Washington D.C.- - Un segundo intento de asesinato en contra del expresidente Donald Trump vuelve a jamaquear la contienda por la Casa Blanca y aumentar la lupa sobre la capacidad del Servicio Secreto para ofrecerle seguridad.

“El Congreso debe responder a sus necesidades”, dijo el lunes el presidente Joe Biden, al agradecer que el expresidente Trump esté bien, pero reconocer que el Servicio Secreto necesita más recursos fiscales y personal.

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El Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) detuvo el domingo a un sospechoso de intentar asesinar a Trump, mientras el expresidente jugaba golf en su campo de West Palm Beach (Florida), alrededor de la 1:30 p.m. del domingo.

Un agente del Servicio Secreto, que estaba unas 400 yardas al frente de Trump – un hoyo por delante del expresidente-, observó la boca de un rifle que salía de los arbustos que dan a una carretera pública aledaña al campo de golf. El agente disparó hacia el sospechoso, quien huyó ileso del lugar, pero fue visto por un ciudadano que reportó el número de tablilla y la marca del automóvil.

A 45 millas del campo de golf, menos de una hora después, las autoridades policiales detuvieron a Ryan Wesley Routh, de 58 años y con antecedentes penales, como sospechoso de preparar el atentado.

Routh – defensor de Ucrania en medio de la guerra con Rusia y crítico de Trump-, no llegó a disparar hacia el expresidente. Al ser arrestado, se mostró muy tranquilo, según las autoridades.

Pero, en la verja, escondida por los arbustos, que separa el campo de golf de la carretera, las autoridades hallaron un rifle automático AK-47, con mira telescópica, una cámara Go Pro y dos mochilas con lozas de cerámica adentro, las que se cree buscaban servir como chaleco antibalas.

Routh fue acusado en la mañana del lunes, en el tribunal federal de West Palm Beach, de posesión de un arma de fuego por un delincuente convicto y posesión de un arma de fuego con un número de serie borrado. Se enfrenta a una pena de hasta 15 años de cárcel por el primer cargo. Según la fiscalía federal, pudo haber estado unas 12 horas en los arbustos del campo de golf, a base de la data de su celular.

Al advertir que Trump, como expresidente, recibe menos seguridad que un presidente de Estados Unidos, el sheriff del condado de Palm Beach, Ric Bradshaw, dijo que “la próxima vez que venga al campo de golf, probablemente habrá un poco más de gente alrededor del perímetro”.

La zona de la carretera que es aledaña al campo de golf se había mantenido abierta al público, lo que miembros del Congreso - en momentos en que investigan el atentado en contra de Trump del pasado 13 de julio en Butler, Pensilvania-, han criticado.

Jared Moskowitz, congresista demócrata por un distrito de Florida que es miembro del grupo de trabajo bipartidista que investiga el primer atentado de julio pasado, dijo que sus colegas “están desconcertados de que estemos en esta situación por segunda vez”.

“Estoy profundamente preocupado por lo que está sucediendo ahora mismo. Estoy profundamente preocupado, francamente, por la seguridad del expresidente. El Servicio Secreto tiene mucho que explicar sobre cómo un individuo pudo volver a acercarse tanto al expresidente”, dijo Moskowitz a CNN.

El grupo de trabajo del Congreso ha pedido una sesión informativa al Servicio Secreto.

“Se van a tomar acciones rápidas”, dijo el speaker Mike Johnson a la cadena FOX, al indicar que en el Servicio Secreto trabaja gente patriótica, pero que no tiene confianza en el secretario de Seguridad Interna de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, a quien los republicanos intentaron, sin éxito, destituir como parte de su campaña en torno a la inmigración.

Otros han advertido que el Servicio Secreto tiene limitaciones fiscales que afectan el nivel de seguridad que pueden ofrecer. “Han perdido el foco. Necesitan más recursos. Estos agentes solo trabajan: no tienen vidas”, indicó el senador republicano Lindsey Graham (Carolina del Sur), un aliado cercano del expresidente Trump.

Trump ha agradecido la labor de los agentes del Servicio Secreto. Poco después del suceso, Trump indicó que estaba en buen estado y vinculó su mensaje con un enlace para la recaudación de fondos.

“Quiero agradecerles a todos por su preocupación y buenos deseos. ¡Sin duda fue un día interesante! Lo más importante es que quiero agradecer al Servicio Secreto de los Estados Unidos, al sheriff Ric Bradshaw y a su oficina de patriotas valientes y dedicados, y a todas las fuerzas del orden, por el increíble trabajo que hicieron hoy en Trump International para mantenerme SEGURO, como el 45 presidente de los Estados Unidos y el candidato republicano en las próximas elecciones presidenciales”, señaló Trump en su red social.

Tanto el presidente Biden como la vicepresidenta Kamala Harris, oponente de Trump de cara a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, se expresaron aliviados que nada le haya pasado al expresidente y denunciaron la violencia política o de todo tipo.

“Estoy profundamente preocupada por el posible intento de asesinato del expresidente Trump hoy. A medida que reunamos los hechos, seré clara: condeno la violencia política. Todos debemos hacer nuestra parte para asegurar que este incidente no conduzca a más violencia”, indicó Harris.