en torno a si debe haber un solo proyecto de reconciliación fiscal o si debe dividirse en dos, uno esta primavera y otro antes de que acabe 2025.

Trump y sus aliados en el Congreso quieren utilizar esa legislación –que permite eludir el filibusterismo del Senado, pues en vez de 60 votos para llevar una medida a votación final puede tramitarse con el apoyo de una mayoría de los senadores–, para avanzar la agenda conservadora propuesta durante la campaña, sobre temas de inmigración, contribuciones y energía, entre otras cosas.

Como candidato a la Casa Blanca, Trump quiere, además, imponer nuevas tarifas comerciales - de hasta 60% a China-, a productos importados, incluidos Canadá y México, que son parte del acuerdo de libre comercio de Norteamérica.

La legislación tiene que tener un impacto directo sobre el gasto federal, y no generar cambios significativos en política pública.

El líder de la mayoría republicana del Senado, John Thune (Dakota del Sur) ha indicado que seguirá las recomendaciones del parlamentario del cuerpo legislativo, para determinar si una medida o lenguaje del proyecto de reconciliación fiscal viola las normas senatoriales.

Thune dijo que incluir iniciativas que vayan en contra de las normas de un proyecto de reconciliación fiscal equivaldría a ir por encima de la regla del filibusterismo, que requiere 60 votos para llevar una medida a votación final.

El pasado domingo, Trump abogó, mediante sus redes sociales, por un solo proyecto de reconciliación fiscal. Pero, al otro día dijo que también aceptaría dividir los asuntos en dos proyectos que puedan aprobarse este año.

“Estoy abierto a cualquier opción tan pronto como logremos aprobar algo lo más rápido posible”, dijo Trump en el programa de radio del comentarista conservador Hugh Hewitt.

En el tema de inmigración, la legislación puede ayudar a financiar medidas que endurezcan la seguridad en las fronteras estadounidenses o que permitan implantar el plan del presidente electo para deportar a millones de indocumentados. Pero, los cambios en política pública requerirán legislación independiente y/o o decretos ejecutivos.

El presidente del Comité de Finanzas del Senado, el republicano Mike Crapo (Idaho), sostuvo que sea con uno o dos proyectos de reconciliación fiscal, aún se necesita “un plan”.