Repasamos la trayectoria, actuación y triunfos en cancha de las Pinkin y los Plataneros, dos equipos que han plasmado una huella imborrable
Repasamos la trayectoria, actuación y triunfos en cancha de las Pinkin y los Plataneros, dos equipos que han plasmado una huella imborrable
8 de noviembre de 2023 - 9:32 AM
Hablar del pueblo de Corozal es hablar de voleibol.
Es hablar de sus amadas Pinkin de la Liga de Voleibol Superior Femenina (LVSF) y de sus queridos Plataneros en la Liga de Voleibol Superior Masculino (LVSM), así como del largo historial de victorias de estas franquicias, de muchos momentos de alegrías, de gran cantidad de celebraciones y de la abundancia de campeonatos.
Y es que las Pinkin son la franquicia más ganadora en la historia de la Liga de Voleibol Superior Femenina con la friolera de 19 cetros en 39 temporadas jugadas desde el origen de su sexteto en 1968 (que excluye los seis años de receso entre 2014-2019). ¡Eso es un asombroso 48.7% de efectividad!
Precisamente, desde sus inicios en el 1968 el equipo de Corozal se apoderó de la liga, cautivando a su incipiente fanaticada con éxito rotundo y consistente, mientras estrechaba un gran lazo de lealtad con el pueblo.
¡Y no era para menos!
Las Pinkin amasaron la increíble cifra de 15 campeonatos en sus primeras 17 temporadas, incluyendo ocho al hilo entre 1968 a 1975, sumado a uno en 1977 y luego una ristra de seis consecutivos entre las temporadas de 1979 a 1984. De hecho, los ocho títulos consecutivos de Corozal en la LSVF es un récord para cualquier liga profesional de Puerto Rico.
“Vivir esos tiempos fue increíble. Ver esas canchas abarrotadas con la gente eufórica era una gran adrenalina. Es una sensación difícil de describir”, sostuvo la ingeniera Lilibeth Rojas, actual apoderada de las Pinkin y quien fuera parte de la edición campeonil de Corozal como colocadora novata en el 1984.
“Me disfruté mucho ese tiempo como jugadora con las Pinkin. Para mí fue bien emocionante jugar en Corozal. La fanaticada es leal, exigente y conocedora”.
No obstante, durante la segunda parte de la década de los 80′s e inicios de los 90′s, las Pinkin pasaron a un segundo plano en Corozal a raíz del éxito que también disfrutaron en su momento los Plataneros en la rama masculina, tras debutar en 1970 bajo la tutela de Juan García y el licenciado Blas Marrero como su primer apoderado.
Entre 1977 a 1984 los Plataneros ganaron seis campeonatos, incluyendo cuatro al hilo entre 1977-1980 y luego otro en 1982. Luego sumaron uno adicional en 1987. Durante ese transcurso también tuvieron 10 subcampeonatos (1976, 1981, 1983, 1985-1986, 1990-1994), probando su valía competitiva.
“Para los 80′s y por gran parte de los 90s, el voleibol masculino tomó mayor protagonismo en Corozal. Tuvieron muchos equipos buenos y la fanaticada los respaldó en mayor número. En el caso de las Pinkin, no contamos con el recambio de jugadoras que esperábamos para ese tiempo. Teníamos buenas ligas de desarrollo, pero por alguna razón algunas de las muchachas de las que se esperaban muchas cosas no se dieron o dejaron muy jóvenes el voleibol. Eso estancó un poco el equipo femenino, que para ese tiempo tampoco tenía mucho respaldo federativo”, recordó Rojas.
“Sin embargo, para mediados de los 90′s llegó Carlos Beltrán a la Federación de Voleibol de Puerto Rico y cambió el juego. Supo mercadear mejor la liga femenina y nuestro voleibol volvió a tomar protagonismo. En 1996, volvimos a ponernos en el mapa. Trajeron a Carlos Pizarro a dirigir al equipo y enderezó el barco con su estructura y disciplina. También llegó Lilly Denoon y jugamos un juego bien rápido que no todo el mundo dominaba. Corozal volvió a llenarse y las expectativas a crecer. Terminamos ese año en primer lugar, pero perdimos en la final. Me lastimé y eso afectó al equipo”.
Tanto las Pinkin como los Plataneros no volverían a saborear el néctar de la victoria campeonil hasta pasado el milenio cuando ambos equipos se alzaron con el cetro en el 2008, gesta que no compartían desde 1984, cuando los dos equipos habían ganado su último campeonato hasta ese momento.
De hecho, las Pinkin y los Plataneros habían logrado la ‘dupleta’ en otras cuatro ocasiones anteriores en 1977, 1979-80 y 1982, para un total de seis contando 1984 y ahora el 2008.
¡Por fin se terminaba la sequía para ambos!
En el caso de los Plataneros, el equipo se vio reforzado notablemente con jugadores nativos tras el apoderado de ese entonces, Miguel González, comprar la franquicia de los Vaqueros de Bayamón y fusionarla con la de Corozal, con la cual sumó figuras de calibre al equipo como Juan Figueroa, Enrique Escalante, Ezequiel Cruz, Gabriel Acevedo y Dimar López.
