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Edwin Marcucci Caraballo es proclamado el “rey del bejuco” en Adjuntas

El artesano es el creador de impresionantes piezas elaboradas con la “enredadera”

27 de octubre de 2023 - 2:20 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 1 año.
La obra del artista se ha destacado también en Uruguay, Paraguay, México, Colombia, Alemania, España y Estados Unidos, entre otros. (WANDA LIZ VEGA)

A Edwin Marcucci Caraballo le llaman “el rey del bejuco” por sus asombrosas creaciones artesanales hechas con una enredadera que crece en las montañas más elevadas de Puerto Rico.

El hombre oriundo del barrio Limaní en Adjuntas, heredó los conocimientos artesanales de su padre, Hipólito Marcucci Alicea, quien levantó una docena de hijos mediante la agricultura y las piezas que vendía en el pueblo.

Pero el alumno superó al maestro pues, con tan solo cuatro años, Edwin deshacía las canastas confeccionadas por su progenitor y elaboraba su propia obra, que fue desarrollándose a través del tiempo.

A sus 63 años, el maestro artesano se mantiene trabajando, mientras se esmera en enseñar el arte popular a cientos de personas que han aprendido en sus talleres, entre estas, sus tres hijas: Wanda, Emily y Angie, que también están certificadas en el interesante renglón.

WANDA LIZ VEGA
(WANDA LIZ VEGA)

“Gracias a Dios, nací en una familia de artesanos y nos hemos dado al 100% a seguir de generación en generación, enseñándole a los demás. En mi caso, mis hijas son las únicas que han seguido la trayectoria de mi papá porque mis nenas han seguido haciendo las canastas”, expresó.

“Tuve la oportunidad de quedarme con mis hijas desde que enviudé; las crie solo. Ellas tenían 12, 8 y un añito. Me las llevaba para las ferias hasta que siguieron echando pa’lante y se hicieron artesanas; dan clases de bejuco y de talla”, dijo con orgullo.

Su obra ha resaltado ya que Edwin no teme realizar cualquier pieza que le pidan sus clientes, entre estas, vestidos, sombreros, reyes magos, animales y un sinnúmero de elementos creados con sus manos.

“El arte de mi papá era canastas de café, canastas de ropa y alguna que otra canasta que pidieran. En mi caso, la gente me empezó a exigir más, por el modernismo, pedían reyes en bejuco, quijotes, caballos y otras piezas. Entonces, yo dije: ‘Si los chinos lo hacen, nosotros también’”, confesó el hijo de doña Marcelina.

“He hecho flores, animales y hasta trajes de vestir en bejuco y palma. También, ( he elaborado) lámparas para Warner Bros para una película y todas las lámparas del Hotel San Juan las hice yo. Hago figuras decorativas y tenemos la trayectoria de uno de los mejores en la isla”, asintió al mencionar que fue el esposo de una pintora quien lo bautizó como “el rey del bejuco”.

¿Qué es el bejuco?

El artesano con una trayectoria de sobre medio siglo, explicó que, “el bejuco es una enredadera que ha estado en distintas partes de la isla y es de montaña alta, no es de sitios planos ni la costa. Es única de Puerto Rico”.

“Se pueden encontrar en las montañas de Guilarte en Adjuntas, en Jayuya, en el Yunque encontré, pero la reserva forestal no quiere que lo cortemos mucho, aunque los artesanos tenemos leyes que nos protegen porque eso es materia prima”, sostuvo.

“El bejuco es como una enredadera que oprime al árbol. Nosotros le estamos haciendo un bien, liberándolo, no cortamos la planta, sino que cortamos el material y la planta sigue echando más. Mucha gente corta los materiales en menguante, como hacen los artesanos que bregan con madera. Pero ese bejuco es amargo, ni el comején ni la polilla le meten mano”, apuntó.

Sobre el proceso, detalló que, “corto la cáscara con una cuchilla en una plancha de zinc, o en un objeto donde pueda pasarlo de un lado a otro. Se pela, se brega fresco o húmedo; de las dos maneras sirve”.

“Tengo un área donde lo pongo para trabajarlo, en 15 o 20 minutos ya está seco. Vienen de todos los tamaños y se pueden cortar desde una pulgada. He hecho canastas de una pulgada como un dedal, hasta la canasta gigante que hicimos en Plaza del Caribe, de 10 pies (ancho) por 5 de alta”, afinó.

Según Edwin, su obra está repartida por el mundo, en países tales como Uruguay, Paraguay, México, Colombia, Alemania, España, Estados Unidos, entre otros.

No obstante, admitió que es un arte popular casi extinto.

“Prácticamente, a nivel isla esto está en extinción. El único que sigue enseñando soy yo. Siempre estamos con el interés de enseñar, tengo sobre 2,000 estudiantes y seguiremos hasta donde Dios quiera. Nos van a ceder un salón en Adjuntas para dar talleres”, reveló.

Uno de sus alumnos, Nelson González, contó su experiencia de aprender este renglón artesanal hace una década.

“Edwin me ayudó a certificarme como artesano; nos desarrollamos en la cestería y también soy pintor. Estamos en la industria del café, ellos (los caficultores) desechan los sacos y nosotros los rescatamos y hacemos pinturas alusivas a aves de Puerto Rico y estampas puertorriqueñas. Edwin me inspiró para hacer este tipo de artesanía”, admitió el hombre de 53 años.

Mientras tanto, Marcucci Caraballo aseguró que continuará “dando a conocer Adjuntas porque es el pueblo que más artesanos ha dado en la isla”.

“Estamos siempre preparados para la gran batalla del bejuco. Es una manera de expresar el arte a la ciudadanía y al mundo, como quería papi”, expuso un tanto nostálgico.

“Yo quiero que este arte se quede en nuestras manos, aunque yo no esté. Sé que mis hijas lo van a seguir hacia adelante y muchos estudiantes van a continuarlo. Para mí, esto es todo”, concluyó.

Para detalles: 939-639-4794.

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