Cinco millas cuadradas forman a Cataño, el municipio más pequeño de Puerto Rico, también conocido como la “antesala de la Capital”.

Aunque, inicialmente, era un barrio de Bayamón, Cataño se constituyó como un municipio en el 1927. Sin embargo, su historia inicia para el 1569, cuando el gobierno español requería los servicios de un médico y contactó a Hernando de Cataño, quien –a cambio- recibiría unos terrenos frente a la Isleta de San Juan, donde ubica hoy el municipio. De ahí, y en honor al galeno, es que surge el nombre del pueblo.

El espacio, poco a poco, continuó aumentando su población, en parte, gracias al inicio de operaciones de una empresa de barcos de vapor que trasladaba mercancía entre San Juan y Cataño; además, del establecimiento de un servicio de movimiento de pasajeros entre ambos puntos.

En 1893, siendo todavía parte de Bayamón, se estableció la Parroquia Nuestra Señora del Carmen. Cerca de 35 años más tarde, se convirtió en municipio.

Sabiendo esto, demos entonces un recorrido por sus espacios más emblemáticos.

El lugar más emblemático de Cataño lo es, sin duda, la zona del malecón. Sus coloridos puentes son frecuentados por los amantes de la pesca y por el público general que busca disfrutar del paisaje que se aprecia desde allí.

El lugar también cuenta con varios balcones que exhiben murales de concienciación sobre distintas causas, principalmente, relacionadas con temas de salud.

Además, el espacio tiene el atractivo de contar con áreas de juegos para niños y restaurantes para complacer distintos gustos.

Muy cerca, está la Plaza del Quinto Centenario, donde ubica una estatua en honor a la india taína. También encontrará la villa pesquera que integra unos cinco restaurantes y un espacio de venta de pescados y mariscos frescos, comandado por la Asociación de Pescadores de Cataño, que está conformada por entre 20 a 25 pescadores comerciales y entre 30 a 35 pescadores recreativos.

Esta zona, conocida como “La Punta de Cataño” o “La Puntilla”, es el área que tiene la vista más cercana hacia el Viejo San Juan.

Desde allí, se divisa El Morro, siendo un espacio ideal para tomar fotografías. Además, se ubica el terminal de lanchas que hace posible el traslado hacia el Viejo San Juan en una ruta que tarda unos 15 minutos.

Esta estructura –originalmente- fue creada bajo la incumbencia del exalcalde José “Pepe” Álvarez Brunet, entre el 1969 y 1970, con el propósito de que fuera una biblioteca. Sin embargo, el municipio cambió de planes cuando los libros comenzaron a dañarse por el salitre del mar.

Fue entonces cuando se decidió construir una biblioteca en el edificio de la Antigua Casa Alcaldía y La Pirámide pasó a tener otros usos.

Primero se convirtió en un club náutico, luego se utilizó como centro de actividades y, actualmente, no tiene uso. No obstante, el municipio confirmó que hay interés en establecer un restaurante en el lugar.

Mientras tanto, puede dar un paseo por la zona, disfrutar de este peculiar edificio, apreciar la vista al mar, refrescarse con la brisa y crear buenas memorias. De hecho, muy cerca de la pirámide, se establecieron varios “food trucks”, con una oferta variada.

Este paseo recorre parte de las urbanizaciones Bahía y Bay View y es utilizado por los vecinos y visitantes para ejercitarse y realizar actividades recreativas.

De miércoles a viernes, las personas se reúnen en las noches, y durante el fin de semana, hacen pasadías con distintos propósitos.

Esta iglesia católica ubicada en la Urbanización Bay View fue construida en el 1951 por el arquitecto Henry Klumb, quien fue el creador de otras importantes estructuras del municipio.

El lugar forma parte del Registro Nacional de Conservación Histórica en Cataño, al igual que el edificio de la destilería Bacardí. La estructura hecha en hormigón refleja una estética moderna, tiene capacidad para 300 personas y fue inaugurada el 20 de abril de 1952.

Hoy día, la iglesia continúa operando y sigue siendo centro de reunión de los feligreses del pueblo de Cataño.