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Somos Isabela: un paraíso con “olas perfectas”

Isabela se luce con una variedad de playas que se han vuelto favoritas de muchos surfistas locales y extranjeros

16 de octubre de 2022 - 11:40 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 2 años.
Un impresionante sistema de cuevas submarinas atrae a los aficionados del buceo a Isabela. Aquí, la cueva de Kike Bravo. (José E. Rafols/Especial para El Nuevo Día)

La costa isabelina tiene sus secretos. Cada una de sus playas exhibe un auténtico espectáculo natural que es el deleite de muchos surfistas locales y extranjeros y que, además, conquista a numerosos entusiastas de otros deportes acuáticos.

El llamado “Jardín del Noroeste” figura entre los destinos favoritos de quienes disfrutan la adrenalina en el mar. Y es que este municipio tiene olas todo el año y resguarda escenarios ideales tanto para principiantes y aficionados, como para profesionales.

“Este pueblo tiene una característica peculiar; es lo que le dicen el ‘north shore’ en países como Hawái y California, que son de estas áreas de olas constantes. Podríamos decir que Isabela es un lugar que tiene olas en todas las épocas del año”, dijo el ambientalista y surfista Héctor “Tito” Varela.

Una de las playas más reconocidas es Jobos, un lugar que –aunque tiene su lado oscuro al aludir a las peligrosas corrientes marinas que esconde- resulta ser el mejor para dar clases de surfing, mas no así para practicar la natación.

“A pesar de que tiene una corriente subacuática y para el 2010, en un estudio, salió como una de las playas más peligrosas de Puerto Rico con mayor cantidad de ahogamientos. Cuando tú vas con maestros de surfing o instructores puedes hacer el deporte de manera segura, eficiente y eficaz”, manifestó el isabelino tras destacar los esfuerzos que han hecho distintas organizaciones para rotular el espacio alertando sobre el riesgo que suponen las corrientes marinas.

De hecho, los voluntarios recrearon un mapa aéreo de la playa donde demarcaron el rumbo de las corrientes, como parte de los esfuerzos de concienciación.

“Una vez se orienta al ‘beginner’, entonces el instructor procede con sus clases. La Playa Jobos tiene un banco de arena en el centro que es el que se utiliza como soporte para tirar a estos muchachos para que vayan aprendiendo”, indicó Varela.

Otra de las peculiaridades de esta playa es la diversidad de especies marinas que resguarda y que se pueden ver a simple vista, lo que complementa la experiencia de los surfistas. “Cuando el tamaño de las olas crece es una experiencia mágica, ya que ahí tenemos 12 tortugas, mantarrayas; los manatíes llegan en su época. Es una experiencia más allá de la ola que hace que uno quiera venir todo el tiempo”.

Pero, una vez el surfista va desarrollando sus destrezas, entonces se mueve a identificar nuevos espacios que sean más retantes. Ahí entra en el escenario playas como Secret Spot y Shore Island, que ofrecen una ola con más fuerza y mejor forma, mejor conocido en el argot de los surfistas como una “ola salvaje”.

“Es una ola que se conoce como un ‘shore break’ que rompen más pegado a la orilla y crea un poco más de dificultad para hacer el surfing en esta ola y te brinda diferentes divisiones; ahí el 90% de los atletas, o siguen surfiando o se quitan por los cantazos que cogen”, señaló el líder ambiental.

“Shore Island, por ejemplo, es un piso de arena que crea una ola perfecta, tanto izquierda como derecha, supertubeada. Junto a esta playa, está lo que se conoce como Sal Si Puedes, que es prácticamente un ‘pipeline’, que tira olas perfectas”, agregó.

Asimismo, Isabela cuenta con la Playa Middles, que es un espacio donde –mayormente- practican los profesionales y donde, de hecho, se celebran competencias mundiales anualmente. “Aquí la calidad de la ola es impresionante; es una ola de buen tamaño, con buena fuerza y buenos tubos. Esa playa no es buena para empezar porque eso es piedra, arrecife y erizos”, mencionó Varela.

Vista a la playa Middles.
Vista a la playa Middles. (Jorge A. Ramírez Portela)

En tanto, para los amantes del buceo, Isabela cuenta “con el mejor sistema de cuevas y cavernas marinas en Puerto Rico”. Se llama la Cueva de Kike Bravo, también conocida como Shacks. “Literalmente, estás metido en unas cavernas marinas; vas saliendo de una cueva y te metes en otra. Le dicen también la Cueva del Manatí porque también había manatíes”, señaló Varela.

Pero, si lo que quiere es pasar un rato en familia en un lugar tranquilo y seguro o practicar snorkeling, la Poza de Teodoro y la Poza de Villas del Mar Hau son la mejor opción. Son piscinas naturales.

Somos Isabela
Somos Isabela (El Nuevo Día)

Restauración de dunas

Isabela fue, en su momento, uno de los pueblos con mayor cantidad de dunas de arena en toda la isla. Las montañas, incluso, podían superar los 100 pies de altura. Sin embargo, entre las décadas del 70 al 2000, su extracción exhaustiva casi acabó con ellas, lo que trastocó no solo el medioambiente sino la calidad de las olas de sus playas.

“Nosotros teníamos un desierto aquí; las montañas de arena permitían que las corrientes de viento no entraran directamente a la ola y, por tanto, teníamos olas impresionantes. Así nos lo confirman experimentados surfers de esos tiempos”, contó Varela, también organizador comunitario de SurfRider Foundation Puerto Rico, una organización sin de lucro que trabaja con la conservación de las costas.

Ante este cuadro, la comunidad –muchas veces liderada por Varela- encaminó esfuerzos para restaurar las dunas. La iniciativa arrancó para el 2006 y hoy día se aprecia el resultado. “Comprendimos que las plantas con sus raíces solidifican estas dunas. A esto le llamamos dunas embriónicas y hemos visto, con la trayectoria de los años, cómo se han desarrollado muchas dunas en toda la costa de Isabela”, concluyó el ambientalista.

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