Luego de dedicar su vida a la enseñanza del español, esta artesana de 85 años enseña a otros el arte del mundillo
Luego de dedicar su vida a la enseñanza del español, esta artesana de 85 años enseña a otros el arte del mundillo
27 de octubre de 2021 - 11:40 PM
Moca - Ana María Rodríguez Méndez era apenas una niña cuando observaba a las mujeres de su familia entrelazando hilos. Sin embargo, no fue hasta que llegó a su adultez que la hija y sobrina de tejedoras de mundillo se decidió a tomar clases para desarrollarse formalmente en el arte que históricamente se destaca en este pueblo del noroeste.
Su maestra fue América Nieves, recuerda Ana María, al contar que aprovechaba todo su tiempo libre durante los fines de semana y sus vacaciones para practicar y mejorar su destreza, con la misión de continuar la tradición de compartir sus conocimientos con futuras generaciones.
“A mí lo que me gustaba era aprender para enseñar. No era para tener un negocio”, comenta quien fuera maestra de español de escuela superior por más de tres décadas, tras lo cual dedicó cuatro años más a educar sobre el arte de tejer en el Museo del Mundillo, donde enseñaba de forma voluntaria a sus alumnas a confeccionar diversas piezas como abanicos, ropa para bebé, flores, manteles, estolas y bufandas.
A sus 85 años de edad, la maestra artesana sigue ofreciendo clases privadas, aunque con menos frecuencia que antes. Una de sus estudiantes actuales es una sobreviviente de cáncer que está aprendiendo a tejer con un fin terapéutico, algo con lo que Ana María se identifica muy bien, pues para ella el mundillo ha sido una bendición.
“Además de ser terapia es una enseñanza, porque hago cosas nuevas y digo ‘me quedó bien’, ‘era lo que yo quería’. Entonces, yo misma me autoevalúo y eso me motiva a seguir”, dice la mocana, quien destaca con emoción la versatilidad del encaje.
“El mundillo es polifacético y sirve para todo. Pero claro, aquí en Moca se dio a conocer por los ajuares de bebé. Mayormente, en todas partes de la isla y las personas que vivían fuera (de Puerto Rico) venían a buscar el ajuar de bebé”, detalla Ana María, cuya especialidad es la confección de abanicos, trabajo que tarda, por lo menos, cuatro semanas en completar.
“El abanico es una pieza romántica. Desde niña yo siempre quise tener un abanico y, como era tan pobre, no lo podía tener. Eso no lo tenía casi nadie y menos en mundillo. Me quedé con la ilusión. Y pues, logré crearlos”, expresa quien ha tejido unos 30 abanicos en mundillo, de los cuales conserva pocos, pues la mayoría los ha vendido o regalado.
“Ella es mi eterna maestra”, comparte por su parte Carmen Brunilda Pérez sobre su querida “missi” de español en la escuela superior y quien años más tarde, volvió a ser su maestra en el arte del mundillo. “Se envuelve de tal manera que lo hace de corazón, de vocación. No te das ni cuenta, pero realmente te enseña”, añadió sobre Ana María, quien es considerada un orgullo de Moca, tanto por su labor magisterial como por ser una de las legendarias artesanas que ha ayudado a tejer el futuro de muchas familias en la Capital del Mundillo.
Las primeras maestras artesanas de mundillo en Moca a fines del siglo 19 y principios de siglo 20 eran de nacionalidad española. En aquella época las maestras cobraban a las jóvenes por enseñarles a tejer, lo que indica que las primeras mundillistas mocanas pertenecían a la clase alta. Cada taller de las maestras servía de acopio de los encajes que producían sus discípulas, los cuales eran vendidos a los mercaderes que llegaban a los pueblos de Aguadilla, Aguada y la Ciudad Capital, entre otros. La artesanía del mundillo se transformó en una industria floreciente y bien afincada a la tradición mocana, que se difundió de generación en generación a todos los niveles sociales y económicos del pueblo.
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