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“Yo le decía mi hermanazo”: Juan Marichal y otras personalidades del béisbol resaltan la figura de Peruchín Cepeda

Exjugadores como Tany Pérez y su hijo Eduardo, Cheo Cruz y Dickie Thon llegaron a la funeraria Puerto Rico Memorial para ofrecer condolencias a la viuda Nydia Fernández y a los hijos del miembro del Salón de la Fama del Béisbol

11 de julio de 2024 - 6:30 PM

Una bandera de Puerto Rico adorna el ataúd de Peruchín Cepeda en la funeraria Puerto Rico Memorial de Santurce, junto a imágenes de su trayectoria y una camiseta de los Cangrejeros de Santurce. (Carlos Rivera Giusti)

La presencia de inmortales del béisbol como los miembros del Salón de la Fama, Juan Marichal y Atanasio “Tany” Pérez, junto a estrellas del pasado del béisbol puertorriqueño y de Grandes Ligas como José “Cheo” Cruz y Dickie Thon, hizo parecer la ocasión como una ceremonia de exaltación.

Y por momentos lucía como una reunión familiar.

Eso exactamente es lo que evocaron con sus palabras los que llegaron este jueves a despedirse del otrora jugador Orlando “Peruchín” Cepeda durante su velatorio en la funeraria Puerto Rico Memorial de Santurce, un día después del arribo de su cuerpo a la isla, y nueve meses después de visitar Puerto Rico por última vez en vida.

Cepeda, quien falleció el pasado 28 de junio a los 86 años, en las cercanías de San Francisco, fue exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown en 1999 como otrora miembro de los Giants, franquicia para la que jugó de 1958 a 1966, campaña durante la cual fue cambiado a los Cardinals de San Luis.

Y hasta su velatorio llegaron para ofrecer condolencias a la viuda Nydia Fernández, y a los hijos de Cepeda, el primer jugador dominicano en ser exaltado al recinto de inmortales del béisbol en Cooperstown, Marichal, y Pérez, un cubano que se convirtió desde la década de 1960 en hijo adoptivo de Puerto Rico y que también es miembro del club del ‘Hall of Fame’.

El dominicano Juan Marichal fue compañero de equipo de Cepeda con los Giants de San Francisco.
El dominicano Juan Marichal fue compañero de equipo de Cepeda con los Giants de San Francisco. (Carlos Rivera Giusti)

Los restos de Cepeda partirán este viernes desde la funeraria a las 11:00 de la mañana, dijo a El Nuevo Día, Fernández, y tras un par de horas de expuesto el cuerpo, desde el mediodía en el centro comunal aledaño al Cementerio Municipal de Juncos, será el sepelio.

Las muestras son recíprocas porque él los quería a todos, y hablaba con todos. Para mí esta es una muestra devolviéndole ese cariño”, dijo la viuda a este medio minutos antes de que la familia abriera un espacio para que los interesados, expresaran algunas palabras al micrófono en la funeraria.

Figuras como el otrora lanzador de las Mayores, José “Palillo” Santiago, quien enfrentó a Cepeda en la Serie Mundial de 1967 cuando el primero jugaba para los Red Sox de Boston y Peruchín con San Luis, estuvo entre los exjugadores de Grandes Ligas que llegaron a la funeraria. Igualmente estuvieron Thon y Cruz, quienes jugaron para los Astros de Houston, y el hermano de Cheo, Héctor ‘Heity’ Cruz.

Otras grandes personalidades del deporte en general no faltaron, como el exbaloncelista de la Selección Nacional y de los Piratas de Quebradillas, Raymond Dalmau, y el miembro del Salón de la Fama del hipismo norteamericano, Ángel “Junior” Cordero, quien viajó a la isla exclusivamente para el velatorio. De igual modo, Justino Clemente, hermano mayor del primer boricua en ser exaltado al Salón de la Fama, Roberto Clemente, llegó acompañado de sus hijas Janet y Judith Clemente.

Clemente y Cepeda fueron héroes deportivos en su época, y considerados las primeras superestrellas puertorriqueñas del béisbol en las Mayores.

Fuimos compañeros de equipo y eso se convirtió en una relación de hermanos. Yo le decía mi hermanazo. Ha sido un golpe bastante duro para mi familia y para mí”, dijo a El Nuevo Día en un aparte, Marichal. “Acabo de regresar de la ceremonia que le hicieron a Willie Mays el lunes, y hoy estoy aquí despidiendo a mi querido hermano, Orlando Cepeda, el ‘Baby Bull”.

Carl Cepeda, hijo de Peruchín, se dirige a los presentes en el velatorio.
Carl Cepeda, hijo de Peruchín, se dirige a los presentes en el velatorio. (Carlos Rivera Giusti)

Marichal habló luego al público en general, y luego de mencionar que estaba acompañado de su esposa Alma Rosa Carvajal y que cumplió 62 años de casado, mencionó que tuvo seis hijos producto de su matrimonio, y que todos llamaban “tío” a Peruchín.

