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Basado en hechos que el periodista haya observado y verificado de primera mano, o en información verificada que proviene de fuentes bien informadas.
El periodista Álex Grijelmo explica cómo los silencios manipulan nuestra percepción de la realidad

Como parte de la Cátedra Ángel Ramos, el reportero español ofreció una conferencia sobre el tema en la Universidad del Sagrado Corazón

15 de octubre de 2024 - 11:10 PM

Álex Grijelmo (David Villafane/Staff)

A lo largo de sus décadas como periodista, Álex Grijelmo desarrolló un interés particular en un tema que, bajo circunstancias tradicionales, sería el horror de cualquier persona en la profesión: el silencio. Pero es importante contextualizar. El silencio al que Grijelmo se sintió llamado y al que ha dedicado varios años de estudio no es el que se produce en medio de una conversación incómoda, si no, al silencio de la omisión.

¿Qué quiere decir esto? Es un tanto complejo, pero en síntesis, es un tipo de trampa en el lenguaje, que permite alterar la verdad sin necesariamente mentir abiertamente. Consideremos el siguiente ejemplo. Una persona, cuya madre está en el hospital esperando a ser operada, habla con su hermano.

“Me llamó el médico. Ahora operan con láser”, le dice.

Lógicamente, cualquier persona que escuche o lea estas palabras deducirá que el hombre recibió una llamada telefónica del médico para informarle que su madre será operada utilizando ese procedimiento y así se lo está informando a su hermano. El problema yace en que no tenemos manera de saber si ese es el caso. Verán, ambas cláusulas pueden existir por sí mismas, tanto la llamada como las operaciones con láser. Cuando el hombre habla con su hermano, puede estar simplemente comentándole que recibió esa llamada, sin darle más detalles, y el dato de las operaciones puede ser algo que simplemente leyó en alguna revista y quiso compartir.

A esos son los silencios a los que se refiere Grijelmo, quien ofreció una conferencia sobre el tema a varios estudiantes, profesores y profesionales en la Universidad del Sagrado Corazón el miércoles, como parte de las actividades de la Cátedra Ángel Ramos, para la que fue seleccionado este año. Este tipo de silencios y omisiones en la comunicación son tierra firme para la manipulación y para las patrañas de todo tipo de malhechores, desde políticos hasta la prensa amarilla.

Como periodista estoy en un balcón privilegiado para ver la actualidad, para ver las manipulaciones de los periódicos y también las manipulaciones de los políticos. Poco a poco me fui dando cuenta de que muchos de esos engaños estaban basados en omisiones, y a partir de ahí empecé a investigar y a construir una teoría sobre el silencio como efecto manipulador, es decir: la omisión de unos datos que convierte en falsa a una afirmación o un mensaje que se ha construido con datos verdaderos. Vi esa paradoja de que podemos mentir, diciendo la verdad, porque omitimos datos que cambiarían el relato si figurasen en el mensaje”, explicó el periodista, natural de España, sobre su interés inicial en el tema.

Pero sabiendo que es posible alterar la verdad sin mentir explícitamente, ¿cómo puede una persona defenderse de tales manipulaciones?

“Es dificilísimo para el individuo combatir esto. Se supone que mentir ahora sea mucho más difícil, porque podemos verificarlo todo y podemos comprobar que algo es falso. El problema es comprobar algo que se ha silenciado. ¿Cómo lo puedes hacer? Para darte cuenta de que se ha silenciado un dato relevante necesitas poseer la información por completo y el ciudadano no la tiene a su alcance. Si algo se ha omitido, es muy difícil descubrirlo si no conoces previamente esa realidad. Por eso creo que es ahora la técnica más utilizada en la política y en el periodismo manipulador, omitir datos que la gente no sabe que existen”, dijo Grijelmo.

Por otro lado, en la época de la llamada “posverdad” existen personas a las que no necesariamente les molesta saber que están siendo engañados. Esto añade capas de complejidad a un tema ya paradójico.

“Hay mucha gente que sabe que le están mintiendo, pero se siente cómoda porque esas mentiras coinciden con sus prejuicios. No les importa utilizar la herramienta de la mentira porque les es útil para un fin, muchas veces espurio, falso, malvado”, añadió.

Grijelmo hizo hincapié en el rol del periodista en la sociedad actual y su importancia en servir como un filtro ante toda la bazofia a la que nos exponemos en un mundo dominado por redes sociales y una cultura completamente dependiente del internet.

En la sociedad moderna, el rol del periodista no puede ser el de un simple informador pasivo, debe evolucionar.

“El periodista, sobre todo, ahora tiene una gran misión para contextualizar lo que pasa, para explicarlo, para jerarquizarlo e interpretarlo honradamente. Tenemos muchísima información, estamos desbordados de ella, y en esa información también hay desinformación, y el trabajo principal de los periodistas ahora debe ser organizar bien la realidad, qué es importante y qué es trivial, sin confundir unas cosas con otras, y siempre ofrecer información completa, con todos los datos relevantes para hacerse una idea correcta de una realidad. Los periodistas no podemos conformarnos con lo primero que nos cuenten. A veces damos cierto privilegio a la primera fuente, alguien nos viene a contar algo y, como es la primera y las que nos pone sobre aviso de cualquier asunto, ya le damos un plus de credibilidad. Pero también hay que cuestionar a tu primera fuente y buscar fuentes adicionales que quizá contradigan o desmientan lo que te ha contado la primera”, sostuvo el también académico.

Grijelmo, sin embargo, sí se mostró esperanzado sobre las posibilidades de combatir este mal en el futuro, contando con que los periodistas pueden funcionar como una primera línea de defensa en la tarea de darle claridad a los silencios manipuladores.

El reto es dar con un periodismo interpretativo más que informativo. Un periodismo honrado, con explicaciones sobre de dónde vienen las cosas y a dónde pueden ir, pero sin juicios de valor, sin juzgar la realidad, si no, explicándola, de modo que quien juzgue la realidad sea el lector. Yo creo que esa fase del periodismo simplemente informativo ya pasó. Que la información pura y dura debe existir y la podemos tener, sobre todo en los medios más inmediatos, pero ya debemos ofrecer una jerarquización de la realidad, contando lo que es importante y lo que no”, dijo el periodista.

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