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Taína Caragol: “Me urge siempre darle visibilidad a nuestra diáspora y a su negociación identitaria como puertorriqueños”

La primera curadora de historia latina de la Galería Nacional de Retratos en Washington D.C. tiene entre sus propósitos presentar por medio del arte la compleja realidad de los boricuas en Estados Unidos

7 de diciembre de 2023 - 11:40 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 1 año.
Desde niña, Taína Caragol ha estado vinculada al arte. Aquí, la puertorriqueña posa en un salón de la Galería Nacional de Retratos en la capital federal. (LENIN NOLLY)

Washington D.C.– Como la primera curadora de arte e historia latina en la Galería Nacional de Retratos, la puertorriqueña Taína Caragol ha guiado durante la última década la transformación de la colección de ese vibrante museo de la capital estadounidense.

Ha creado un nuevo referente en la galería, que es parte de la Institución Smithsonian y está ubicado en el mismo corazón de Washington D.C.

Cuando llegó al museo, explicó Caragol, la representación latina-estadounidense se limitaba “a algunos retratos de líderes mexicoamericanos, como el líder sindical César Chávez, el político Dennis Chávez (primer latino en el Senado estadounidense) y una colección de unas 90 fotografías decimonónicas tomadas por el fotógrafo cubano radicado en Nueva York, José María Mora”.

¿Puertorriqueños? Entonces, casi ninguno.

“Con relación al resto de la colección permanente, los retratos de latino-estadounidenses constituían menos del 1%. Había poquísimos puertorriqueños representados. Me he dado a la tarea de ampliar la colección drásticamente. Ha crecido a más del doble de su tamaño en el 2013, cuando comencé mi trabajo”, indicó.

La curadora boricua posa en uno de los pasillos de la galería ubicada en el corazón de Washington D.C.
La curadora boricua posa en uno de los pasillos de la galería ubicada en el corazón de Washington D.C. (LENIN NOLLY)

Durante la pasada década, Caragol ha traído al museo unas 250 obras de latinos o sobre latinos. Ahora, 88 retratos son de artistas puertorriqueños o sobre puertorriqueños.

“Como curadora de arte e historia latino-estadounidense en la National Portrait Gallery, mi función es representar la historia de las comunidades latinas en Estados Unidos... Esas poblaciones llegan acá no únicamente a través de procesos migratorios, sino también a través de procesos de expansión territorial y política como la Guerra México-Americana y la Guerra del 1898 (también llamada Hispano-Americana)”, indicó Caragol.

Puerto Rico, en ese sentido, “ocupa un lugar muy particular y ambivalente en esta historia”, sostuvo.

“Por un lado, como isla, tenemos una historia e identidad cultural propias, pero vivimos bajo la soberanía estadounidense. Por otro lado, nuestra población diaspórica sobrepasa la población de la isla, retando simultáneamente lo que es ser puertorriqueño o estadounidense. Cuando adquiero retratos de artistas puertorriqueños para el museo, me interesa arrojar luz sobre esas complejidades políticas y culturales. Siempre le pregunto a los artistas si se sienten cómodos con que su obra forme parte de una colección nacional estadounidense, en lugar de puertorriqueña. Si eso les incomodara, hay otras opciones, como presentar la obra en calidad de préstamo. Me interesa representar a figuras puertorriqueñas que han navegado esa confluencia o encrucijada de nuestra realidad política a partir del 1898, y a la vez me urge siempre darle visibilidad a nuestra diáspora y a su negociación identitaria como puertorriqueños del otro lado del charco”, señaló.

La colección de la Galería incluye a artistas puertorriqueños como ADÁL, Antonio Martorell, Máximo Colón, Myrna Báez, Carlos Irizarry, Lorenzo Homar, Juan Sánchez, Miguel Luciano, Luis Álvarez, Rafael Ferrer, entre otros. Pero también retratos que representan a Marta Casals, Nicholasa Mohr, Julia de Burgos, Tato Laviera, Pedro Pietri, Rafael Ithier, Doña Fela, Rita Moreno, Miriam Colón, Tite Curet Alonso, Felícita Méndez y los Young Lords, entre muchos otros.

Caragol destacó que en las exposiciones temporales de la Galería Nacional de Retratos ha brillado la obra de artistas puertorriqueños como Francisco Oller, Francisco Rodón, Elsa María Meléndez, Adrián Román y David Antonio Cruz.

“La exposición más importante”

La curadora boricua tiene en cartelera –junto a la historiadora Kate Clarke Lemay, experta en temas militares, y con la asistencia de la puertorriqueña Carolina Maestre-, hasta el 25 de febrero próximo, la imponente exposición “1898: Visiones y Revisiones Imperiales de Estados Unidos”.

La curadora Taína Caragol durante una sesión de fotos en la exposición  “1898: Visiones y Revisiones Imperiales de Estados Unidos”.
La curadora Taína Caragol durante una sesión de fotos en la exposición “1898: Visiones y Revisiones Imperiales de Estados Unidos”. (LENIN NOLLY)

“Para mí ha sido la exposición más importante. Ha sido una culminación de un trabajo que llevamos haciendo por 10 años en el museo, arrojando luz sobre sucesos históricos y comunidades que han sido invisibilizadas… suprimidas. Poder hacer una exposición de tanta envergadura, con tanto espacio dedicado a esa historia, más de 7,000 pies cuadrados, para poder elaborar sobre ese capítulo histórico que define a Puerto Rico políticamente, culturalmente, históricamente, durante el siglo 20 y hasta el presente, ha sido bien importante”, dijo Caragol, en entrevista con El Nuevo Día.

Pero, además, Caragol subrayó el significado de poder presentar un enfoque comparativo, que permite “examinar esta historia de manera panorámica y poner a dialogar los contextos de Puerto Rico, Cuba, Hawai, Guam y las Filipinas”, lo que no se había dado en la escala que abarca la exposición.

Retrato de Lola Rodríguez de Tió, parte de la exposición en la Galería Nacional de Retratos en Washington D. C.
Retrato de Lola Rodríguez de Tió, parte de la exposición en la Galería Nacional de Retratos en Washington D. C. (LENIN NOLLY)

Una vida ligada al arte

La experta en la historia, el cuidado y la conservación de obras de arte ha estado expuesta a este campo desde niña. Por la casa de sus padres -en las residencias de profesores de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Cayey (su madre es profesora de Francés, Humanidades y Literatura Antillana, y su padre consultor ambiental)-, se paseaban grandes artistas como Antonio Martorell, Daniel Lind, Diógenes Ballester, María Elena Perales y Heriberto Nieves.

Aunque la literatura y los artistas eran comunes en su hogar –y en los ratos de ocio su familia visitaba museos-, no fue hasta la universidad que Caragol optó por una carrera en las artes. Destacó la inspiración que obtuvo en las clases de historia del arte de la UPR con Teresa Tió y María del Pilar González. Y la importancia del seminario de la profesora Maribel Ortiz, en el Departamento de Estudios Generales del Recinto de Río Piedras de la UPR, sobre la historia de la literatura de la diáspora puertorriqueña.

“Esa clase y mi interés incipiente en ese momento en la historia del arte me volcaron hacia el estudio del arte de la diáspora puertorriqueña… Me despertó un interés bien profundo en estudiar el fenómeno de ser puertorriqueño fuera de la isla”, dijo al mencionar el encuentro con la producción literaria de Bernardo Vega, Jesús Colón,Nicholasa Mohr, y poetas como Sandra María Esteves y Pedro Pietri.

La obra "Porto Rican Cotton Picker", de Miguel Luciano, está en exhibición en el museo.
La obra "Porto Rican Cotton Picker", de Miguel Luciano, está en exhibición en el museo. (LENIN NOLLY)

Lo próximo fue hacer la tesina del programa de honor sobre los artistas del movimiento nuyorican y los artistas visuales boricuas de Nueva York. Aunque se fue a hacer una maestría en Francés en el Middlebury College de Vermont, “cada vez más” buscaba un enfoque interdisciplinario. “Cuando terminé esa maestría, decidí enfocarme de lleno en la historia del arte”, dijo.

Completó un doctorado en el Centro de Posgrado del Sistema Universitario de la Ciudad de Nueva York (CUNY). Y se mudó al antiguo barrio boricua de Harlem “para poder vivir lo que estaba estudiando”, en momentos –los años de 2001 a 2010- en que comenzaba la batalla contra la gentrificación. “Me hice muy cercana a los artistas del Taller Boricua que estaban en ese momento allá”, narró, al indicar que “según se fue prolongando mi estadía en los Estados Unidos, pues mis intereses se fueron dirigiendo hacia entender esa comunidad puertorriqueña, poder honrarla desde la especificidad cultural, pero también entender su interacción y lo que tienen en común otras comunidades latinas”.

En Nueva York fue bibliógrafa del arte latino y latinoamericano en el Museo de Arte Moderno (MOMA). De regreso a Puerto Rico trabajó como encargada del departamento de Educación del Museo de Arte de Ponce, del cual también fue consultora.

La oferta de trabajo de la Galería Nacional de Retratos -que abrió sus puertas en 1968-, fue parte de la iniciativa del Centro Latino de la Institución Smithsonian, que se ha desarrollado en el proyecto del Museo Latino, para dar representación a artistas latinos y su historia en un país en el que en partes “antes de que se hablara inglés, se hablaba español”, sostuvo Caragol.

Caragol ante la obra "Retrato de Familia", de Rafael Ferrer, que forma parte de la colección del museo. A la izquierda de Caragol, "Techo propio, moneda ajena"de Antonio Martorell.
Caragol ante la obra "Retrato de Familia", de Rafael Ferrer, que forma parte de la colección del museo. A la izquierda de Caragol, "Techo propio, moneda ajena"de Antonio Martorell. (LENIN NOLLY)

“El museo sabía que era importante poner un especialista que se encargara de documentar esas historias a través del género del retrato. Era un museo muy anglosajón, muy euroamericano, con una historia de Estados Unidos muy anclada en la costa este, con poco énfasis en las comunidades marginadas… y entre esas poblaciones los puertorriqueños y latinos en general”, afirmó Caragol.

Aunque llevar por lo menos parcialmente la exhibición “1898″ a otras jurisdicciones, como Puerto Rico, es muy complicado, Caragol dijo que presentarán en la Isla, en febrero, el catálogo de la exposición, con el apoyo de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades.

“Dar visibilidad a los puertorriqueños en este contexto nacional estadounidense me parece crucial, para destacar nuestra cultura e historia y las circunstancias políticas que nos vinculan con los Estados Unidos, pero que tan pocos acá conocen o entienden”, sostuvo Caragol.

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