Los movimientos suaves, con gracia; el ritmo y la cadencia en el andar de los caballos de paso fino han engalanado por más de 50 años las calles de Guayama, considerada la cuna de la tradición en la crianza y entrenamiento de los mejores ejemplares en la isla; acción que mereció la construcción del Parque Ecuestre Dulce Sueño.

Guayama, uno de pocos municipios que mantiene viva la promoción del paso fino como un deporte y tradición cultural nativa de la isla, fundamenta la pasión por estos ejemplares en la figura del prominente exalcalde Genaro Cautiño Insúa, quien trajo hasta la ciudad de los brujos a la yegua madre del caballo Dulce Sueño, considerado el padre de la raza de paso fino, símbolo de la raza “más reconocida del área sur del país”.

“La yegua ya preñada la trajeron desde Cayey. Ya para el 1920 se notaba un andar diferente y así nació Dulce Sueño en Guayama y la raza de paso fino. Nuestro caballo nace con eso, es su andar natural”, dijo Eduardo Martín Guardiola, propulsor de la Feria de Paso fino más legendaria de Guayama y que lleva el nombre del corcel como ícono de esta festividad.

El peculiar andar de paso corto, un cuerpo robusto y un cabello brilloso son otras de las características que presenta el caballo boricua, que -luciendo su mejor galope- se distinguía en las competencias de paso realizadas en las fiestas populares de la ciudad, dando entrada al reconocimiento oficial en el siglo XIX como paso fino. “Los llevaban a competir en las fiestas patronales de pueblo y en un momento dado en 1860 se habla de una raza de caballos de paso fino muy admirada en las Antillas, distinguiéndose de las demás poblaciones; incluso hay data histórica de caballos de raza fino al menos de 1840″, dijo Hostos Gallardo, un veterano en la historia de esta raza.

De esta forma, la ciudad de Guayama se convirtió en la cuna del paso fino en la isla desde el nacimiento del ejemplar Dulce Sueño, que marcó el inicio de la raza autóctona, hasta la actualidad donde -con celo- se lleva a cabo el cuidado, la crianza y entrenamiento de los potros que tienen ante sí la preservación de esta dinastía.

“Un sinnúmero de personalidades a través del mundo han adquirido caballos, por lo que son, porque son distintos. Porque son una raza única y distinta. Y Dulce Sueño es el ejemplar que crea todo ese auge en el pueblo y sus hijos fueron muy valorados y vendidos, se repartieron en diferentes partes de la isla: en San Germán, en Carolina, en Lajas, en Fajardo y se así se convirtió en el padre de la raza moderna”, argumentó Martín Guardiola.

Aunque la raza ha tenido sus cruces con padrones importados, estos férreos defensores de la estirpe boricua sostienen que el nativo puro sobresale de cualquier otro ejemplar. “Que se entienda que el paso fino es la raza autóctona de Puerto Rico, no la invasión colombiana que usurparon el nombre de nuestra raza. El que sabe los distingue. Hay diferencias genotípicas y fenotípicas que los diferencian. Son tremendos caballos, pero las diferencias se notan. Sus andares son distintos”, sostuvo el también vicepresidente de la Organización sin Fines de Lucro Feria Dulce Sueño.

Por tradición, los criadores de este linaje de paso fino promueven el entrenamiento de los ejemplares para afinar el caminar, la disciplina y el carácter dócil de los caballos convirtiendo este símbolo patrio en una industria que por años ha generado empleos. “Están los establos, los entrenadores, la comida, el veterinario, las vitaminas, el que tiene el padrote para casarlo con las yeguas. Aquí se va mucho dinero también; pero como lo vemos nosotros no es una cuestión de dinero. Esto tiene que ver con el alma y con la satisfacción de estar promoviendo un ícono cultural”, expresó Martín Guardiola, propulsor del movimiento que contribuye a la educación para declarar el paso fino como patrimonio nacional y cultural de la isla.

“Esto es una cosa familiar. Hay muchos padres haciendo la inversión por sus hijos, que están entusiasmados con la equitación y con el paso fino. Tenemos que pasarlo a la nueva generación”, comentó, por su parte, José Huertas, conductor del programa “Paso Fino Raza Autóctona” que se transmite en las plataformas sociales como Facebook y You Tube.

Ejemplo del paso hacia nuevas generaciones lo es Wignaldo Kuilan, un criador de caballos de esta fina raza quien transmite la cultura ecuestre a sus hijos que componen la quinta generación de dueños y entrenadores de caballo. “Desde que yo era adolescente estaba con mi padre trabajando los caballos. Yo estoy haciendo lo mismo con mis hijos”, dijo el también propietario de la Finca Quinta Generación que promueve la crianza de esta raza.

Este junte generacional y la promoción del valor e influencia cultural de la actividad del paso fino en la isla se observa cada año durante la celebración de la Feria Dulce Sueño en el icónico parque ecuestre de la ciudad sureña, que reúne a cientos de criadores, dueños y entrenadores de esta hermosa raza.

La tradicional actividad, que se celebra cada año, durante el mes de marzo, marca un evento histórico entre los guayameses estableciendo varias categorías que permiten a una variedad de exponentes pasar por la pasarela de madera. Allí los miles de fanáticos del evento podrán no solo observar, sino también escuchar el inconfundible paso fino de la raza boricua.

“En términos de público flotante durante los dos días podemos tener entre 5 a 6 mil personas, que aparte de los caballos también disfrutan de comidas típicas, artesanos, exhibiciones, tenemos música; obviamente, los presupuestos dictaminan la música, pero lo convertimos en una fiesta de pueblo”, dijo Hostos con notable entusiasmo.

“Hay mucha gente alrededor de esto, hay mucha gente que invierte mucho dinero en la crianza de estos ejemplares. Piensa en un atleta, así mismo son estos ejemplares” concluyó Guardiola.

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