

18 de marzo de 2025 - 7:52 PM
Carolina - Mientras estuvo en vida, hablar de Justino “Matino” Clemente, o Pito, como le conocían sus más allegados, hacía fácilmente que la conversación se tornara hacia su hermano, el famoso y fenecido astro puertorriqueño del béisbol de Grandes Ligas, Roberto Clemente.
Fue lo que consecuentemente ocurrió por los pasados 52 años desde la trágica muerte del pelotero estrella de los Pirates de Pittsburgh, el 31 de diciembre de 1972, al caer al mar el avión en que viajaba junto a otros tripulantes, con ayuda humanitaria para las víctimas de un terremoto en Nicaragua en los días previos al Día de Navidad.
El empeño de Matino y de toda su familia, fue preservar vivo el legado de Roberto tras su prematura muerte a los 38 años de edad, y por eso nunca tuvo recelo ni reclamó protagonismo.
Es lo que mejor explica por qué este martes durante su velatorio en el edificio de la Legislatura Municipal de Carolina, mientras familiares, conocidos y allegados expresaban sus palabras tras el fallecimiento de Matino el pasado jueves, a los 97 años, no podían evitar mencionar al eterno número 21 de los Pirates que ha sido idolatrado por generaciones en Puerto Rico y fuera de su país.
De hecho, no faltaron personas que llegaron al amplio recinto cedido a la familia por el Municipio para los actos fúnebres, con jerseys con algún distintivo alusivo a Roberto Clemente, incluyendo su imagen y el número 21.
Es como si se tratase del velatorio que nunca tuvo el cuerpo de Clemente, ya que tras intensos días de búsqueda en las aguas del norte de la isla, sus restos nunca aparecieron.
En esos términos se expresó Jannette Clemente, la hija mayor de Justino, y madre de los dos nietos y cuatro biznietos que le sobreviven a su padre.
“Para él, yo te diría que sería un orgullo que se estuviese diciendo esto. Porque ¿tú sabes qué está pasando aquí? El 31 de diciembre cuando surge el accidente, el cuerpo de mi tío Roberto no apareció y no se le pudo dar un velatorio. Y hoy el pueblo de Puerto Rico lo está haciendo en común, para él y para su hermano (Matino)”, expresó Jannette en entrevista con El Nuevo Día.
“Estar aquí es un tributo a su hermano”, apuntó Jannette refiriéndose esta vez a su tío Roberto Clemente, primer pelotero latinoamericano en arribar al mítico número de 3,000 hits en el béisbol de Grandes Ligas, y el primer latino también en ser exaltado al Salón de la Fama en Cooperstown, en su caso de manera póstuma solo meses después de su fallecimiento, en 1973.
Desde que abrieron las puertas del recinto donde está expuesto el cuerpo de Matino, comenzó el desfile de ciudadanos, algunos de pueblos tan distantes como Orocovis.
Los historiadores de béisbol Jorge Colón Delgado y Jorgefidel López tuvieron su turno al micrófono para expresar algunas palabras, al igual que el motivador y personalidad de la televisión, Douglas Candelario.
Una pantalla a un extremo de donde está el ataúd con su cuerpo, muestra una clásica foto de Roberto Clemente con su uniforme de los Pirates, junto a la imagen de su hermano Justino en tiempos recientes.
Cerca del mediodía comenzó a llegar más público, y entre ellos estaba un miembro de la comunidad de expeloteros puertorriqueños de Grandes Ligas, el yabucoeño Jerry Morales, quien debutó en 1969 con los Padres de San Diego y coincidió con Roberto Clemente en su última etapa en el ‘Gran Circo’.
El velatorio de Matino continuará hasta las 7:00 de la noche de este martes, y su sepelio se llevará a cabo el miércoles en algún momento de la mañana, luego de partir el féretro de la Legislatura Municipal entre 8:30 y 9:00 a.m.
“Me siento fuerte. Esa manifestación del pueblo, de mi gente de Carolina, y de Puerto Rico entero… ahora mismo acabo de recibir a una joven que conocí en Orocovis en “El efecto Clemente”, que desde bien temprano salió de Orocovis para estar con nosotros compartiendo hoy“, agregó Jannette.
““El efecto Clemente” es un evento que hacen todos los años en Orocovis el 18 de agosto. El año pasado llevamos allí nuestro libro (Memorias de triunfo: Justino Clemente Walker... el hermano del 21) y ella estaba allí. Hoy vino desde Orocovis a darme las condolencias. Es una representación de lo que significa hermandad y cariño. Yo pienso que en Puerto Rico todos tenemos algo de Clemente, independientemente del apellido”, prosiguió Jannette.
Su hermana Judith, en tanto, compartió en una conversación informal que el jueves cuando encontró a su padre sin signos vitales, lo tomó con bastante tranquilidad, pues pudo comprender en ese momento, que la noche antes su papá la había estado preparando.
Aunque no precisó los detalles de la conversación que tuvo con Matino, dijo que conversaron por alrededor de tres horas el miércoles, y dio a entender que padre la estaba preparando.
“Cuando lo vi el jueves (sin signos vitales), dije, ‘ah, por eso es que ayer me estabas dando la terapia’”, exclamó Judith para referirse a que Justino tal vez presentía su fallecimiento.
Tanto ella como su hermana se notaban este martes fortalecidas, y Jannette tiene la explicación.
“No nos sentimos solas. Judith y yo podemos decir que nos sentimos acompañadas. Tenemos el caso de Robert Miller, que yo lo menciono en el libro como el fanático número uno de mi tío. Fue un niño que creció en Pittsburgh siendo fanático de mi tío Roberto. Y hoy vino desde Carolina del Norte donde vive, porque dijo que tenía que estar aquí porque se siente parte de la familia. La primera vez que vino a Puerto Rico llegó porque quería saber dónde nació Roberto y quería conocer sus raíces”, explicó Jannette.
Junto al cuerpo de Matino en el féretro, estaba una foto suya enmarcada con el uniforme del equipo Sello Rojo, de 1950, cuando militaba con un equipo de sóftbol.
Un año después su hermano Roberto lo imitó y jugó para el mismo combinado, explicó el historiador y escritor de béisbol Jorgefidel López.
“Yo pienso que la grandeza y lo que ayudó a Roberto Clemente —y aquí volvemos a la figura porque es difícil de desligar una cosa de la otra— es que ese núcleo familiar fue bien unido. Roberto, siempre tú veías cuando se iba a ir, como en 1954 cuando se fue para Montreal, la familia ahí y quien le daba los consejos era Matino. O sea, ese apoyo quizás moral, siempre lo tenía alrededor de la familia”, resaltó López.
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