La organización sin fines de lucro Los Pleneros de la 21 busca promover en East Harlem la preservación cultural y la educación en las artes a través de la música típica puertorriqueña
La organización sin fines de lucro Los Pleneros de la 21 busca promover en East Harlem la preservación cultural y la educación en las artes a través de la música típica puertorriqueña
13 de junio de 2023 - 7:30 AM
Nueva York - En un salón del Centro Cultural Julia de Burgos, en East Harlem, se escuchaba una tarde reciente el repique de los tambores y una voz que cantaba: “Soy como el coquí de la tierra mía, que canta de noche y duerme de día”. Unos 10 estudiantes bailaban bomba y plena, sacudiendo sus cuerpos y sus faldas, y seguían a la instructora LeAna López, quien llevaba una camisa con las palabras “salsa”, “plena”, “bomba” y “rumba”.
Según López, la clase va más allá de meramente enseñar unos cuantos pasos de baile, sino que ofrece una oportunidad para educar a los estudiantes acerca de las raíces de los géneros musicales afropuertorriqueños.
“No puedes separar la bomba de su historia”, afirmó López, nacida y criada en East Harlem, vecindario en el noreste de Manhattan también conocido como Spanish Harlem o El Barrio. “Para entenderla, tienes que ser capaz de entender su conexión a su historia, sus raíces, sus ancestros”.
La clase de baile forma parte de los programas de Los Pleneros de la 21, una agrupación musical y organización de fines de lucro, cuya misión es promover la preservación cultural y el acceso a la educación en las artes a través de la bomba y plena.
Para la estudiante de baile Yadira Ramos Marcano, de 46 años, las clases presentan una oportunidad para contar con la música típica de Puerto Rico y de mantener la cultura puertorriqueña viva.
“Muchas personas tienden a pensar que (los puertorriqueños en la diáspora) nos olvidamos de nuestras raíces, de nuestra cultura y no es así”, dijo Ramos Marcano, quien reside en el Bronx. “Tener estas clases lo que hace es que mantiene esa cultura de nosotros– que, aunque no estemos en nuestra islita, estamos acá–, mantenerla viva y llevarla a otras generaciones”.
Los programas de la organización incluyen talleres comunitarios de bomba y plena para adultos y niños y “Bomba and Plena In the House” (en español, bomba y plena en la casa) para niños de edades escolares en la ciudad de Nueva York, entre otros.
“La organización en sus inicios era más sobre la música, por supuesto, pero también sobre el componente educativo”, explicó López, de 32 años, en una mezcla de inglés y español. “Aunque sea en un concierto Juango, nuestro director, siempre va a añadir una anécdota y conectar (la música) con la historia... Ese componente educativo, ese estilo de interpretación y explicación, es lo que hace los Pleneros lo que es. Nos estamos divirtiendo, la estamos pasando bien, pero la educación es igual de importante”.
Juan Gutiérrez, también conocido como Juango, fundó la agrupación musical Los Pleneros de la 21 en 1983, siete años luego de haber emigrado a Nueva York de Puerto Rico. El grupo ha tocado a lo largo de Estados Unidos y recibió una nominación a un premio Grammy por el álbum “Para todos ustedes”.
Gutiérrez, natural de San Juan, sintió pasión por la música desde su niñez en Caparra Heights.
“Siempre lo sentí”, manifestó Gutiérrez, egresado de la escuela Libre de Música Ernesto Ramos Antonini. “Puerto Rico siempre ha tenido la música por dentro”.
En los años 80, Los Pleneros de la 21– cuyo nombre viene de la parada 21 en Santurce– comenzó a trabajar en un programa para motivar a estudiantes a permanecer en la escuela primaria. Eventualmente, en 1989, Gutiérrez inició su propio taller comunitario de música con seis niños, incluyendo sus hijos. La organización ha trabajado con cientos de niños desde entonces.
“La cuestión de fomentar, educar con ese fundamento cultural es algo colectivo. Yo aporto con lo que yo tengo, con lo que yo sé, y para mí, nosotros aportamos algo mucho más grandes que nosotros que es la cuestión cultural”, explicó Gutiérrez. “Nosotros estamos aportando con nuestro trabajo”.
Nelson “Mateo” González, instructor de percusión de la organización, describió el trabajo y legado de Los Pleneros de la 21 como “monumental”.
“Los Pleneros están celebrando 40 años”, dijo González, de 31 años. “Cuando hablas de bomba y plena, el primer grupo que vas a mencionar, en la ciudad de Nueva York, es Los Pleneros de la 21. Ellos definitivamente dejaron su huella aquí y en todo Estados Unidos”.
Mucho antes de ser maestros, López y González llegaron a Los Pleneros de la 21 como estudiantes en 1997. De hecho, ambos fueron compañeros de baile en las clases que tomaron cuando eran niños.
Para López, los talleres de bomba y plena representan a una conexión con sus raíces puertorriqueñas.
“Para una niña que se crio fuera de la isla, era ese acceso y esa conexión a casa”, dijo López, manejadora de programas comunitarios de educación en arte de la organización. “Desde el momento que vine a las clases, era ese sentido de pertenencia, ese sentido de comunidad, ese sentido de familia que siempre me mantuvo anclada”.
González describió la labor de él y de López con Los Pleneros de la 21 como “una misión de largo plazo”.
“Reconectamos después de tantos años”, dijo González, nativo del sur del Bronx, en inglés. “Es algo que definidamente compartimos– siempre crear comunidad y mantenernos en contacto con nuestra comunidad aquí, de Estados Unidos a Puerto Rico, siempre mantener esa conexión y mantener la cultura viva lo más que podamos–”.
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