El vibrante barrio de Montmartre en París, Francia, es un destino en sí mismo. Bullicioso, con el arte por todos lados, iglesias, museos, nightclubs y “sex-shops”, muchos turistas van hasta allí exclusivamente para ir al icónico Moulin Rouge.

Fundado en el 1889, por Joseph Oller y Charles Zidler, el reconocimiento de lo que ellos idearon para ser un “palacio de la mujer”, le llegó porque allí se popularizó el baile del cancán francés, además de que presentaban los artistas considerados estrellas de la época.

Pero no todo fue fama y fortuna desde sus inicios, ya que el lugar ha pasado por diferentes etapas. Desde ser un burdel y sitio para encuentro con chicas alegres, un cabaret con extravagantes fiestas, donde corría el champán, hasta ahora que es una sala de espectáculos nocturnos con baile cancán, con cena, sus dueños han tenido retos como un incendio y también romper con lo que consideran era un error: el concepto de que era un burdel.

Con el tiempo fue perdiendo popularidad, haciendo que el espacio se convirtiera en un cine hasta los años 50, cuando “revivieron” el interés de los parisinos y del mundo entero, creando espectáculos cena con presentaciones de artistas como Edith Piaf, Frank Sinatra o Liza Minelli.

La capacidad del local es de solo 900 espectadores, y usualmente hacen dos funciones por noche, por lo que en las fechas festivas o de vacaciones, las entradas se pueden agotar con anticipación en su website oficial. También puede tratar de conseguirlas como parte de un tour en o hasta en su mismo hotel, especialmente si es en el área de Montmartre.

Los precios varían dependiendo del boleto escogido y la fecha. Hay opciones con cena y media botella de champán por persona, o solo el show, esto último con precios desde 105 euros por persona en la función de las 11:00 p.m.

A pesar de las luces brillantes, el tráfico pesado y las numerosas tiendas, cafeterías y restaurantes, no es difícil divisar a lo lejos el deslumbrante letrero lumínico del Moulin Rouge, con su molino de viento rojo, un homenaje a los que había en el barrio antiguamente.

Montmartre queda aproximadamente a media hora del centro de París y de la Torre Eiffel, pero allí puede pasar todo un día y llegar en taxi, metro o autobuses turísticos hop-on-hop-off. Su máxima atracción no es el cabaret, sino su antítesis, la iglesia Sacre-Coeur (Sagrado Corazón), la segunda más visitada de la ciudad, luego de Notre-Dame. Además del momento espiritual que tendrá allí, la vista de la ciudad desde sus escalinatas es una de las mejores.