Carolina - El campeón mundial, el villalbeño Oscar Collazo, arribó este lunes a la isla desde Arabia Saudita con una nueva correa mundial y fue recibido por familiares en el Aeropuerto Luis Muñoz Marín.

Collazo venció por nocaut en el séptimo asalto al tailandés Thammanoon Niyomtrong para arrebatarle el cinturón de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) en las 105 libras en la cartelera del pasado sábado en la ciudad de Riad.

Collazo puso en juego su título de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).

“Es especial llegar aquí. Ya cuando uno llega es que dice ‘pues lo hice’, y ahora puedo a celebrarlo bien con mi familia, con mi equipo”, dijo Collazo, quien agradeció a Dios por el trabajo que hizo unificando títulos en el peso mínimo ante Niyomtrong.

Collazo no peleará más en el resto del año. Aunque salió ileso del combate del sábado, descansará y regresará a pelear entre enero y febrero, posiblemente en una defensa titular, dijo su entrenador Juan de León.

“A finales de año me caso. Terminamos el año con broche de oro. Ya el año que viene queremos a los mejores peleadores y las mejores defensas... jugar con los títulos”, abundó Collazo, quien mejoró su marca a 11-0 con ocho nocauts.

El tercero de cuatro hijos varones de Janet y Tito Collazo fue abrazado por su pareja Bethmarie Vélez, con quien contraerá matrimonio oficialmente este diciembre, así como por sobrinas y sus padres que le llevarían de regreso a Villalba para un merecido descanso.

Collazo agradeció el apoyo de los familiares. Luce como una familia muy unida.

“Desde un principio la familia ha estado conmigo. Es un pilar de mi vida. Están conmigo desde el día uno y por ellos es que hago estas cosas porque creen en mí, y el día en que pierda van a seguir creyendo en mí”, dijo.

Collazo es del pueblo de los Avancinos. Llegará sin hacer mucho ruido a Villalba -al menos así lo intentará- para descansar de meses de entrenamientos para la pelea que hizo el sábado y de horas de viajes y escalas desde Arabia Saudita a San Juan.

“Voy para mi casa. Quiero ir para mi casa. Esos viajes fueron larguísimos, de sueños perdidos. Quiero la cama calientita y un fricasé de pollo que sé que mi esposa y mi padre lo tienen por ahí”, concluyó.