Efraín Vélez y Fredeswinda Pesante le han impartido mucha creatividad, sentido e imaginación a sus creaciones
Efraín Vélez y Fredeswinda Pesante le han impartido mucha creatividad, sentido e imaginación a sus creaciones
13 de julio de 2022 - 11:40 PM
Efraín Vélez y su esposa Fredeswinda Pesante revolucionaron el concepto original de la muñeca de trapo para transformarlo en una obra de arte que nada tiene que envidiarle a las de porcelana, al crear asombrosas piezas que resaltan la idiosincrasia puertorriqueña.
La pareja oriunda de Añasco se atrevió a imponer su propio estilo confeccionando diversidad de propuestas al presentar muñecas inspiradas en las culturas africana, taína o española, bailadoras de bomba y plena; otras tienen tatuajes o rinden tributo a los héroes de la pandemia.
Para ampliar su catálogo, los artesanos del oeste trabajaron una línea especial de la pintora mexicana Frida Kahlo, así como la Catrina muñeca también asociada a la cultura de México; a estas se suman las inspiradas en la cultura góticas, en mascotas y hasta creaciones personalizadas.
Todo empezó cuando Fredeswinda decidió irse de su antiguo empleo en el 2014.
“Hace unos años, Héctor ya estaba envuelto en la artesanía porque él era tallador de santos y, la verdad que por necesidad, él llevaba mucho tiempo insistiéndome que hiciera muñecas de trapo. Pero un día me fui del trabajo y pensé: ‘Ahora, ¿qué hago’. Entonces, empecé a hacer las muñecas”, confesó la artesana de 61 años.
“Luego de un tiempo, Héctor decidió darle un break a la talla porque se le estaba afectando mucho su salud pulmonar. Ahí empezó a ayudarme con las muñecas, empezó a coser y terminó haciendo obras de arte. Yo hago muñecas de trapo, pero Héctor hace unas cosas que son tan diferentes porque siempre ha tenido esa vena artística”, expuso al relatar cómo nació MF Muñecas de Trapo.
Pesante explicó que su interés original era “hacer algo que llevara la esencia de una muñeca de trapo, pero que también tuviera algo que nos identificara como pueblo”.
Sin embargo, aunque la pareja estaba enfocada en trabajar productos para los niños, se dieron con la sorpresa de que su mayor fanaticada son los adultos mayores, pues les evoca una época importante en sus vidas.
“Eso era lo que nosotros queríamos, que la gente se identificara con alguna de esas muñecas, como la muñeca negra con sus turbantes y me encanta que tenga mucho color porque eso es lo que somos nosotros. Para mí, es lo que nos identifica porque el color para mí es una expresión. El color es nuestra música y eso era lo que quería lograr”, sostuvo al mencionar que por otro lado, han confeccionado muñecas albinas.
El taller tomó un giro diferente cuando entró Héctor quien estaba decidido a cambiar la tradicional muñeca estática y sin expresión, a una más articulada que tuviera movimiento.
“Una muñeca de trapo no necesariamente es una muñeca sin movimiento. Cuando las ves es algo distinto a una muñeca que está estática, a una muñeca que incluso la puedes poner en diferentes poses y es más cerca de lo que es un ser humano que tiene movimiento. Sin quitarle a las otras muñecas que han estado en el ambiente”, aclaró el artesano de 67 años.
“He seguido aprendiendo porque todo está en la tela. Nos han pedido muñecas personalizadas. Hace un tiempo hicimos una y le enviamos la foto a la señora, pero no nos contestaba y pensábamos que no le gustaba. Al rato, nos dijo que había llorado tanto porque era idéntica a su mamá. En la foto había una bebé y le añadimos la bebé a la muñeca”, recordó.
De otra parte, insistió en que el proceso parece fácil, pero cada muñeca conlleva detalles que pueden tomarle hasta una semana en completar, desde el escogido de la tela y diseño del patrón.
“Una vez que nosotros armamos el patrón en la tela, la vamos a coser, a rellenar; antes se utilizaba algodón 100%, pero ahora se utiliza un acrílico. Luego, empezamos a ponerle la ropa, usamos encajes, hilo de tejer para hacer el cabello y en algunas usamos otros materiales”, acotó Héctor quien hizo el muñeco del escritor y periodista puertorriqueño Abelardo Díaz Alfaro.
De otra parte, el artesano manifestó que sus trabajos hacen fácil el traslado de la obra porque se puede doblar y guardar en una maleta. Igualmente, confesaron la felicidad que sienten al sentarse a coser.
“Al punto en que estamos, siempre seguimos innovando. No podemos detenernos, aunque por la pandemia no hemos podido exponer y no hemos parado. Aunque ya no salimos mucho, a nosotros nos gusta compartir con nuestros compañeros artesanos y es algo que nos llena de energía de la buena”, dijo Pesante.
“Esto es una terapia, no es solamente ir a un lugar a venderlas y tener el dinero, es la satisfacción de poder hacer algo artístico que cuando alguien lo vea diga: ‘Qué lindo’, aunque a otra le parezca extraña porque no entienden el concepto de una muñeca de trapo. Pero esto nos da felicidad”, concluyó Pesante desde el taller de sus sueños.
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