El maestro de la plástica puertorriqueña exhibe en Galería Petrus, “Retrospectiva II”, una muestra de sus trabajos más recientes en pintura y escultura
El maestro de la plástica puertorriqueña exhibe en Galería Petrus, “Retrospectiva II”, una muestra de sus trabajos más recientes en pintura y escultura
19 de noviembre de 2024 - 1:00 PM
En estos días, el pintor, grabador, escultor y maestro Luis Hernández Cruz se encuentra más entretenido de la cuenta, dando forma a su nueva exposición, titulada “Retrospectiva II”, que podrá ser visitada desde el jueves 21 de noviembre en la Galería Petrus, localizada en Miramar.
El arte del maestro Hernández Cruz es vibrante, dinámico y provocador, reflejo de su personalidad. A sus 88 años, afirma que pinta todos los días, y por pintar se refiere no solo a enfrentar el lienzo paleta en mano, sino a leer, a escuchar música o el trino de un ave, a admirar su amado paisaje borincano o entretenerse entre las ramas y las raíces de su veintena de bonsáis. De todo se nutre y por eso en su obra podemos atisbar “paisajes mentales” como él mismo los define, que hablan de lunas, neutrinos, curvas femeninas, nidos y navegantes desquiciados, así como de todo lo que habita tras la mirada del espectador.
El artista se apresura a aclarar que le resulta un tanto difícil hablar de retrospectiva cuando se tienen “1,200 obras registradas en la nube”. Impresiona como, teniendo todo el derecho para hacerlo, dice esto último sin el más mínimo atisbo de arrogancia.
No obstante, le hace ilusión esta nueva oportunidad para que el público pueda apreciar en un mismo espacio una amplia selección de sus obras. Serán en total una treintena de pinturas, realizadas desde 2009 al presente, y cuatro esculturas creadas entre 1980 y 2005.
La conversación se da en su residencia, en la que también ubica su estudio, espacio que refleja donde quiera que se posa la mirada, que para quien allí habita el arte es vida.
Sobre esa energía creativa que le motiva a seguir creando seis décadas después de su primera exposición, asevera que “en el arte, la inspiración surge del trabajo mismo; se convierte en un hábito. Uno puede tener una idea, pero la inspiración se pone en marcha cuando comienzas a trabajar. Puedes empezar pintando algo y luego cambiar completamente, en la medida que sigues trabajando. En el arte, aun lo más cerebral no se da esperando a que llegue. Mis ideas y mis formas ya están grabadas en mi archivo mental, solo es cuestión de echar mano de ellas. Últimamente, estoy trabajando muchos paisajes, siempre desde la abstracción o la abstracción figurativa. Es como el mar, el mar aparece en cientos de mis obras, y puedo decir cientos, porque si he pintado miles de obras, pues tengo cientos de pinturas de todo tema”, asevera con una sonrisa.
Para Hernández Cruz, “toda obra es como un poema lírico, te está comunicando, por más abstracto que sea y, de verdad, he tenido la oportunidad de que la respuesta del público sea una en la que entran en comunión con mi trabajo. En ese sentido, yo no creo que hay diferencia entre abstracción y figuración, ambas son vías para llegar a lugares recónditos del espectador. Claro, si el título es muy literal la gente tiende a buscar en la obra eso que dice el título, pero lo mejor es que el espectador busque y consiga su significado, su mensaje”.
Prueba de ese espíritu inquieto y explorador de continua curiosidad, Hernández Cruz halla inspiración lo mismo en la inmensidad del mar, el que le ha cautivado desde su infancia en el Viejo San Juan, como en la partícula más pequeña descubierta por el ser humano. La ciencia se refleja en sus piezas mediante la aparición de “neutrinos”, esas partículas imposibles de fragmentar, esencia de la materia y que atraviesan por millones cada centímetro de todo ser viviente cada segundo.