Cuando llegué a San Francisco el 10 de julio de 1960, Orlando me recibió y me dio la bienvenida al equipo. Me paseó por todos los ‘lockers’, uno a uno, presentándome a los compañeros”, rememoró Marichal.

Entre los presentes hubo representación de la organización de los Giants, en el ejecutivo Russ Stanley.

¡Familia! Yo nunca he conocido a mi padrino que no sea como familia”, dijo por su lado Eduardo Pérez, analista de béisbol para la telecadena ESPN y otro exjugador puertorriqueño de Grandes Ligas, cuyo padre es Tany Pérez.

“La realidad es que desde que mi papá se fue de Cuba, para poder jugar y tratar de llegar a Grandes Ligas, y eso, fue afortunado de que no tenía el visado para ir a Venezuela. Y tuvo que venir a Puerto Rico. Cincinnati (Reds) lo quería enviar a Venezuela pero no podía por el visado. Y terminó acá afortunadamente. Creo que fue en las primeras semanas (en Puerto Rico) que conoció a mi mamá, y a los cinco meses se casaron. La familia adoptiva de mi papá, no solo fue la familia de parte de mi mamá, sino que también fueron jugadores de la liga. Y uno de ellos fue Orlando”, agregó Eduardo, cuya madre también es cubana pero fue en la isla que se conocieron.

“Así fue que Puerto Rico se convirtió en la isla adoptiva de mi papá y de mi mamá. Y el que se ha beneficiado de todo eso he sido yo, de tener un padrino como Orlando Cepeda. El padrino mío no solamente me regaló ser su ahijado, sino también uno de mis hermanos y de mis mejores amigos, Orlandito Cepeda (Jr.), que para mí es familia, y es familia cercana”, abundó Eduardo Pérez.

No solo hubo palabras de todos elogiando a Cepeda por su carácter alegre de siempre, sino también para las anécdotas.

Marichal, por ejemplo, contó que en un juego de temporada regular cuyo año no recordó, llegó lanzando hasta la novena entrada en un partido en San Francisco contra los Pirates de Pittsburgh en la Liga Nacional. Su turno para consumir un turno al bate se aproximaba, con la pizarra empatada 3-3.

“Yo no sabía si el dirigente me iba a sacar, pero cuando se supo que me iba a dejar batear, Orlando me llama y me dice, ‘usa este bate’. Era un bate de los de él. Yo le dije, ‘pero Orlando, yo no puedo con eso; eso pesa mucho’. Me obligó a usarlo. Y cuando me convence, me dice, ‘y tírale al primer pitcheo’. Era contra Roy Face, que tenía creo que 18-1. Me dijo ‘va a ser un slider que te va a tirar’. Voy al ‘home plate’, me paro allí, y cuando vea esa bola venir, así mismo como me la describió, pintadito ese slider, le dejé caer el bate, la bola cayó 15 filas por el ‘left field’”, describió Marichal sobre el cuadrangular que se apuntó con las bases llenas para terminar el juego.

Así como Eduardo describió la hospitalidad de Cepeda hacia su padre al llegar a Puerto Rico en 1964, Cheo Cruz recordó las atenciones que Peruchín tuvo para él, tras llegar a la organización de San Luis en 1967, cuando todavía el ‘Baby Bull’ jugaba para los Cardinals. Específicamente en 1968 ocurrió algo que Cruz atesora. Ese año se lesionó un tobillo en liga menor jugando en Modesto, California. Y la anécdota que recuerda es de cuando voló de regreso a San Luis.

Orlando fue quien me dio la mano. Él estaba con los Cardenales de San Luis cuando yo estaba subiendo. Yo me fracturé un tobillo en las ligas menores, y él fue quien me recogió en el aeropuerto, para llevarme al doctor. Eso fue grande para mí. Fue mi ídolo y siempre fui fanático de Orlando”, dijo Cheo Cruz, quien asegura que Cepeda siempre fue así con todos los puertorriqueños y latinos que llegaron al béisbol organizado después de él en 1958.

Tany Pérez no olvida tampoco las anécdotas y la acogida de Cepeda hacia él cuando coincidieron en los Cangrejeros de Santurce del béisbol invernal boricua, pero recuerda su relación con Orlando mientras estaban en Estados Unidos jugando en contra, él con Cincinnati y Cepeda con San Francisco.

“Cuando yo estaba subiendo, los ídolos míos eran Clemente y Peruchín. Cuando llegué a Puerto Rico, jugando con Santurce, nos hicimos más amigos todavía. Él bautizó a Eduardo mi hijo, y somos compadres. Y jugando en contra de San Francisco en la Liga Nacional, siempre íbamos a la casa y comíamos. Nos visitábamos. Era una amistad como hermanos”, recordó el otrora primera base de la ‘Gran Maquinaria Roja’, los Reds de Cincinnati.

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