El boxeador barranquiteño rememora sus inicios en la “Cuna de Próceres” y cómo ha mantenido la relación con sus compueblanos pese a mudarse a Florida
El boxeador barranquiteño rememora sus inicios en la “Cuna de Próceres” y cómo ha mantenido la relación con sus compueblanos pese a mudarse a Florida
24 de diciembre de 2021 - 11:40 PM
Aunque Christopher “Pitufo” Díaz salió de su natal Barranquitas cuando tenía 18 años, nunca ha olvidado su pueblo y las hermosas vivencias que lo cincelaron como el ser humano que es ahora.
De hecho, reconoce que esos primeros años fueron fundamentales en su desarrollo como boxeador y expone que posee una gran base de fanáticos de ese pueblo, que se identifican con él y que lo han acompañado en su carrera deportiva.
Esto es algo que el atleta de 27 años valora profundamente, por lo que cada vez que puede aportar algo a su pueblo, no tiene reparos en hacerlo. Así lo demostró en el 2017, cuando participó de una actividad en Barranquitas para los damnificados por el huracán María y en la que recibió la faja de campeón regional de la Organización Norteamericana de Boxeo (NABO, por sus siglas en inglés).
Entrevistado por El Nuevo Día, Díaz compartió el amor que siente por ese pedazo de tierra que lo vio nacer y en el que dio sus primeros pasos como deportista.
“Como ser humano fue una parte clave porque toda mi familia es de Barranquitas. Mis primeros años los viví ahí. La gente de Barranquitas se reconoce por su humildad y lo generosos que son. Mi familia me inculcó eso también. Muchos de los fanáticos que me conocen se identifican conmigo”, declaró el púgil, que actualmente reside en la ciudad de Orlando, Florida.
“Como deportista, me han apoyado desde el principio. Barranquitas ha sido una parte clave de mi carrera porque gracias a ellos, Puerto Rico me reconoció mucho más. Además, hasta el sol de hoy, viajan a verme en mis peleas. Estos fanáticos han sido una parte clave en mi carrera. He sido el único -prácticamente- peleador barranquiteño que ha llevado el boxeo a otro nivel”, añadió.
Díaz recordó con cariño al barrio El Portón, donde se crió. De esas memorias, atesora “el corillito” con el compartía juegos de baloncesto y su paso por la escuela elemental y superior. “Nosotros nos criamos en El Portón con mi abuela (Milagros Maldonado). Tengo bastantes recuerdos de ahí”, declaró.
Maldonado todavía vive allí, y él la visita cuando está en Puerto Rico. De hecho, todas sus tías materna y su abuelo paterno aún tienen residencia en el pueblo conocido como “la cuna de los próceres”. Igualmente, viven algunas hermanas de su papá y sus primos.
“Prácticamente toda mi familia vive en Barranquitas”.
También posee recuerdos del barrio Ayales, donde vivió con su papá, Rubén Díaz, quien falleció.
Pitufo, quien tiene récord de 26-4, con 16 nocauts, sostuvo que cada vez que regresa al ese municipio, las personas no dejan de darle muestras del cariño y la admiración que sienten por él.
“Barranquitas es mi segundo hogar porque ahora vivo en Orlando. Me tratan como si yo nunca me hubiera ido. Cada vez que me ven, soy como un ídolo. Los niños me reconocen, las personas mayores me apoyan. Aún en las derrotas, el apoyo está”, recalcó.
El peleador comenzó a boxear en el gimnasio municipal de ese pueblo junto al retirado entrenador Junito Díaz cuando tenía ocho años. Su incursión en ese deporte se debió a que de pequeño se metía en peleas en la escuela. Así que fue la forma que encontró su mamá para que canalizara esa conducta.
Díaz apuntó que cuando llegó a la instalación, que para ese entonces se inauguraba, pareció como si hubiera conocido el boxeo “de toda la vida”.
“Me encantaba, me disfrutaba lo que hacía. Yo sobresalí entre los niños que estaban en ese momento, y hasta el sol de hoy sigo amando el boxeo”.
Casualmente, Pitufo comenzó a boxear luego de la muerte de su papá, por lo que entiende que lo ayudó a canalizar ese luto. “Yo peleaba mucho y era un poco malcriado. Mi conducta no era la adecuada. Yo extrañaba a mi padre, y creo que el boxeo me ayudó a descargar esas malas energías”.
Su romance con el boxeo tuvo sus altas y bajas, pues hubo momentos en los que se alejó de ese deporte por varios meses. Sin embargo, Junito Díaz siempre estuvo ahí para atraerlo. En esos momentos de lejanía, practicó otros deportes como béisbol, baloncesto, voleibol y hasta atletismo.
“Pero el boxeo siempre me llamó la atención y con el que más me identifiqué. Este era el deporte que iba conmigo”, puntualizó.
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