“Siempre estoy atento a la ciencia. Acabo de leer la biografía de Peter Higgs -ganador del premio Nobel por descubrir la llamada ‘partícula de Dios’, y la he plasmado en algunas obras”. Esto lo logra el maestro a modo de diminutos cuadrados que despliega a lo largo y ancho del lienzo como si atravesaran su composición. “Eso te da una idea y son muchos cuadritos chiquititos como la lluvia de neutrinos que atraviesa todos los cuerpos”.
Hernández Cruz ha sido galardonado y reconocido tanto en su patria, como a nivel internacional. En 1991 recibió la Medalla de Oro de la Sociedad Académica de Artes, Ciencias y Letras, en París. En 1986 obtuvo el primer premio de la Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano y el Caribe. Ese mismo año es Mención de Honor en la Bienal Internacional de Grabado de Fredrikstad, Noruega. En 1976 obtuvo el Premio Único del Salón de la UNESCO, en San Juan, así como el Premio Internacional del Grabado, en Biella, Italia. Sus trabajos integran colecciones institucionales y privadas en Estados Unidos, Corea del Sur o Chile. Sin embargo, una de sus mayores satisfacciones es que el público disfrute de su arte en el Museo de Arte de Puerto Rico, el Museo de Arte de Ponce y hasta en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré, en Santurce, mediante el impactante vitral que engalana el vestíbulo de la Sala de Drama René Marqués; el cual realizó en su casa con una técnica aprendida en España. Sobre esta última pieza afirma: “Yo salí ganando en experiencia, en el placer de trabajar en otro medio y en dejar un monumento imperecedero para el disfrute del público. Para mí, eso es hacer patria”.
En ese mismo sentido, el discípulo del legendario Lorenzo Homar en el arte del grabado, asevera: “He practicado todos los medios. Ese ha sido mi interés porque la vida es una sola”.
Este modo de ver la vida trasciende en la obra de Hernández Cruz, una de cambio continuo. “El cambio es la vida. En el arte una cosa es el estilo, pero no puedo quedarme haciendo lo mismo, trabajando el mismo tema. La vida sería muy tediosa, sin cambio, y es lo mismo en el arte. El cambio está en mi espíritu. Yo me levanto todos los días esperando que la vida me dé algo nuevo y así es en el arte. El arte es esa incógnita en la que se empieza, pero no se termina”.
Entonces el maestro nos invita a recorrer su casa, que es su estudio. Le aquejan algunas dolamas, propias de su edad. “Pero, fíjate, cuando estoy pintando no hay ningún problema”, comenta con asombro.
De momento se detiene ante una pieza, “Diógenes, el Can”, un acrílico sobre lienzo, de 2018, que formará parte de la exposición en Galería Petrus, y al hablar de su proceso creativo para la misma, su rostro se ilumina con un entusiasmo y una ilusión contagiosa. Se trata de un disfrute innegable, que podría afirmarse sin exagerar, tiene un efecto rejuvenecedor en el maestro. Por eso, de sus “hijos”, los cuadros, exclama: “¡Yo me los gozo todos! Si yo no los adoro, si yo no estoy convencido, si yo no me asombro primero, ni lo termino, ni lo exhibo. Yo tengo que verlo y asombrarme. Si no estuviese convencido de lo que hago, no pintaría”.
La primera retrospectiva de Hernández Cruz en la Galería Petrus, titulada “Paisajes quiméricos”, se llevó a cabo en 2005. Sobre este importante regreso, su fundadora y propietaria, la destacada galerista Sylvia Villafañe, manifiesta que: “Para la Galería Petrus y para mí, personalmente, se trata de un evento histórico y de envergadura contar con esta exhibición retrospectiva de este gran maestro de la abstracción”.
“Retrospectiva II” abre al público el jueves 21 de noviembre en la Galería Petrus, localizada en el 726 de la calle Hoare, esquina Las Palmas, en Miramar. Para detalles puede comunicarse al 787-318-8993 o por correo electrónico a info@petrusgallery.com. También en Instagram y Facebook; galeriapetrus.
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