El puertorriqueño Roberto Alomar tuvo la dicha de coronarse como campeón de la Serie Mundial en dos temporadas seguidas cuando en 1992 y 1993 cargó con el trofeo con los Blue Jays de Toronto.

El miembro del Salón de la Fama de Cooperstown se enfrentó a los Braves de Atlanta en esa primera final, en la que bateó para un promedio de .240 con seis hits en 25 turnos al bate, dos carreras anotadas y una base robada. Los Blue Jays se impusieron en seis juegos.

Para el ‘93 tuvo una destacada actuación para ayudar a su equipo a vencer a los Phillies de Filadelfia en seis juegos con promedio de .480 (de 25-12), con seis carreras empujadas y cinco anotadas.

Sin embargo, estos números no es lo primero que viene a su cabeza cuando rememora esas dos coronas. Al contrario, es algo más sencillo: la sensación de ganar y la alegría de compartir con los fanáticos.

“Recuerdo que había mucha alegría. Teníamos un equipo bien competitivo y balanceado. Creo que el equipo nuestro tenía un buen pitcheo, y eso nos ayudó a ganar los campeonatos”, compartió Alomar en un aparte con El Nuevo Día durante la conferencia de prensa de los Senadores de Santurce, novena de la que es propietario.

“A mí me gustaba jugar en los playoffs. Esa adrenalina a mí me encantaba, y eso fue lo que me ayudó a tener una buena Serie Mundial”, agregó al referirse al campeonato del 1993.

Alomar participó en los playoffs de las Grandes Ligas en siete ocasiones entre 1991 y 2001 con los Blue Jays, Orioles de Baltimore y los entonces llamados Indians de Cleveland (ahora conocidos como los Guardians).

Sobre esas ediciones de los Blue Jays, recordó que tenían un sólido bullpen y buenos bateadores, incluyendo a los ahora inmortales Paul Molitor y Rickey Henderson, éste último en 1993.

“Los más que atesoro de esos dos campeonatos son las jugadas que uno hacía, la fanaticada, el que todo el mundo estuviera hablando de esas series... Son recuerdos bien bonitos, y tener el trofeo y verlo en tus manos es increíble”, compartió.

No empece la alegría que le provocan estos recuerdos, el destacado exsegunda base reconoció que se quedó con una “espinita” debido a la huelga de peloteros de 1994, que duró 232 días y provocó la cancelación de los últimos 52 juegos de la temporada regular, la postemporada y la Serie Mundial.

“Pudo haber sido un back to back to back, lo que pasa es que llegó la huelga de 1994, y nosotros estábamos primeros. Así que quedamos con esa espinita, pero esas son las experiencia bonitas que uno se lleva con el campeonato y los fanáticos”, reiteró.

Por otro lado, Alomar ha estado siguiendo la acción de este Clásico de Otoño, donde los Dodgers salieron airosos en los primeros tres encuentros ante los Yankees de Nueva York y la noche del martes buscarán el campeonato en la carretera.

“En el béisbol uno nunca sabe lo que va a pasar, pero Los Ángeles está jugando un béisbol superpositivo”, expresó Alomar.

“Los Ángeles ahora mismo está jugando buena defensa, están bateando oportuno y tiene buen pitcheo. El pitcheo iniciador ha sido excelente y también el bullpen. Los Yankees, pues, se han quedado un poquito cortos en cuanto a eso, pero todavía tienen break”, agregó.

En cuanto al tolero de los Yankees, Aaron Judge, que batea para un raquítico .140 con 20 ponches en la postemporada, el otrora intermedista sostuvo que “tiene que hacer ajustes en cuanto a su bateo”.

“Está jugando una buena defensa, pero es cuestión de ajustarse siempre. Para uno ser un buen bateador tiene que ajustarse a los lanzadores y entender los pitcheos que te están tirando. Aaron Judge no se ha ajustado”, observó.

Alomar, a su vez, reconoció que no esperaba el resultado que ha tenido hasta este momento el Clásico de Otoño, con una novena de Nueva York a punto de ser barrida.

¿Los Yankees podrán lograr lo que no ha hecho ningún otro equipo en una Serie Mundial, recuperarse de un déficit de 3-0?, se le preguntó a Alomar.

“En el béisbol todo es posible, pero la presión están en los Yankees y entiendo que Los Ángeles puede ganar el campeonato hoy”.