Durante toda su carrera, el artista plástico puertorriqueño, Orlando Salgado, se ha dedicado a cultivar una de las disciplinas más nobles y celebradas del quehacer artístico boricua. Aunque su llegada al grabado fue un poco tardía en su formación, Salgado se ha apoderado del medio y lo ha convertido en un instrumento netamente suyo y a través del que expresa algunas ideas y conceptos de formas que continúan expandiendo los límites de lo posible a través de ese medio.

Ahora, por primera vez en 25 años sin hacer muestras, Salgado tendrá una exhibición titulada “Abriendo Líneas”, en el Museo de las Américas, en la que recopila parte de su trabajo a lo largo de su carrera.

“Yo no hago una muestra desde 1999, pero durante todo este periodo yo he estado trabajando. Siempre me he manejado con el grabado, he ido desarrollando diferentes técnicas que le vienen bien a lo que estoy haciendo, pero tienen una influencia algo caligráfica. Tiene también influencia de la caligrafía musulmana y árabe, sin acercarme a esos caracteres que para ellos tienen un significado. He seguido trabajando durante todo ese periodo y ofreciendo cursos en la Liga de Arte de dibujo y de grabado. Yo siempre hago claro que yo vengo del dibujo, y el dibujo es lo que me llevó a la gráfica, y entonces ahí fue que vi que ese dibujo se podía convertir en algo multiemjemplar, que es lo que ofrece el grabado”, explicó el maestro sobre algunas de sus influencias modernas.

Según los organizadores de la muestra, “Salgado es primordialmente un dibujante quien, con el buril, abre la línea del dibujo sobre la plancha de madera, metal o acrílico. En todas las obras expuestas impera el deleite formal arraigado a una búsqueda de la belleza, que en Salgado está vinculado a la ejecución técnica. El artista percibe esa estética en su entorno y la plasma en su arte”.

Desde temprano en su vida, Salgado estuvo atado a las artes. Siendo un adolescente practicaba el dibujo, y fue precisamente por este medio que pudo hacer su entrada formal al mundo de las artes. Un buen día, su hermano se llevó algunos de los dibujos y los mostró en la Liga del Arte. De allí, Salgado recibió la oferta que le abriría sus primeras puertas: una beca.

Sus estudios continuaron en la Escuela de Artes Plásticas durante la década de 1980, donde entró a especializarse en escultura. Pero la vida deparó otros planes para el joven artistas. Circunstancias fuera de su control lo llevaron a tener que salir de la universidad. Algunos años después, tuvo la oportunidad de regresar, aunque enfrentándose al reto de empezar desde cero, pues había perdido sus créditos. Eso, sin embargo, no lo detuvo.

“La vida siempre se encarga de ubicar a uno en el lugar que debe estar y volví a la escuela, Fue maravilloso en ese momento porque tenía una madurez que no tenía aquel entonces, para los 80. Y gané muchas cosas. Gané becas, desarrollé mi trabajo en otra forma. Cuando estoy preparando mi tesina, visito exposiciones de caligrafía que se hacían en La Casa del Libro”, explicó. Fue allí donde también pudo conocer y estudiar las obras de algunos grandes maestros del grabado, tanto puertorriqueños como internacionales.

Sobre este género en el que se ha podido desempeñar por tanto tiempo, Salgado cree que es, verdaderamente, uno lleno de oportunidades y, sobre todo, de enormes posibilidades creativas.

“Aparte del dibujo, yo creo que el grabado es uno de los medios más nobles que existe dentro de la plástica, es el grabado. No requieres de una mecánica compleja ni costosa. Yo creo que eso es fundamental en el grabado. Es una impronta inmediata. Tú cortas e imprimes inmediatamente, no dependes de una prensa. Hay otros medios gráficos dentro del mismo grabado que sí dependen de prensa, por supuesto, pero ese es uno de sus atributos”, sostuvo.

En cuando a la muestra que se podrá ver en el Museo de las Américas, el artista dio algunos indicios de lo que los visitantes podrán apreciar.

En esta muestra se van a encontrar con mucho grabado en madera, porque es el grabado que practico y que me da una satisfacción especial. Y algo de grabado a buril, por la complejidad que tiene y por la calidad que me puede dar la línea. Lo que ha cambiado, realmente, es la línea, porque la línea ahora es un poco más agresiva, la caligrafía o la forma de manejarme caligráficamente, que antes. Es más liviano. Tiene una seducción particular”, expuso.

“Para mí esto es sumamente especial. Yo podría decir que no tengo palabras, pero las palabras sobra. El trabajo de uno es como la cría, que se va desarrollando y que uno no es mejor que el otro, sino que todos tienen un valor importante a la vez en todo ese proceso. Lo importante es que, según uno va trabajando, se va enriqueciendo todo lo que uno hace y yo creo que eso es parte de lo que uno desarrolla dentro de lo que es la gráfica”, continuó.

“Abriendo Líneas” estará abierto al público desde el 22 de agosto en el Museo de las Américas.