El fundador del colectivo teatral Agua, Sol y Sereno explicó cómo funciona su proceso de selección y cómo ha evolucionado su participación en las fiestas a lo largo de los años
El fundador del colectivo teatral Agua, Sol y Sereno explicó cómo funciona su proceso de selección y cómo ha evolucionado su participación en las fiestas a lo largo de los años
13 de enero de 2025 - 11:10 PM
Las cabezas gigantes siguen allí. Desde los altos anaqueles de madera, los rostros de Roberto Clemente, Victoria Espinosa, Madame Mela, Ismael Rivera, Pedro Albizu Campos, Ricardo Alegría, Tego Calderón y muchas otras figuras importantes en la cultura puertorriqueña parecen observar y sonreír con alegría ante la llegada de nuevos miembros a la familia. Como protegiendo el espacio, una escultura en papel maché de san Martín de Porres, patrono de la justicia social, sirve de centinela a la entrada, armado solo con su escoba, como señal de que todo lo que entre aquí será despojado de mal. Así es que se observa el taller del colectivo Agua, Sol y Sereno en Santurce y los nuevos cabezudos para las Fiestas de la Calle San Sebastián se preparan para hacer su debut a partir del próximo jueves, 16 de enero de 2025.
Mientras trabaja en la monumental escultura de barro que sirve de base para la confección de una de las piezas, el actor, artista y gestor cultural Pedro Adorno explica cómo funciona el proceso de selección para las figuras a homenajear cada año.
Adorno es el cofundador del colectivo teatral y artístico Agua, Sol y Sereno, junto a su esposa Cathy Vigo, y por varios años se han dedicado a la elaboración de presentaciones que trabajan, de una forma u otra, con temas de conciencia social. Su obra ha tocado las vidas de personas en comunidades desaventajadas, hombres y mujeres encarcelados e incontables niños y jóvenes de toda la isla.
“El proceso de escoger a las figuras para cada año ha tenido diferentes formas. Por un lado, siempre se cuenta con la opinión del grupo, de la familia, de la gente que trabaja en el colectivo. Otros años, como fue el caso de don Saúl, el vendedor de azucenas, la comunidad trajo a un grupo para tomar talleres por varias semanas y ellos propusieron que se hiciera. A él lo trajimos al taller, le hicimos unos dibujos, se hizo la escultura. Otras veces, soy yo que estoy intentando captar qué es lo que está ocurriendo en el país. Hay veces que es mi hermano o uno de los miembros del grupo que traen alguna idea. Son muchas formas distintas para hacer la selección, pero lo importante es que las puertorriqueñas y los puertorriqueños nos sintamos identificados con esas personas. Y hay otras veces que se trata de un ser que es conocido en unos ámbitos y no necesariamente en otros, y queremos hacerle un reconocimiento para que pueda conocerse su persona. Así que tratamos de hacer un balance”, cuenta Adorno.
Aunque las canas en su pelo rizo podrían dar la impresión de lo contrario, Adorno mantiene la energía de un hombre joven y trabaja con vigor en todo lo que hace. En la mañana de sábado, por ejemplo, se ensucia las manos de barro mientras va mejorando los detalles en el rostro del cabezudo. A pesar de su apariencia sonriente, Adorno se toma muy en serio su trabajo y, más aún, lo que ese trabajo representa, tanto para su grupo como para el país.
A lo largo de su tiempo creando cabezudos de figuras populares, el colectivo ha buscado ser más representativo en sus piezas. A inicios, por ejemplo, la mayoría de los cabezudos eran de hombres. En los últimos años, han optado por resaltar más las figuras de grandes mujeres en la cultura, el arte y en el trabajo comunitario. Tal es el caso de este año.
Las figuras escogidas para la comparsa de 2025 fueron la actriz, bailarina y activista Sylvia del Villard y la neuróloga, científica y educadora Ana Judith Román.
Así mismo, Adorno dice que desde hace algunos años tiene la idea de dedicar una comparsa entera a luchadores de derechos humanos y a la comunidad queer de Puerto Rico, homenajeando a figuras como Antonio Pantojas. Para ello, ya han hecho acercamientos a espacios como la Laboratoria Boricua de Vogue —más conocida como LaBoriVogue—, y otras organizaciones, con la esperanza de que en un futuro cercano pueda realizarse ese sueño.
“Este año escogimos a Sylvia del Villard. Estamos empezando la escultura, y ya el jueves haríamos su homenaje con el relieve que estoy haciendo, unos dibujos y haremos una comparsa con tambores de bomba. Después entrarían los casi 80 cabezudos, los zanqueros y la plena, que por lo general lo hacemos con Emanuel Santana y la Casa de la Plena Tito Matos. Siempre le hacemos el homenaje a Gary Núñez, porque ese día acabamos la comparsa cuando Plena Libre, [grupo fundado por Núñez], está en tarima, así que el cabezudo sube. Pero la selección casi siempre se combina con lo que haya pasado en ese año o, como en el caso de Sylvia, nos estamos acercando al centenario de su nacimiento y [queremos resaltar] la importancia que tienen mujeres como ella que identificaron ese orgullo afrocaribeño y nuestra conexión con África, no solo en lo evidente, también en lo filosófico”, explica Adorno mientras pega, remueve y reubica trozos de barro.
“Este año también vamos a hacer el cabezudo de otra boricua increíble que acaba de fallecer, doña Ana Judith Román, que la conocemos como una científica y educadora que hizo una aportación extraordinaria y que trabajó durante casi toda su vida, de casi 100 años. Una mujer afable e inteligente, y me parece que hay una combinación cuando miras estas distintas mujeres puertorriqueñas, una de las ciencias, otra del arte y la cultura, y vamos combinando a esas mujeres afropuertorriqueñas que sirven de ejemplo y baluarte para todas esas mujeres jóvenes que quieren hacer sus proyectos, realizar sus metas profesionales y sentir que hay espacio en este país para ellas soñar de la forma en que lo quieran y que no puede haber gente determinando el futuro o las aspiraciones de una niña, de una adolescente o de una mujer”, continúa.
Después de tantos años, Adorno, su familia y todos sus colaboradores han aprendido lo que realmente viene a representar un espacio como las Fiestas de la Calle San Sebastián. Más allá del baile, la botella y la baraja, aspecto amado por muchos y criticado por otros, esta festividad es un tipo amalgama en la que la alegría, el arte, la cultura, la historia y hasta lo religioso se unen para crear un tipo de catarsis en los corazones puertorriqueños. En ellas se botan los golpes del año anterior y, a la vez, se celebra la posibilidad de cosas mejores, aunque haya que luchar por ellas.
“La San Sebastián es un espacio donde se celebra lo que somos. Y para mucha gente es un lugar de bebelata, de ir a vacilar, y eso está muy bien, porque eso son los carnavales, tienen una parte que es como de exorcizar lo que hemos vivido en el 2024, que fue un año bien intenso, y también tiene la parte de las aspiraciones, la esperanza de que las cosas mejoren. A la vez, es un momento donde entre el vacilón disfrute y celebración, podemos mirar quiénes somos. Para el grupo de teatro Agua, Sol y Sereno, que estamos todo el año haciendo piezas de teatro de contenido social, talleres en las comunidades y barrios, haciendo trabajo de concientización y de asumir responsabilidad, ese trabajo que hacemos semana a semana todo el año, tiene una vez al año dónde aterrizar y se nos unen todos los más de 50 o 60 actrices, actores, performeros, titiriteros y músicos que han estado con nosotros todos estos años”, dice, apartándose brevemente de la escultura para mirarla desde una perspectiva diferente.
Este espacio insiste Adorno, representa una tradición de pueblo de la que se sienten muy agradecidos de aportar su trabajo, dándole continuidad, buscando innovar, sin olvidar que estos espacios de artes populares son tan importantes como un museo, que tiene que estar en diálogo con esas experiencias de eventos como el Carnaval de Ponce, las Fiestas de Santiago Apóstol, y otros esos lugares donde caben todo tipo de personas. Las Fiestas de la Calle San Sebastián, dice, son el mejor ejemplo de ese espacio de encuentro y de respeto a la diversidad.
La magia detrás de su trabajo, explica, está en que todos los miembros del colectivo aman lo que hacen y ese amor se transmite, a su vez, a cada una de las personas con las que comparten mientras desfilan por la calle. Es eso lo que los ha convertido en un símbolo de las Fiestas, esa genialidad humilde, sincera y hermosa. Adorno lo describe como una “fuerza” que se puede sentir en todo momento mientras está allí.
La importancia de los cabezudos reside ahí, en esa energía intergeneracional que incontables ancestros puertorriqueños han trasmitido a lo largo de siglos en la forma de su trabajo, de su devoción a Puerto Rico y en el acto liberador y revolucionario de atreverse a imaginar un mejor país, ideas y sentimientos que se reviven marchando y celebrando por la calle de San Sebastián en cada comparsa.
“Se trata de invocar a toda esa gente que nos ha hecho ser como somos”, concluye Adorno.
Mientras tanto, las cabezas gigantes en las tablillas de madera siguen sonriendo.
La comparsa de Agua, Sol y Sereno presentará a cabo los cuatro días de las Fiestas de la Calle San Sebastián, del 16 al 19 de enero de 2025.
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