A sus 10 años, y con el apoyo de su familia, Sofía Michelle Marmolejos González brilla en la industria de las gallinas ponedoras
A sus 10 años, y con el apoyo de su familia, Sofía Michelle Marmolejos González brilla en la industria de las gallinas ponedoras
9 de noviembre de 2023 - 7:51 AM
Actualizado el 9 de noviembre de 2023 - 6:40 PM
Con solo 10 años, Sofía Michelle Marmolejos González se ha convertido en una pequeña empresaria a través de la producción y venta de huevos, que genera mediante casi un centenar de gallinas ponedoras en su Finca de Colores, ubicada en el barrio Palos Blancos de Corozal.
Allí cuenta con variedad de razas que permiten un colorido diverso en sus productos, además de patitos, pavos y guineas a los que llama sus ‘empresarios’, así como el cultivo de frutos, entre estos, guanábana, parcha, limón, pitahaya y plátano.
La operación surgió tras el paso del huracán María en septiembre de 2017, que limitó el acceso a los alimentos en su comunidad; una oportunidad que aprovecharon sus padres, Leticia González Muñoz y Filiberto Marmolejos, para ayudar a la menor en el desarrollo de sus habilidades sociales pues, Sofía fue diagnosticada con autismo cuando tenía cinco años.
“Esto surge porque nosotros teníamos una que otra gallinita antes del huracán y, fuimos viendo que a ella le gustó tener esa compañía. Pero la granja era algo familiar, un compartir familiar. Además, queríamos que fuera algo de agrado para controlar sus emociones con el autismo y hemos notado que ha mejorado muchísimo en cuestión de terapias del habla, terapia ocupacional”, recordó Leticia, de 48 años.
“Por las tardes, nos reuníamos y, hacíamos (sonidos onomatopéyicos) con las gallinas: co, co, co; pío, pío, quiquiriquí. Hacíamos muchos sonidos que le fueron ayudando. También tenemos pavos reales para controlar todo lo que tiene que ver con la audición. Todos los ruidos y lo que le molesta, ya ella lo sabe controlar”, agregó la madre de Juan Enrique, Patricia y Sofía.
Sin embargo, el propósito de la finca se transformó tras el paso del ciclón.
“La comunidad no tenía acceso a la alimentación, a comprar huevos y ella empezó a recolectar sus huevitos e iba pasando por toda la comunidad a venderlos. Una vez ella los vendía y tenía su dinerito, nosotros la llevábamos los sábados a la cooperativa, porque encontró la manera de ser empresaria y guardar su dinero para el futuro”, manifestó.
Fue entonces que, personal de la Cooperativa La Sagrada Familia se interesó en el concepto y llegó al lugar para formalizar la operación, que inició oficialmente en 2022.
Según Leticia, “el nombre Finca de Colores surgió cuando la cooperativa nos visita y ve que todo está de colores. Ella (Sofía) tiene botas de colores, los huevos son todos de colores, de diferentes tonalidades, porque las gallinas tienen distintos colores y da la casualidad de que, ese día, salió un arcoíris en la finca”.
En poco tiempo, la experiencia de Sofía generó tanta popularidad que, su finca se ha convertido en un oasis de esperanza para otras familias con diagnósticos similares.
“Esto se ha transformado en una finca familiar para desarrollar a niños con autismo y orientar a otras familias. Aquí vienen muchas familias desorientadas con el primer diagnóstico, no saben qué hacer. Nosotros le informamos, le damos apoyo y entonces, las familias se sienten más fortalecidas y con mayores herramientas para trabajar su situación”, esbozó.
Según Leticia, la niña no es la única con autismo en la familia, pues su hermana Patricia también fue diagnosticada con la condición.
“Con Patricia, conseguimos desarrollarla en el área de artes culinarias y también utiliza los huevos de la finca para hacer galletitas y polvorones. Entró a la Universidad de Puerto Rico, está estudiando artes gráficas en Carolina. Estamos bien contentos porque ella se ha desarrollado, se ha independizado y no ha habido miedos en el proceso de cambio”, apuntó.
Con un alto grado de espontaneidad, Sofía recibe a sus visitantes a quienes les habla de sus aves, la agricultura y la polinización, mientras asegura que, en el futuro, quiere ser veterinaria, rescatista de aves o estudiar agronomía.
“Cuando sea grande voy a ser veterinaria y voy a ser rescatadora de aves y de muchos animales más”, expresó sin tapujos, mientras mostró a Paulie, su “lorito boricua”.
“Ella se llama Paulie, es una cotorra argentina, pero es mi lorito boricua. Paulie dice mamá, papá, hola, por qué, qué… Las gallinitas, algunas tienen nombre, otras no, pero como hay muchos nombres, cuando los digo me canso”, admitió con naturalidad.
Igualmente, presentó a su gallinita Vander que, generalmente, es la elegida cuando acude a la cooperativa para depositar sus ganancias.
“Me siento bien, feliz, porque yo nunca he tenido muchas aves en mi vida. Todas son mis preferidas”, exclamó.
Cabe destacar que, la finca cuenta con distintas razas de gallinas ponedoras, entre estas: white cochin, plymoth bared rock (búlicas), lavander orpington, polaca azul (moña blanca), barnervelder, easter egger y cornish.
De acuerdo con Leticia, “también estamos sembrando productos como plátano, pitahaya, limón, parcha y guanábana. Ella sabe cuál es el proceso de sembrar una flor en la parte de abajo para que vengan los polinizadores, para que produzcan las guanábanas y también sabe cortar las ramas para que no sigan hacia arriba, igual que cortar el pico y el vuelo a las aves”.
“Todo esto le ayuda a desarrollarse en todos los aspectos. Lo que quiero es que ella aprenda a hacer las cosas que yo comúnmente hago, como ir al mercado, a la panadería, a la cooperativa y, que ella no se sienta cohibida porque tenga su condición, sino que ella se sienta abierta a desarrollarse como cualquier individuo”, concluyó.
Para detalles: 787-568-1446.
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