A casi tres décadas de su debut profesional —en el Festival de Ópera Rossini, en Pésaro, Italia, en 1996— el artista peruano Juan Diego Flórez conserva íntegras las cualidades que lo han mantenido desde entonces como uno de los mejores cantantes operísticos del mundo, con una tesitura de tenor lírico ligero que el tiempo ha oscurecido un poco —para bien, sin duda— confiriendo a su voz ya de por sí privilegiada un color un tanto más robusto en un proceso que los melómanos en Puerto Rico hemos tenido el privilegio de atestiguar a través de sus cuatro visitas a la isla, gracias a CulturArte de Puerto Rico y su fundador y director Guillermo Martínez.