Se adhiere a los criterios de The Trust Project
Néstor Ramírez Lugo: artesano de tablas de surfing en Isabela

Lleva más de 40 años en esta profesión, logrando crear la marca “Pelícano Surfboards”

20 de octubre de 2022 - 11:40 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 2 años.
El artesano Nestor Ramírez Lugo tiene su taller en su residencia en el barrio Jobos, de Isabela. (Jorge A Ramirez Portela)

La conexión con el mar que logró desde los 13 años, cuando se aventuró a maniobrar entre olas y practicar el “surfing”, fue para Néstor Ramírez Lugo el comienzo de una prometedora carrera artesanal enfocada en la creación de tablas para practicar este deporte y que resultó en la creación de la marca “Pelícano Surfboards”.

Aquella primera experiencia en el agua, despertó en Ramírez Lugo la curiosidad por saber cómo se confeccionaba la “plancha de foam” que le permitía flotar y deslizarse en el océano. Y fue así como, seis años más tarde, en el 1974, se lanzó a su nueva aventura: aprender a hacer tablas.

Decidí comprar un ‘foam’ a un americano que hacía tablas en Vega Baja. Él venía todas las temporadas a surfear y dividía la casa que alquilaba entre el área de dormir y un área para hacer tablas; cuando terminaba la temporada, vendía los materiales que no usaba y regresaba a su casa en Estados Unidos. Eso era bien común en el pasado”, dijo el artesano de 67 años.

Entonces, valiéndose de la información que leyó en una revista de surfistas, cortó aquel pedazo grande de ‘foam’ con la peculiar forma puntiaguda de una tabla.

“Compré un librito que decía cómo hacer una tabla. Era en inglés. Mi inglés no era muy bueno en esos tiempos, pero tenía muchas fotos, aunque no eran fotos haciendo una explicación clara paso por paso. Muchos eran ‘shapers’ (artesanos de tablas) famosos de ese tiempo. El resto era una explicación, pero era difícil entenderlo. Dentro de lo que se entendió, pues hice mi tabla”, recordó Ramírez Lugo tras destacar que su taller de trabajo lo montó –inicialmente- en la casa en la que vivía junto a sus padres en San Juan.

Ramírez Lugo comenzó su negocio de construir tablas de surfing en San Juan, antes de mudarse al área oeste de la isla.
Ramírez Lugo comenzó su negocio de construir tablas de surfing en San Juan, antes de mudarse al área oeste de la isla. (Jorge A Ramirez Portela)

Luego de lograr la forma, recurrió a los próximos pasos que incluyeron integrarle a la tabla su “columna vertebral”, que no es otra cosa que un pedazo de madera que da firmeza al objeto flotante. Luego, montó la resina, lijó y dio los detalles finales a su obra.

“Lo pude hacer. Cualquiera puede ‘shapear’ una tabla; la tabla va a correr. Esa primera que hice era para mí; era amarilla. Usé resina que se usaba para botes, que en aquel momento era más económica”, manifestó.

Fue entonces cuando decidió crear la marca de tablas “Taína”.

“Hice 4 o 5 bajo ese nombre. Había una persona que también hacía tablas, pero no tenía dónde trabajar. Él tenía más experiencia que yo; había ‘shapeado’ como 20 tablas. Lo invité a trabajar a mi casa (en San Juan); entonces, decidimos hacerlas bajo un nombre y ahí es que nace ‘Pelicano Surfboards’”, contó el artista quien recordó que comenzó estudios en educación física, pero tenía claro que ese no era su norte y cambió su mirada hacia las tablas.

Más adelante, su socio emprendió un nuevo camino, pero Ramírez Lugo se mantuvo activo en su faena. “Seguí haciendo las tablas en San Juan”, sostuvo.

No fue hasta el 1979 cuando decidió cumplir otro de sus sueños: mudarse al área oeste. Eligió Isabela. Allí formó su familia con María Casellas. La pareja procreó dos hijos: Iana y Guailí Ramírez, ambos también surfistas hoy día.

Simultáneamente, creó un taller de trabajo cerca de la playa Jobos, de Isabela, donde laboró durante 15 años hasta que el golpe de la pandemia, en 2020, lo obligó a trasladarse a un espacio dentro su casa ubicada en el barrio Jobos.

Ramírez Lugo dijo que puede tardar hasta ocho horas en elaborar una tabla.
Ramírez Lugo dijo que puede tardar hasta ocho horas en elaborar una tabla. (Jorge A Ramirez Portela)

Desde allí continúa fiel a su ocupación elaborando tablas de distintos tipos cuyas medidas van desde los 5 hasta los 10 pies. Su trabajo es customizado y dependerá no solo de las exigencias de los clientes, sino también de su experiencia en el agua y condición física. “Lo primero para nosotros es la calidad”, reiteró.

Ramírez Lugo dijo que puede tardar entre 7 a 8 horas en elaborar una tabla. Sin embargo, prefiere darle más tiempo para que el proceso de secado sea más efectivo.

El artesano, que cuenta con la ayuda de su hijo Guailí, quien trabaja con la parte de la resina, dijo que en las décadas de los 80 y 90 el promedio de tablas que fabricaba alcanzaba las 250 anuales. Con los años, la cifra ha bajado drásticamente hasta alcanzar las 120 al año.

¿A qué se debe?, preguntó este medio. “En aquellos tiempos no había tanta tabla de afuera como ahora. Antes yo vendía tablas a los ‘surf shops’ en Puerto Rico, pero ya eso no pasa”, dijo.

De hecho, manifestó que –incluso- los precios de sus tablas – que van de $585 hasta sobrepasar los $1,000, dependiendo el tamaño-, son menores a los fijados a estos productos importados, pero aún así no logra aumentar el volumen de órdenes.

“Si nos comprara el 75% de las personas que surfean en la isla, tendríamos que contratar personal que nos ayude”, manifestó.

Cada tabla, bajo la firma de “Pelícano Surfboards”, ha sido enumerada por sus creadores y, además, como detalle peculiar, lleva un mensaje cristiano. Al momento, han elaborado 7,654.

Para información adicional, puede llamar al 939-225-0104. O, puede acceder a Facebook e Instagram “Pelícano Surfboards”.

Popular en la Comunidad


Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: