Aunque Manatí fue el origen y la razón por la que Samuel creó sus espectaculares macromurales, ha sido una de sus obras realizadas fuera de la Atenas de Puerto Rico, la que popularizó el proyecto
Aunque Manatí fue el origen y la razón por la que Samuel creó sus espectaculares macromurales, ha sido una de sus obras realizadas fuera de la Atenas de Puerto Rico, la que popularizó el proyecto
21 de noviembre de 2021 - 11:40 PM
Manatí - Para el 2016, el arquitecto Samuel González Rodríguez se propuso realizar un proyecto que, a través del arte, atrajera el turismo a su pueblo de Manatí y que, a la misma vez, ayudara a transformar espacios y estructuras en deterioro. Hizo su primera obra de prueba en una parada de guaguas y la acogida de los vecinos fue tan grande, que le abrió paso a desarrollar Pintalto, en la comunidad Alto del Cabro.
“En marzo del 2017 comenzamos a hacer el primer proyecto de Pintalto, y el nombre surge precisamente, de ‘pintar el alto’. Para aquel entonces, nos tardamos cerca de dos meses, pintando mayormente los fines de semana en la comunidad con la ayuda de la empresa público-privada, de los mismos vecinos y grupos voluntarios”, contó el autor de la obra “Color Esperanza”, la impresionante expresión artística que atrajo el turismo a una comunidad poco concurrida, logrando así uno de los objetivos principales de su iniciativa.
Aunque Manatí fue el origen y la razón por la que Samuel creó sus espectaculares macromurales, ha sido una de sus obras realizadas fuera de la Atenas de Puerto Rico, la que popularizó el proyecto. Se trata de “Brisa Tropical” como parte de Yaucromatic, en Yauco, la más conocida de todas y de mayor impacto comunitario y turístico en la Isla. Y es que el arte urbano de Pintalto ha invadido, además, los municipios de Las Piedras (“Tierra Luz”), Aguadilla (“Amanecer borincano”), Río Grande (inspirado en la flora y fauna de El Yunque) y Añasco, replicando así el propósito de embellecer zonas y visibilizar poblaciones marginadas.
El próximo paso para Samuel será su estreno como escritor con “Casitas de colores”, un libro en el que compartirá en detalles la historia de su proyecto, los retos que se le presentaron al realizar el trabajo, plasmará sus borradores y contará “lo que nadie vio”. Mientras tanto, disfruta la satisfacción de ver el éxito del concepto en las comunidades, donde se ha visto una disminución en la criminalidad y un aumento en la actividad turística y económica, gracias al flujo de gente que llega para admirar los mosaicos de colores y tomarse fotos. No obstante, lamentó el deterioro que ha sufrido su obra original en Manatí, pero no pierde la esperanza de que algún auspiciador se apunte para devolverle el brillo a la zona.
“Creo que una de las cosas fundamentales que tiene (el proyecto), aparte de lo estético, es lo bonito que la gente siente. Es ver cómo las personas de cualquier tipo de clase social, no importa su ingreso, su trabajo o su trayectoria, cuando visitan estos lugares, todo eso queda un segundo plano, y en un mismo lugar se congregan personas de todo tipo de trasfondo. Y es algo que da esperanza”, afirma el artista, quien comparte su trabajo y eventos a través de Facebook e Instagram como Pintalto.
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