Además, adquirió vía cambio al entonces acomodador de los Patriotas de Lares, Fernando Morales, y al agregar tres refuerzos de primer nivel los Plataneros, se alzaron con el cetro de 2008 y repitieron en el 2009.
No obstante, en el 2010 la liga jugó sin refuerzos y los Plataneros tuvieron que conformarse con un subcampeonato ese año. Desafortunadamente, el apoderado enfermó y entregó el equipo a la federación, lo que llevó a la franquicia a una gran suma de deudas y problemas que resultaron en su receso entre 2018 a 2021.
En el caso de las Pinkin, estás también tuvieron un resurgir para ese 2008 con un núcleo de nativas que incluía a Vilmarie Mojica, Jessica Candelario y Rayma Robles.
“Yo las dirigí en el 2006 y era un grupo que venía subiendo. Para el 2008 ya yo no estaba de dirigente, pero ese equipo estaba más maduro. También adquirieron a Yamileska Yantín, que era una jugadora bien fogosa y con una energía increíble. Era un buen núcleo de muchachas jóvenes con experiencia. Y aunque no revalidaron en el 2009, sí volvieron a ganar en el 2010. La fanaticada había regresado y fueron muy buenos años”, recordó Rojas.
No obstante, al igual que a los Plataneros, la crisis económica hizo su agosto también con las Pinkin después de ese oasis de felicidad entre 2008-2010.
“Para la temporada de 2013, las muchachas no se presentaron a jugar al final debido a la acumulación de deudas. A muchas de ellas no les pagaron. El equipo recesó entonces hasta el 2020, perdiendo seis temporadas”, dijo Rojas, quien tuvo a su cargo rescatar el equipo al adquirirlo en el 2020 y jugar contra viento y marea.
“No fue un proceso fácil. La deuda era considerable. Tuvimos que ir hasta el Comité Olímpico de Puerto Rico (Copur) para negociar el tranque que había con otros apoderados pues los otros equipos querían limitar la cantidad de jugadoras que podíamos escoger en el sorteo anual. Solo pudimos escoger cuatro jugadoras y luego tuvimos que convencer a otras no firmadas a que vinieran voluntariamente. Sabíamos que íbamos a ser un equipo perdedor al inicio, pero la fanaticada nos respaldó comoquiera. Al principio no ganábamos ni un set, pues las muchachas no se conocían, pero en la medida que fueron desarrollando química fueron mejorando y terminaron ganando tres de los últimos cuatro juegos de esa campaña que quedó a mitad (por la pandemia de COVID 19)”.
Para el 2021 y, como parte de los acuerdos que se había llegado con el Copur, Corozal entonces tuvo siete turnos en el sorteo de jugadoras y logró fortalecer su joven plantilla. También trajeron de dirigente al exjugador nacional, Ángel Pérez.
“El 2021 fue otra temporada de aprendizaje, especialmente en lo que refiere a escoger mejor a nuestras importadas. Llegamos al round robin y ahí nos eliminamos. Entonces llegó el 2022 y nos reforzamos aún más porque las Leonas de Ponce recesaron y el equipo de San Juan fue sancionado, así que pudimos agregar jugadoras de mayor calibre. Además, había mucha hambre de ganar y en la serie final no dejamos que el entonces equipo campeón de las Criollas de Caguas ganara ni un solo set”, indicó Rojas, quien también ganó el premio de Apoderada del Año en ese 2022.
“¡Fue una locura total! De los 80′s para acá no se había jugado una final en Corozal. Casi siempre terminaban jugando en otra cancha más grande. Para esa final se quedó gente fuera. Fue una alegría inmensa traer otro campeonato”.
En ese 2022 también regresaron nuevamente los Plataneros a Corozal en la rama masculina, teniendo que pasar por un proceso de reconstrucción total como hicieron las Pinkin a partir del 2020 y comenzando a escalar peldaños para volver a ser competitivos nuevamente.
En lo que refiere a las Pinkin, éstas lograron revalidar como monarcas femeninas en el 2023 y entran como campeonas defensoras al torneo de 2024 que inicia el próximo mes de enero.
“El 2023 empezó difícil porque, de las seis jugadoras jugando regular, solo repetimos una empezando la temporada pues tuvimos que devolver a varias jugadoras prestadas de otros equipos. Solo regresaba la refuerzo, Ronika Stone. Tuvimos que crear un núcleo nuevo y con otra colocadora, pero fuimos afortunados de tener a la atacante Paola Santiago, que terminó como Novata del Año y como Jugadora Más Valiosa. Así que, a pesar de esos cambios, pudimos repetir como campeonas”, sostuvo Rojas.
“Ahora tenemos otra agenda complicada pues cuatro de nuestras jugadoras están participando en ligas extranjeras y no empezarán la temporada con nosotras. La expectativa es que lleguen cuando las millas cuenten cerrando la temporada local. Pero es esencial que la gente nos respalde desde el primer día para tener opciones de campeonato. Las finanzas del equipo son importantes y dependemos de que la gente vaya para tener un equipo competitivo y tener opciones a repetir otra vez como campeonas. El reto en el 2024 sigue siendo igual o más grande”, indicó Rojas.
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