El mito de las pozas con agua caliente ubicadas en el tope de un volcán inactivo en el sector Las Flores del barrio San Idelfonso de la Villa de San Blas de Illescas, y cuya composición -rica en minerales como hierro, azufre y sales producidas por la ebullición natural- brinda alivio a diversos padecimientos, se ha extendido más allá de los mares.

Hoy día, aunque la teoría del volcán ha sido descartada y la comunidad científica apunta a la posible existencia de un lago subterráneo con venas de agua que -de alguna manera- se entrelazan con cámaras magmáticas en el subsuelo, las Aguas Termales de Coamo siguen siendo uno de los principales atractivos de ese municipio.

Al lugar acuden miles de visitantes anualmente para aprovechar los populares beneficios.

“Yo viví en Islandia y allá hay aguas termales, pero tienen un fuerte olor a azufre. Esta (agua) es mucho más suave. No solo te calienta. Alivia la artritis y me siento como si estuviera en una nube”, dijo un turista que se identificó como David, de Boston.

Por su parte, María Teresa Paz, de Orocovis, narró que al menos una vez al mes visita las Aguas Termales, donde encuentra alivio para condiciones como las venas varicosas.

Entre los beneficios que le atribuyen y que hacen de las Aguas Termales uno de los lugares que no debes perderte si visitas Coamo, se encuentra el alivio de dolencias físicas, el mejoramiento de enfermedades de la piel y hongos, así como el incremento de la oxigenación de las células y otros.

“Coamo, centro del Universo”, esa frase acuñada por el abogado y poeta coameño Elfren Bernier, parece explicarse por sí sola desde lo alto del Mirador en el Cerro Picó en este pueblo.

Y es que la imponente vista de la plazoleta principal del Mirador, ubicada en la cima del cerro permite apreciar la falda de la Cordillera Central en su lado norte, los municipios de Orocovis y Barranquitas al noroeste, el Mar Caribe en el sur y la mayoría de los barrios y el casco urbano del pueblo. Además de la hermosa vista a una elevación de 2,592 pies, el mirador cuenta con otras cinco plazoletas o mini-estaciones que van narrando la historia del desarrollo de ese pueblo y un local comercial que actualmente lo ocupa el restaurante Placeres del Mirador.

En unión a la Catedral Porta Coeli de San Germán, la Catedral San Blas de Illescas en Coamo es una de las dos estructuras más antiguas de la Isla, fuera del Viejo San Juan, lo que la convierte en uno de los lugares de mayor interés en ese pueblo.

“Además de su importancia como centro de la religión, la Catedral se encuentra en un 65% de su construcción original”, explicó el doctor Luis Caldera, autor de los libros Coamo: Su Historia, tomo 1 y 2. De arquitectura barroca, la Catedral terminó de construirse cerca del 1884 y, al igual que en San Germán y otros pueblos de la Isla, se han encontrado túneles bajo ella que, según Caldera, servían para que los residentes del casco urbano pudieran refugiarse de forma segura en la Iglesia durante eventos atmosféricos u ataques contra el pueblo.

La historia del cine en Coamo se remonta a principios del siglo 20, cuando un comerciante de Juana Díaz exhibía películas de cine mudo en una sala improvisada en la plaza del pueblo, según Caldera. Para el 1917, un dentista coameño, Ángel Cortés, estableció una sala de cine en la calle Baldorioty, que operó hasta el paso del huracán San Felipe, cuya embestida arrasó con la instalación de madera y zinc. “Luego de San Felipe (1928), la estructura sufre grandes daños y Cortés no sigue con la empresa y se la da a las hermanas María y Emilia Redondo, mujeres de alta sociedad que fomentaron la industria de la aguja en Coamo, quienes lo arreglaron y le pusieron el nombre de Teatro Hollywood”, destacó el historiador.

Las exhibiciones de cine mudo en aquella época eran acompañadas por la musicalización de artistas de la época como José Ignacio Quintón y el coameño Félix Manuel Rodríguez, mejor conocido como “Bobby Capó”.

En el 2011, el antiguo edificio del Teatro Hollywood, que en aquel momento había sido declarado estorbo público, fue adquirido y remodelado por el municipio, que lo opera como un centro multiusos bajo una empresa municipal.

Por un lado -explicó Elvin Colón, director de Desarrollo Económico del Municipio-, se combina la exhibición de películas de estreno en las tandas estelares y otras películas que previamente estuvieron en cartelera, con la celebración de actividades de clases graduandas, obras de teatro,’ stand up comedies’ y festivales de cine. “Como solo tenemos una sala y el contrato con la distribuidora nos exige que la película esté por lo menos tres semanas en cartelera en las tandas principales, solo podemos comprar una película a la vez. Para hacerlo más viable, estamos en el proceso de construir una segunda sala”, añadió.

Algunos de los atractivos que presenta el pueblo de Coamo son resultado de la madre naturaleza. Otros, producto de la mano del hombre. Pero existen casos como el del Puente Las Flores, en el que el hombre propuso y la naturaleza dispuso.

Se trata de un antiguo puente peatonal que conecta las Parcelas Viejas del barrio Las Flores, con las Parcelas Nuevas. La estructura, construida en los años 70 como una respuesta a la preocupación de las familias que se veían obligadas a transitar a pie por la carretera 153 para llevar a sus hijos a las escuelas o simplemente, entrar o salir de la comunidad, consiste de un armazón de acero a la usanza de los antiguos puentes. Para evitar caídas accidentales o suicidios, los laterales y la parte superior del puente también están cubiertos por barrotes y tela metálica, que ha sido reclamada por la densa vegetación, creando un espectáculo visual para el deleite de residentes y visitantes.