31 de marzo de 2025 - 8:53 PM
Loíza - “Quiero bailar la bomba, dicen que me la van a quitar, pero por mi barril voy a resistir y superar”, cantaba y bailaba la delegación de la diáspora al son de la bomba ante un público amante de la cultura que se dio cita la tarde del último domingo del mes para homenajear nuestra música autóctona en el 13er Encuentro de Tambores.
Desde mucho antes de lograr acceso a las calles aledañas al Paseo Julia de Burgos de Loíza, sede de la edición 2025, el ritmo se apoderaba de la gente que se dirigía precisamente hasta el lugar de gran este encuentro, que contó con la participación de nueve delegaciones: Cangrejos, Carolina, Loíza, Norte, Sur, Este, Oeste, la diáspora y la Montaña, compuestas por 40 barrileros y barrileras, acompañados de 800 intérpretes de este contagioso y bailable ritmo.
Para quienes procuran preservar las raíces puertorriqueñas, este evento familiar, el más grande a nivel de Puerto Rico y del Caribe, representa un homenaje a la herencia musical, así como el tambor, el barril de la bomba. “Venimos de diferentes estados de los Estados Unidos”, comentó a El Nuevo Día una de las integrantes de la delegación de la diáspora, Maggie Febo.
“Estamos maravillados, de verdad. Es una experiencia que yo siento, mira, hasta se me paran todos los pelos de la emoción de estar aquí en mi islita y siendo parte de esta gran actividad. La gente de Loíza nos ha acogido y nos ha tratado fenomenal, con mucha humildad y amor. Esta experiencia me la llevo en mi corazón”, añadió Febo, residente del estado de la Florida.
Cabe destacar que la delegación de la diáspora era una de las más grandes, contando con 90 integrantes y demostrando que el amor a la patria no conoce de fronteras. “Aquí tenemos de todas las edades, desde los más pequeñitos, hasta mi edad. El futuro de la bomba está aquí”, reiteró segundo antes de subir al escenario.
Esta 13era edición fue dedicada a destacadas figuras del pueblo de Loíza como el artesano Juan Fuentes y al artista plástico Samuel Lind. De igual manera, también se le rindió un homenaje póstumo al compositor y músico Carlos “Tatá” Cirino, maestro de la tradición afroboricua.
Bajo el candente sol y sin importar que una nube pudiera aguar los planes, el público no paró de disfrutar, creando hasta en sus áreas su propio batey para bailar al ritmo de lo que le tocaran, con o sin la imponente falda, pieza tradicional de la bomba.
“Es mi primera vez, vengo de Carolina. Esto es espectacular, me da vergüenza decir que no había ido a las anteriores”, comentó por su parte Sandra Cruz, quien esperaba el momento para ver a la siguiente delegación subir a tarima. “Ver este junte y encuentro de generaciones es bien esperanzador. Yo siempre ato la cultura con el futuro político de Puerto Rico. El amor a la cultura es amar a la patria”.
Lo particular y atractivo de esta actividad, auspiciada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) es que cada delegación participante representa “su estilo y tendencias de la práctica cultural con los cantos, bailes y ritmos de bomba propios de su región”.
Para el director de la delegación del Sur, Beto Santiago, poder presencial este evento fue una experiencia que lo emocionó y aseguró no olvidará. “Este encuentro es espectacular, yo vengo dirigiendo ya como seis o siete años la delegación del Sur y para nosotros esto es como Las Justas de la universidad, el buzzer beater del baloncesto, pero en el tambor. Estoy bien emocionado. La nueva generación no puede dejar caer esto. Mi papá me lo paso a mí, y yo a ellos. Este evento es una tradición, porque, asimismo, trasciende”, culminó.
Al finalizar, todas las delegaciones se unen para realizar un gran toque de bomba en el batey.
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