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Repica en el mundo el talento del lutier Wilfredo Burgos

El artesano del cuatro puertorriqueño y guitarra ha forjado un sólido camino hasta alcanzar el prestigio internacional con su marca Coquicuatro

14 de noviembre de 2023 - 11:40 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 1 año.
El artesano del barrio Sonadora de Guaynabo ha confeccionado sobre 200 instrumentos en dos décadas. (Xavier Garcia)

El repique del cuatro puertorriqueño y la guitarra cautivaron a Wilfredo ‘Freddy’ Burgos Nieves en plena adolescencia y aunque se alejó de su sueño, la vida lo llevó tras las cuerdas musicales que definieron su existencia.

Luego de laborar en la ebanistería, el reconocido lutier e intérprete de la música jíbara aceptó que su destino era confeccionar instrumentos de cuerdas, en especial, “nuestro instrumento nacional”.

Sin imaginarlo, sus piezas llegaron a manos de virtuosos en un sinnúmero de rincones del planeta como Rusia, Tenerife y Hawái, además de la validación de talentos locales, entre los que se destacan los respetados Pedro Guzmán y Quique Domenech.

A sus 68 años, el artesano del barrio Sonadora de Guaynabo recuerda el camino recorrido hasta alcanzar el prestigio internacional con su marca Coquicuatro.

“Yo estuve laborando por muchos años como ebanista de gabinetes y otros muebles. Sin embargo, la espinita siempre estuvo ahí. Cuando muchacho comencé a hacer uno, pero se rompió y perdí el interés. Cuando estaba trabajando en un restaurante en Cidra (como ebanista) me sobraron unos pedazos (de madera) y, entonces me animé a hacer un cuatro”, manifestó.

“Luego fui donde un reconocido artesano de cuatros y me aprobó el trabajo. Él me dijo: ‘Lo tuyo es esto, quítate de la ebanistería’”, confesó.

Taller donde se elaboran los cuatros bajo el sello de Coquicuatro.
Taller donde se elaboran los cuatros bajo el sello de Coquicuatro. (Xavier Garcia)

Fue entonces que se interesó en forjar su destino como artesano de guitarra y cuatro, aunque con el tiempo se ha dedicado más “al desarrollo artesanal del cuatro, realizando variaciones mínimas al diseño original y, estampando la delicadeza de las terminaciones que hacen de cada instrumento único para la persona que lo adquiere”.

“Las características son únicas, con diseños bien estilizados diferentes en cada patrón. Tienen básicamente lo mismo, pero con detalles diferentes según lo pidan. En la complejidad de los detalles es lo que le diferencia. Yo no repito trabajos, en las rosetas no hago dos iguales, pueden ser parecidas, pero no son iguales”, advirtió.

Asimismo, mencionó que lleva una bitácora para documentar los trabajos realizados y a quién se le vendió.

Así pasa sus días, en un acogedor taller rodeado de maderas nativas, como guaraguao, roble y laurel, entre otras.

“Si se va a hacer un cuatro, (tarda) como 80 horas; son por orden y todos los cuatros tienen un detalle diferente, aunque hay una forma tradicional, cada artesano tiene su plantilla. Yo hice mi plantilla por las medidas tradicionales, nada tiene que ver con calcar las de otros”, expuso.

“Yo empecé con el pie derecho, el primer cuatro que vendí fue al (creador de) ‘jíbaro jazz’ Pedro Guzmán; Quique Domenech tiene un cuatro eléctrico mío, al igual que Modesto Nieves, Maribel Delgado, Neftalí Ortiz y un sinnúmero de cuatristas”, relató al mencionar que incursionó en la fase electrónica a fin de maximizar la versatilidad del instrumento.

Entretanto, aseguró que ha confeccionado sobre 200 instrumentos en un periodo de dos décadas. Esto además de casi una veintena que están “en proceso” en su taller.

“Lo que siempre me ha creado huellas es la aceptación de mi producto. Hasta ahora nadie me ha virado un cuatro. Qué mejor que eso y creo que es por la dedicación que tengo con el instrumento”, admitió.

Destacó que el tamaño de sus piezas es de 12 pulgadas de ancho y 19 de largo, “aunque hay otros de 18″.

Xavier Garcia
(Xavier Garcia)

“Luego de eso, le hago un recorte para no trabajar con la pieza tan grande. De esta etapa pasamos a la caja hueca y la voy estilizando. Cuando la tengo se le monta la tapa, le doy el sonido, los diseños que me pidan, las rosetas y trato de hacer variaciones para que cada instrumento sea único sin perder su esencia”, expuso.

“Tengo cuatros en Rusia, Tenerife, Hawái y en otros lugares de Estados Unidos. En Rusia, el maestro Yury Nugmanov, que es un concertista de guitarra ruso que vino a un concierto aquí, al escuchar el sonido del cuatro se impresionó y ya tiene uno mío”, esbozó.

Igualmente, señaló que le gusta acceder a las peticiones de diseños que hacen sus clientes, entre estos, colores y estilos de la roseta, incluir iniciales u otro estampado personal. Esto, con su inconfundible marca.

“A mí me encanta el coquí y combiné el nombre del instrumento (cuatro) para identificarme como que soy de aquí”, explicó.

“Como artesano del cuatro puertorriqueño, mi meta es ayudar a difundir el cuatro, no solo en Puerto Rico, sino cruzar fronteras hacia todas partes del mundo. Esta es mi muestra de amor a la cultura, la música y al cuatro puertorriqueño”, concluyó.

Para información: www.coquicuatro.com.

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