¡Puerto Rico tiene su flauta y nació en Isabela! Desde hace poco más de dos años la invención del artesano Gerardo Hernández Cortés lo llevó a diseñar este instrumento, que fusiona modelos de distintas culturas, pero utilizando como materia prima la madera del país.

La flauta distintiva boricua, que alcanza una medida de 19.5 pulgadas de diámetro interno y de 20 a 28 pulgadas de largo, ha tenido una acogida “admirable”, entre los flautistas de la Isla y del extranjero, a juicio del artista. “Las flautas de Puerto Rico son hechas en madera de nazareno, caoba y capá prieto. La hice aproximadamente hace dos años. La he vendido a diferentes flautistas que graban la música de películas”, dijo el arquitecto musical.

“La particularidad de un esta flauta son las medidas muy parecidas a la flauta del Medio Oriente, de la India y Afganistán; pero la madera es la misma del cuatro puertorriqueño y la posición de los agujeros es parecida a la flauta suramericana. El diseño es parecido a la flauta barroca que se construye en Francia. Los agujeros de la flauta puertorriqueña son siete. Se usan seis para tocar y uno para la salida del viento”, destacó el artesano que inicialmente se dedicaba a la construcción del cuatro puertorriqueño.

Los precios varían de acuerdo a la madera utilizada. “Si es una flauta de nazareno, que es un árbol violeta y blanco, se venden en $500; hay otras en $180, $200; todo depende de la madera que se utilice. Si es en bambú, sale más económico”, apuntó el artista.

Sus comienzos en el mundo de la artesanía

Hernández Cortés solo tenía 14 años cuando se adentró en el mundo de la música, inclinado a tocar el cuatro puertorriqueño y el saxofón. Inicialmente, no tomó clases; era autodidacta. Pero, en la medida en que fue puliendo su talento, surgió la oportunidad de estudiar en el Conservatorio de Música de Puerto Rico donde, eventualmente, se hizo experto en ambos instrumentos. Sin embargo, sostuvo que la flauta “siempre llamó mi atención”, por lo que se propuso aprender a tocarla y crearlas.

Posteriormente, el artista se enfocó en estudiar sus formas y tamaños; fue así como se lanzó “aprendiendo solo”. “Me dio con medirlas y construirlas; de forma autodidacta. Y luego compré los materiales. Hace como dos a tres años me dedico de lleno a esta artesanía. Esta es mi terapia”, dijo.

“Yo construyo flautas de todas partes del mundo, lo único que con madera de Puerto Rico porque la sonoridad es más fuerte y la afinación más exacta. Por ejemplo, la flauta del Medio Oriente la hago en bambú. Las flautas las hago de madera usando las maderas nobles como las del cuatro. Así he hecho flautas suramericanas, europeas y de Turquía, pero de la mezcla de todas ellas diseñé la boricua. Ya he vendido a diferentes flautistas de Estados Unidos como José Valentino y otros flautistas y a músicos de España e Israel”, expresó el artesano.

De hecho, sostuvo que la faena tiene sus complejidades por los diseños y detalles de afinación que conlleva cada pieza. La creación de una flauta le toma de dos a tres días. “La madera viene cuadrada en bruto; dibujo y pinto en el medio, lo pongo en el torno y el torno comienza a dar vueltas… dándole la forma cilíndrica. Luego la hueco por dentro con un barreno de 19.5 milímetros y comienzo a hacerle los diseños y los agujeros. Después de ese proceso, es llevarlas a la afinación que me pidan. Si es 440 o 432 depende el estilo de la flauta. Los agujeros le dan la sonoridad”, contó el experimentado músico.

Para información adicional, puede llamar al 787-458-5046.