El fondismo vuelve este año como aliado contra la violencia doméstica al regresar como motor de la segunda edición de la Kilómetros de Cambio, el evento pedestre que le dará la vuelta a Puerto Rico entre el 16 y 18 de mayo para levantar la voz y recaudar fondos por esa causa, se anunció el jueves durante una conferencia de prensa.

El fondismo femenino será el vehículo nuevamente de Kilómetros de Cambio ante el crecimiento de mujeres haciendo fondo en Puerto Rico.

Una estadística del Medio Maratón San Blas 2025 revela el crecimiento en población: de 686 mujeres fondista que se inscribieron en la edición 2024 de San Blas, la cifra aumentó a 1,150 en la edición 2025.

Pero si la estadística de población de fondistas es importante para Kilómetros de Cambio, más importante para el evento es la cifra de 589 jóvenes y víctimas de violencia doméstica atendidas en nueve albergues reunidos en la Red Nacional de Albergues de Violencia de Género.

A esas sobrevivientes y a esos hogares va dirigida la “locura” de darle la vuelta a Puerto Rico en tres días, corriendo 53 tramos que comienzan y regresan a San Juan, con paradas entre medio en Mayagüez y Cayey, con 53 fondistas que lideran tantos tramos en compañía de 30 fondistas cada uno.

Ese es el tema neurálgico de este evento deportivo porque siguen surgiendo diariamente víctimas de violencia doméstica, como lo demuestran las estadísticas de jóvenes atendidas en albergues, y porque estos centros de ayuda están bajo amenaza de cortes en fondos federales y ausencia de iniciativa legislativa a nivel nacional, según se informó en la conferencia de prensa.

“La amenaza está representada en cómo le vamos a dar continuidad a este servicio si las convocatorias de fondos están frizadas y no hay una respuesta local”, dijo la presidenta de la Red de Albergues, Coraly León. “Estamos en total incertidumbre ahora mismo”.

De acuerdo a León, cada uno de los nueve albergues necesita anualmente entre $1.2 a $1.5 millones para dar el servicio a las víctimas. Depende hasta un 90% de fondos federales para operar. Sobre 150 trabajadores tienen empleos en esos albergues.

La edición 2024 de Kilómetros de Cambio, también enfocadas en los albergues, recaudó más de $180 mil para estos centros, informó Deborah Maldonado, fundadora del evento y quien conoció en su hogar la violencia doméstica dirigida a su madre.

La edición 2025 espera seguir grabando en la conciencia de Puerto Rico en torno a la violencia doméstica al punto de, irónicamente, comenzar a cerrar las puertas de los albergues por la erradicación de la violencia doméstica.

“No necesitamos más albergues. No quisiéramos tener que tener albergues”, sostuvo Maldonado.

El amor entre Kilómetros de Cambio y los albergues es mutuo porque el primero reconoce el servicio del segundo, que agradece la ayuda del primero.

“La pregunta es, ¿quién cuida de quienes cuidan? Kilómetros de Cambio nos protege a nosotros”, indicó la presidenta de la Red de Albergues.

Kilómetros de Cambio llevó a la conferencia de prensa a cerca de decenas de testimonios que dieron fe sobre la importancia de los albergues para salvar víctimas y que endosaron al evento deportivo.

Nombraron a las presentadoras de televisión Gil Marie López y Jacky Fontánez como madrinas y participantes del evento, respectivamente.

Llevaron a auspiciadores, a la Policía de Puerto Rico que apoya el movimiento con su servicio en la ruta, a los organizadores del Medio Maratón San Blas que donaron $1 de cada una de las 3,100 inscripciones a la edición de su evento celebrado el domingo pasado.

“Para San Blas es un privilegio. Más que una aportación, es una responsabilidad”, señaló el presidente del comité organizador de San Blas, Einar Ramos López, quien reveló en conferencia que es padre de una víctima de violencia doméstica.

Integraron a representantes de los municipios de San Juan y Caguas, que están involucrados en la causa, a operadoras de los albergues que resaltaron sus servicios, así como a sobrevivientes atendidas en los albergues y quienes se han convertido en voces contra la violencia doméstica.

“El día en que entré (al albergue Casa Protegida Julia de Burgos), me iban a matar. Estoy viva porque la Casa (Julia de Burgos) me abrió las puertas. Si Casa Julia no existiera, no existiera yo”, testificó Elizabeth Andújar, sobreviviente de violencia doméstica.

“Estos espacios están en peligro (de desaparecer) y necesitamos protegerlos”, apuntó Andújar.