Frances Hernández Ortiz y Norberto Ortiz Jiménez destacan por sus talentos y conocimientos, los cuales gustan compartir
Frances Hernández Ortiz y Norberto Ortiz Jiménez destacan por sus talentos y conocimientos, los cuales gustan compartir
31 de mayo de 2023 - 8:46 AM
Frances Hernández Ortiz creció rodeada de hilos y agujas pues, su abuela, Julia Colón Ortiz, se encargó de que las mujeres de su familia aprendieran a tejer y, desde entonces, hilvana su vida a través de un oficio que corre el riesgo de desaparecer.
Por eso, la fémina de 68 años se ha esmerado en compartir su talento con todo aquel que se interese en conocer el oficio que le ha acompañado por seis décadas pues, aunque trabajó como maestra, directora y superintendente escolar, nunca dejó de crear.
“Cuando era jovencita, desde que estaba en la escuela, yo hacía diademitas y las vendía a 5 y 10 centavos. Después, cuando era adolescente, en los años 70, hacía las cosas a mis amigas: ropa, chalecos, flecos; vino como un auge de tejido y, entonces, yo lo hacía y le enseñaba”, recordó la artesana certificada en tejido.
Así las cosas, aun en la adultez, Frances no se apartó del camino que trazaron sus ancestros en su natal Mayagüez, para continuar desarrollando delicadas piezas con diversos tipos de agujas.
“Le enseñé a mi hija, a mis nietas y a todo el que me pida, le enseño (a tejer), porque esto es una tradición que se está perdiendo, pero he visto que a las jóvenes de ahora le gusta”, acotó al mencionar que, entre sus trabajos, hay “carteras, paños de mesa, alfileteros, ropa para perro, para jóvenes, de todo”.
Sin embargo, a la hora de hilvanar, prefiere usar las agujas que talla su esposo, el reconocido artesano Norberto Ortiz Jiménez, con quien echó raíces en el barrio Anones de Las Marías, hace más de 30 años.
“Ella es una fan mía a muerte, bien entregada y, le gusta que yo le haga las agujas en maderas nobles del país, como caoba, cedro, capá prieto, capá blanco, entre otras. Es un proceso muy interesante porque nos mantiene unidos. Siempre estamos juntos”, confesó el marieño de 69 años al contemplar el rostro de su amada.
De hecho, mientras Frances desvelaba los secretos del tejido en Mayagüez, Norberto se interesaba por el arte del dibujo a la tierna edad de cinco años.
Así que, sin saberlo, sus vidas se entrelazaban en el aprendizaje del arte plástico y popular, respectivamente, además de que Norberto también laboró como educador y director escolar.
“Primero vino el dibujo y luego la pintura; el mayor aprendizaje fue autodidacta. Tengo varios renglones en la artesanía: pirografía, talla que, es la que me atrae un poco más, tallado en coco, grabados y pintura en higüera y, en alambre, entre otros”, relató el artesano marieño.
La obra de Ortiz Jiménez no pasa desapercibida, ya que, une varios conceptos que, elevan la riqueza de sus piezas, enmarcando la cultura puertorriqueña.
“En mi caso, tengo una buena base del dibujo, conocer las estructuras y configuraciones de los objetos, después que las conozcas, puedes trabajar con ellas como quieras y no vas a perder la esencia. Tienes conocimiento sobre la anatomía de cada cosa y eso ayuda mucho”, manifestó.
“Con mi obra, lo que trato de decirle a las generaciones futuras es que, nosotros tenemos unas influencias, aunque no necesariamente tenemos que creer en ellas, pero que dieron parte a lo que es Puerto Rico hoy, su cultura e identificación”, admitió.
Entre sus trabajos artesanales resaltan los caballos, a los que reviste con símbolos patrios como la monoestrellada y representaciones de la huella indígena.
“Los caballos nos identifican, me crie en ese ambiente. La obra del caballo, esa pieza era un pedazo de madera que me trajo un familiar. Le puse la bandera por encima. La base tiene diseños indígenas. Esa composición expresa muchos elementos, escultura, evento artesanal. Es una pieza con elementos artesanales, pero también con elementos de la escultura como tal”, señaló.
“Yo utilizo maderas viejas, de 20 años hacia abajo que estén bien curadas y, que yo sé que van a perdurar por mucho tiempo. Miro la madera, hago el dibujo de lo que puede ser y voy buscando ideas. Hice otra pieza de un caballo, con maderas que tienen cerca de casi 120 años. Tiene su historia”, expuso.
De otra parte, Norberto afirmó que su interés es continuar con su vocación de enseñar.
“Dediqué mi vida a la enseñanza y aun siendo director de escuela, siempre me gustó enseñar. Esa parte que se ha ido perdiendo, no por la tecnología que no es la culpable, sino el ser humano”, apuntó.
“El día que diga: ‘me realicé’, entonces, no existo. Porque todos los días yo tengo que realizarlo y hacer un poquito más de lo que puedo dejar para que sirvamos de ejemplo a las generaciones que se están levantando y eso es importante”, concluyó.
Para detalles sobre la obra de estos artesanos, puede llamar al 787-391-2150.
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