2 de febrero de 2025 - 11:10 PM
Pasados los siglos, luego de su descubrimiento por Cristóbal Colón el 12 de enero de 1493, los millones de cocotales que abundan en su tierra, sus paisajes y sus playas, muchas de ellas vírgenes, atraen como un imán a turistas que llegan hasta la Bahía de Samaná, al noreste de la República Dominicana.
Por si esas razones no fueran suficientes, entre diciembre y marzo de cada año reciben miles de ballenas, que escogen la región de aguas cálidas como lugar para aparearse y tener sus crías. En Puerto Rico, este espectáculo de la naturaleza se puede observar en Rincón y otras partes de la costa norte.
En una reciente visita a Santa Bárbara de Samaná, su nombre completo, volví a disfrutar el espectáculo para los cinco sentidos que supone Samaná y sus poblados cercanos, como Las Terrenas y Las Galeras, al noreste de la República Dominicana. Esta vez, el viaje estuvo planificado para coincidir justo con la temporada de ballenas, y aunque tuvimos que hacer cambio de fecha, pudimos llegar a verlas, antes de concluir su temporada el 31 de marzo, aunque los expertos indican que en febrero es el mejor mes para el avistamiento.
Las ballenas jorobadas que llegan año tras año para aparearse en las cristalinas aguas, han hecho que el área sea conocida como el Santuario de Mamíferos Marinos de la Bahía de Samaná. Las opciones para verlas son variadas, desde pequeños botecitos en que hay que ir casi acostados (toda una experiencia tipo “encuentro bien cercano”, aunque no mi opción favorita), hasta barcos más grandes, que cumplen con todos los requisitos de tamaño máximo, donde verdaderos expertos acompañan a los pasajeros.
Escogimos navegar con Whale Samana, por sus excelentes recomendaciones online y porque esta vez queríamos un barco más grande. Su “Pura Mia” de 55 pies, fue construido especialmente para ver ballenas y tiene capacidad para 60 personas. A pesar de su tamaño, hay quienes pueden marearse dependiendo de las condiciones del mar, (el día que fuimos estuvo bien sereno), pero es mucho más cómodo que los pequeñitos en que habíamos viajado antes.
En el viaje nos acompañó Kim Beddall, fundadora de la empresa, que viajaba junto a su equipo de trabajo, como hacen siempre, según nos indicaron, ofreciendo explicaciones en inglés y español, de la vida y hábitos de estos cetáceos.
Beddall, una apasionada del tema, y especialista en mamíferos marinos con más de 40 años de experiencia, ha hecho de Samaná su hogar, y compartió con los viajeros, cómo es el cortejo de la ballena jorobada macho, mientras se emocionaba igual que nosotros con los movimientos del agua y los indicadores de dónde estaban las ballenas. La travesía, que dura entre tres a cuatro horas se dio en medio de un mar sereno, donde de vez en cuando veíamos los movimientos de la cola, saltos impresionantes y hasta las madres con sus ballenatos, todo un lujo y algo que no es común. Cuando ese es el caso, se mantiene una distancia mayor entre las embarcaciones y ellas.
La excursión, que se ofrece solo entre enero y marzo, cuesta $65 por adulto y $35 por niños, valió la pena, al igual que los $5 extra que cobran por bajarnos en Cayo Levantado, donde almorzamos pescado fresco, cocinados por los grupos de pescadores del área, algunas compras en el mercadillo de artesanías y un buen baño en las aguas cristalina del cayo. Para esta y cualquier excursión de avistamiento de ballenas, revise precios y reserve antes de viajar.
Según la página del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de República Dominicana, este año esperan superar los más de 61,000 visitantes del 2024, que acudieron durante la temporada, que inicia el 15 de enero. La entidad indica que un 80% de la población total de las ballenas jorobadas del Atlántico Norte ha nacido en el espacio marítimo dominicano, y que ellas desempeñan un rol esencial en el equilibrio de los ecosistemas marinos.
Para llegar a Samaná contratamos transporte privado desde Las Terrenas, la villa pesquera vibrante y hermosa que es una joyita en esta zona del país, y que está a una media hora. Como muchos turistas, nos alojamos allí, donde están la mayoría de hoteles, propiedades de Airbnb y restaurantes, para disfrutar de las playas espectaculares que tiene, su pintoresco downtown y su mercado de pescadores.
Samaná y sus alrededores es un paraíso ecológico que ofrece mucho más que el avistamiento de ballenas. Allí está el Monumento Natural del Cabo, donde descubrieron restos arqueológicos de lo que se cree fueron los primeros humanos en poblar las Antillas hace casi 5,000 años.
Si va, es imperdible la visita al Salto El Limón (usualmente a caballo y requiere buen esfuerzo físico, pero vale la pena); el Parque Nacional Los Haitises, con sus cuevas con tesoros taínos y por supuesto sus playas, comola Playa Rincón, Playa Frontón, El Portillo y Playa Bonita. Imperdible también son sus majestuosos atardeceres. Desde Santo Domingo, la capital dominicana, puede llegar en dos horas por carretera. También tiene aeropuerto (usualmente aviones pequeños), y ocasionalmente, algunos cruceros.
Las noticias explicadas de forma sencilla y directa para entender lo más importante del día.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: