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Pilar Victoriá y la genial anécdota con un billete de $100 cuando estudiaba en el Colegio Católico Notre Dame

El director atlético y entonces entrenador de la fenecida jugadora, Renato González, relata la peculiar historia que ocurrió durante un torneo en Cupeyville School

9 de septiembre de 2024 - 3:45 PM

Pilar Victoriá, aquí en una práctica de la Selección Nacional, fue descrita como una "excelente estudiante" en sus tiempos en el Colegio Notre Dame. (tonito.zayas@gfmedia.com)

Caguas - Cuando Renato González llegó por primera vez al Colegio Católico Notre Dame, de Caguas, como estudiante de séptimo grado, el legendario exdirigente y exatacante no sabía lo que era jugar voleibol.

Según narra el ahora director atlético de dicha institución, su pasión era el béisbol. También el baloncesto y pista y campo. Pero su estancia en el colegio cagüeño cambiaría su dirección y recorrido en el deporte por siempre.

Décadas después, se consolidó como un destacado jugador y más importante aún, en uno de los entrenadores más ganadores de los torneos superiores masculino y femenino. Con Ponce, por ejemplo, logró el ‘back to back’ en 1989 y 1990, conquistando también el cetro masculino en 1994 en la Ciudad Señorial.

Igualmente, en masculino, se agenció de cinco títulos consecutivos con los Changos de Naranjito y después “perdió” la cuenta de cuántos consiguió con las Criollas de Caguas en femenino.

Renato González durante el velatorio de Pilar Victoriá el domingo.
Renato González durante el velatorio de Pilar Victoriá el domingo. (alexis.cedeno)

“Me acuerdo del (campeonato) de 1998, porque tengo un cuadro en la cabecera de mi hogar y destaca la figura de la entonces refuerzo Laura Salinas”, dijo González con una sonrisa el domingo, en un aparte con la prensa en el Coliseo Roger Mendoza, durante las honras fúnebres de su otrora distinguida estudiante-atleta Pilar Marie Victoriá López.

La fenecida jugadora cagüeña dio sus primeros sólidos pasos en el voleibol bajo la tutela de González en Notre Dame, con quienes obtuvo cuatro premios de Jugadora Más Valiosa e igual número de cetros.

“Siempre fue una estudiante comprometida con la escuela. Excelente en lo académico, así como alumna y jugadora”, agregó.

González, entonces, procede a narrar una de las muchas anécdotas que tuvo con Victoriá en la escuela.

“No se la cuento a todo el mundo, pero es tremenda porque... ¿Cuántos maestros andan por ahí con un billete de $100 en el bolsillo? Bueno, sucede que un día estábamos jugando en un torneo en Cupeyville School, durante una final”, abundó González.

“Ganamos el primer set, pero en el segundo nos fuimos abajo 21-14. Se me ocurre, entonces, sacarme del bolsillo un billete de $100 y decirle a Pilar (Victoriá) que, si nos ayudaba empatar el juego a 21, el billete era de ella...”.

“¡Para qué fue eso! Pilar, nada más, dio un giro al juego y nos fuimos arriba 24-21. Obviamente, me ‘tumbó' el billete”, añadió González con una carcajada.

“El otro día hablé con Sofía, su hermana, que también jugó acá, y le recordé la anécdota del billete”.

González lleva 40 años dirigiendo en Notre Dame y 50 en el voleibol en general. Asegura que Victoriá es de las cinco mejores estudiantes-atletas que ha entrenado en dicha escuela, junto a Leslie González, Griselle López, Priscila Ortiz y Paola Flores.

“Me gustaría que se recuerde como un ser humano excepcional. Se dio a querer. Mi última conversación con ella fue en julio, cuando me dijo que se iba para Turquía. Ellas, las hermanas, tenían dos cosas peculiares. Pilar era la que siempre venía por el pasillo a abrazarme por la espalda. Yo la ‘regañaba’ porque le decía que tenía mis discos malos... Pero no importó. Lo seguía haciendo”, prosiguió González con una sonrisa.

“Y su hermana Sofía era la que venía y me despeinaba el pelo. Dos grandes niñas”, señaló.

Luis Ernesto Victoriá posa junto a sus hijas Pilar (derecha) y Sofía (izquierda), ambas integrantes de la Selección Nacional adulta de voleibol.
Luis Ernesto Victoriá posa junto a sus hijas Pilar (derecha) y Sofía (izquierda). (Andre Kang)

“Me enteré de su fallecimiento durante la mañana de ese jueves 29 de agosto, cuando me llamó otro exalumno (José Mulero) preguntándome sobre Pilar. Me dijo, ¿qué sabes de Pilar? Le comenté que su mamá había estado el día antes en el colegio viendo jugar a una prima de ellas (de Pilar y Sofía). Entonces, Mulero me soltó que había fallecido... Una persona tan saludable y que había pasado todos los exámenes médicos. Una persona que siempre será especial para nosotros”, apuntó.

Victoriá tuvo su sepelio el lunes en horas de la mañana en el Cementerio Borinquen Memorial. Falleció por causas naturales, de acuerdo a un informe preliminar de autopsia. Tenía 28 años. Fue encontrada en su habitación en Turquía al perderse el entrenamiento de su club, el equipo Belediyespor.

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