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Muere la exprisionera política puertorriqueña Dylcia Pagán

Cumplió casi dos décadas en cárceles estadounidenses tras ser convicta de “conspiración sediciosa” por ser integrante de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN)

1 de julio de 2024 - 6:24 PM

Pagán, quien tenía 77 años, fue liberada, el 7 de septiembre de 1999, al recibir clemencia del entonces presidente Bill Clinton. Desde entonces, vivió en Puerto Rico. (Xavier J. Araujo Berrios)

La exprisionera política Dylcia Noemí Pagán, quien cumplió casi dos décadas de cárcel por sus vínculos con las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) antes de ser liberada por el presidente Bill Clinton, murió el domingo en la noche en Carolina, confirmó este lunes su hijo Ernesto Gómez.

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Pagán, quien tenía 77 años, batalló por mucho tiempo contra deficiencias pulmonares. “Ya estaba muy mal, aunque quería aparentar que no lo estaba”, dijo Gómez, quien conoció realmente a su madre a los 11 años, cuando Pagán ya estaba en la cárcel.

Nacida en el condado del Bronx y criada en el antiguo barrio boricua de Manhattan, ambos en Nueva York, Pagán dedicó su vida a la lucha por la independencia, la organización comunitaria y la producción fílmica.

“Soy una mujer revolucionaria… Cuando ves la realidad existencial de nuestra gente, ves las contradicciones de sobrevivencia, haces un compromiso de vida. Yo creo en la libertad de mi país”, afirmó Pagán, cuyo padre fue cadete del Partido Nacionalista durante los años de Pedro Albizu Campos, en una entrevista que está en los archivos digitales de Grand Valley State University.

De niña, Pagán fue parte del elenco del programa de televisión de NBC “Children Hour”. En la década de 1970, fue productora de documentales investigativos y programas infantiles. También fue editora en inglés de un diario bilingüe en Nueva York.

Como estudiante en la Universidad de Brooklyn, ayudó a fundar una organización de estudiantes puertorriqueños.

El FBI la arrestó en Evanston, Illinois, y la acusó de “conspiración sediciosa” como integrante de las FALN, a la que el gobierno federal le atribuyó más de un centenar de atentados.

Dylcia fue y será una de las mujeres imprescindibles que dedicó su vida a la lucha de la independencia y soberanía de Puerto Rico. Gracias, compañera, venceremos
Oscar López Rivera y Clarissa López

Como sus compañeros de lucha, Pagán nunca reconoció la jurisdicción del gobierno de Estados Unidos y se declaró “prisionera de guerra”. Durante el juicio, se limitó a hacer una declaración inicial y otra de cierre. Nunca se le pudo vincular con algún atentado en particular.

Sin embargo, fue condenada a más de 60 años de cárcel, sumando las sentencias federal y estatal.

“Dylcia fue y será una de las mujeres imprescindibles que dedicó su vida a la lucha de la independencia y soberanía de Puerto Rico. Gracias, compañera, venceremos”, indicó el también exprisionero político independentista Oscar López Rivera, en una declaración junto a su hija Clarissa, quien fue una de las que recibió a Pagán a su regreso a Puerto Rico.

López Rivera y Clarissa López acompañaron su declaración con unas estrofas de un poema de Consuelo Lee Tapia de Corretjer, en el que sostiene, entre otras cosas, que “...donde me entierren, los coquíes cantarán contentos sobre mi tumba…”.

“Dylcia dio continuidad a la lucha de los nacionalistas. Junto a otros, recogió el batón de esa lucha nacionalista. Se trata de una mujer que sacrificó mucho, como mujer, incluso por tener que desprenderse de su hijo para protegerlo”, dijo Rita Zengotita, del Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico y activista.

Junto a miembros de las organizaciones clandestinas FALN y Los Macheteros, fue liberada, el 7 de septiembre de 1999, al recibir clemencia del presidente Clinton. Desde entonces, vivió en Puerto Rico, al que describió como “un paraíso invadido”, sin control sobre sus decisiones. Durante el último cuarto de siglo, tuvo su residencia en Loíza.

“Dylcia era una mujer brillante, preparada académicamente, formada culturalmente, que tenía también un porvenir brillante como cineasta. En Nueva York, se dedicó a promover en su trabajo la cultura latina, y abrió caminos a otros”, agregó Zengotita.

En medio de su activismo con las FALN y decidir irse a la clandestinidad, Pagán tomó la decisión de dejar a su hijo Ernesto, entonces de solo 13 meses de edad, con una familia mexicana que lo crio. Los arreglos fueron hechos por el poeta nacionalista, líder de la Liga Socialista y comandante de Los Macheteros, Juan Antonio Corretjer.

“Sabía dónde estaba”, dijo Pagán en la entrevista, al explicar que pensó que enviar a su hijo fuera de Estados Unidos y Puerto Rico le evitaría crecer bajo el escrutinio y persecución del FBI.

Al nacer, el nombre de Ernesto Gómez fue Guillermo Morales Pagán, como hijo de Dylcia Pagán y del también miembro de las FALN William “Guillermo” Morales, quien luego de ser arrestado y fugarse de un hospital de Nueva York, logró asilo político en Cuba, en 1988, vía México.

Mientras Pagán estaba encarcelada, Gómez comenzó a conocer a su madre biológica.

“En los últimos años, creo que estuvimos mejor. Pude hacer las paces con ella. Se quedaron muchas cosas sin resolver”, dijo Gómez, quien ahora tiene 45 años y, de adulto, adoptó oficialmente el nombre con el cual fue criado por sus padres mexicanos. Pero expresó satisfacción de que pudo estar con ella en mayo, en su último Día de las Madres, “cuando le dije que la quería”.

“Estoy en paz”, dijo Gómez, quien indicó que aún no se han terminado los arreglos, pero que su madre le había dicho que quería ser cremada y las cenizas esparcidas en El Yunque y el Río Grande de Loíza.

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