Pocos lugares cuentan con una belleza mística basada en sus formaciones rocosas que, colocan a Morovis en una posición privilegiada, pues, por un lado, ostenta sus sistemas cavernosos repletos de una historia milenaria y, por el otro, muestra su innegable huella volcánica.

Esta municipalidad, conocida como “La isla menos Morovis”, está enclavada en las Colinas Húmedas del Norte, que pertenecen a la zona cársica y, a la vez, parte de su territorio corresponde a la Cordillera Central, por eso la intensidad del verdor en sus montañas y la riqueza de sus aguas.

La accesibilidad de su asentamiento es uno de los atractivos que posee este pueblo, que queda a unos 50 minutos de San Juan y, relativamente cerca de otros puntos en el norte y centro de Puerto Rico.

Para el director de la Oficina de Arte, Cultura, Turismo y Educación Municipal, Ramón Aneudie Martínez Meléndez, “Morovis es de los pueblos más hermosos que tiene Puerto Rico y tiene unas particularidades que lo hacen muy especial”.

“Estamos en el centro norte y eso hace que tengamos una combinación de entornos particulares. Por ejemplo, en el norte vamos a tener parte del carso norteño, desde los acuíferos, sistemas cavernosos, y eso, una vez vas dirigiéndote hacia el centro, toda la formación rocosa pasa a volcánica porque somos parte de la Cordillera Central”, explicó el funcionario de 48 años.

Destacó que, “en el medio, hay unos paisajes espectaculares porque tienes esos verdores que a veces buscamos, los colores son más fuertes. Tenemos muchos ríos. Eso le da unos matices bien bonitos”.

Para iniciar el recorrido, Martínez Meléndez recomendó llegar al casco urbano, justo frente a la Panadería La Patria a donde confeccionan el famoso ‘pan de la patita echá’.

“De ahí, vamos a la placita Juan José de Torre, quien fue el presidente del comité que solicitó la separación del barrio Morovis del pueblo de Manatí. El pueblo se funda en 1818″, expuso.

Luego, “pasamos a la plaza principal que se llama Juan Evangelista Rivera, considerado fundador del pueblo, quien donó los terrenos para destinarlos como casco urbano y que se permitiera la fundación del pueblo”.

El casco urbano posee dos edificios históricos que, aún se encuentran en funciones. Se trata de una escuela construida en 1927 “y todavía es un aula de clase”.

“También está el edificio del centro cultural, que fue construido como el primer hospital de Morovis en 1928 y estuvo operando hasta el 1972. Luego fue la sede del centro cultural. No es un museo, sino una casa dedicada a la cultura del pueblo. Ahí se dan clases de música, pintura, actividades culturales de todo tipo”, manifestó.

Otra huella histórica que está presente en la zona urbana son los restos del primer cementerio; “lo que queda es una pared en mampostería”.

Entre tanto, el atractivo principal de Morovis es la Reserva Natural Las Cabachuelas en el barrio Barahona. El sistema cavernoso cuenta con unas 60 cuevas a donde se evidenció la presencia de los primeros pobladores de la Isla, a través de hallazgos arqueológicos.

“La cultura aquí es esencial. El moroveño común es conocedor excelente de la música jibara puertorriqueña y le gusta. Nuestra escuela de música, hay estudiantes que no llegan a cinco años y ya están cantando y haciendo sus primeros pininos para tocar el cuatro. Es una tradición bien arraigada”, agregó.

El funcionario destacó que “se presume que el nombre de Morovis es indígena”.

“El nombre de Morovis, aparece por primera vez en 1531, refiriéndose a una Hacienda Morovis y, desde entonces, el río se llama Morovis. Es muy probable que haya sido una persona de importancia en esa época y, la similitud con el nombre de Orocovis, que era el cacique del área central, llama la atención que pudiera ser algún pariente”, apuntó.

El origen de su peculiar cognomento surge de varias versiones, entre estas, la epidemia de cólera que afectó a Puerto Rico en 1855.

“Para ese entonces, se notificaba a San Juan, periódicamente, la cifra de enfermos y muertos. Según esa historia, llegó el momento en que la cantidad de muertes a nivel isla era tan severa que, fue más fácil notificar que, hay muertos en toda la isla, menos en Morovis. Esa frase se quedó plasmada”, relató.

La otra explicación, según el funcionario, fue la rápida expansión de los pueblos que se fundaron en las primeras dos décadas del siglo 19.

“Esa expansión se fue dando de una forma tan rápida que, no tenían mapas actualizados, así que se le solicitó al cartógrafo oficial de la época que rehiciera un mapa actualizado. Pero no añadió a Morovis”, resaltó.

Finalmente, aseguró que, Morovis es uno de los mejores puntos para el chinchorreo, ya que solo en la carretera PR-137 hay sobre 40 opciones gastronómicas, sin contar con los restaurantes y otros negocios ubicados en los distintos barrios y el casco urbano.

Para información sobre recorridos, puede llamar al 787-862-2155, extensiones 2500 y 2501.