El artista rememora sus huellas, en la vida y en el arte, en este municipio
El artista rememora sus huellas, en la vida y en el arte, en este municipio
10 de septiembre de 2022 - 11:40 PM
Hace varios años que el maestro Antonio Martorell se mudó de Cayey, donde vivió durante 25 años, pero sus lazos con la gente, el trabajo y los espacios transformados a través del arte, provocan que el artista se conecte con el pueblo en un eterno retorno.
Su rostro delata la felicidad que le ocasiona cada vez que pisa las calles de la ‘ciudad de las brumas’ y saludar a quienes todavía considera una parte esencial en su vida; tal como sucedió ayer en la plaza pública Ramón Frade León.
Allí, Martorell compartió sus mejores recuerdos en una entrevista con la periodista Leyra E. González, editora de Magacín y Por Dentro, para el segmento “Un cafecito desde la plaza”, como parte de la activación realizada por el equipo del proyecto Somos Puerto Rico.
“Feliz de estar aquí, de vuelta en Cayey. Yo soy, en gran parte, cayeyano. Nací en Santurce, soy artista residente de la Universidad de Puerto Rico en Cayey, me fui de aquí por razones ajenas a mi voluntad que no hay por qué detallar. Vivo y trabajo principalmente en la Playa de Ponce, pero sigo dando servicios a esta universidad que tanto quiero”, confesó.
La tertulia se dio justo en la tarima de la concha acústica, en un mural pintado por el artista ponceño David Zayas en homenaje al maestro Ramón Frade.
“Me dan ganas de quedarme aquí, me encantó vivir aquí y me encanta seguir trabajando aquí; es un pueblo hospitalario, el clima es ideal, el paisaje es precioso como lo pintó el gran maestro cayeyano Ramón Frade”, continúo al expresar su sentir sobre la obra titulada ‘La sala del maestro’.
La huella de Martorell aún resalta desde sus obras de arte que permanecen en el campus de Cayey, en donde fungió como director del Museo Pío López Martínez. También fue el artífice para la creación de Casa Universidad; un proyecto que nació de su inquietud por integrar la universidad y el pueblo.
De otra parte, recordó cuando se enteró de que su casa y taller en Cayey fueron consumidos por un fuego que arrasó con sus piezas.
“Yo estaba en ese momento en la ciudad de Nueva York haciendo una residencia, sirviendo a nuestra comunidad boricua en el sur del Bronx. Regresé al día siguiente y me encontré con el desastre, pero también me encontré con amigos, vecinos y todos los medios de comunicación que acudieron a nuestra ayuda y noté que cuando mis amigos sacan de los restos del fuego, carteles, esculturas, con la huella del fuego, con la ceniza, con la carbonización”, recordó.
“Entonces, dije: ‘El fuego también es artista’. Me convertí en aprendiz del fuego, hice una exposición con los restos de ese fuego, que fue muy celebrada, más que nadie por mí, porque gocé haciendo de algo negativo como es el fuego, en algo positivo como es el arte. Y para mi sorpresa, inclusive, muchas de las cosas quemadas se vendieron a buen precio”, reveló.
La obra de Martorell llegará al National Museum of Mexican Art en Chicago, con la exposición ‘De Santa a Roma; una ofrenda puertorriqueña al cine mexicano en blanco y negro”.
“Con la ayuda de mis compañeros del Taller de la Playa, en especial, Milton Ramírez Malavé, preparamos un video donde convertimos a los actores, a las estrellas del cine mexicano, en calaveras, en esqueletos, muy a la usanza de la ofrenda de muerto y, me invitaron a hacerla en la Universidad del Claustro de Sor Juana en Ciudad de México”, detalló.
“Tuvo tal éxito que ahora me invitan en National Museum of Mexican Art en Chicago, que es el museo en Estados Unidos del arte mexicano donde nunca ha expuesto nadie que no sea mexicano. Para mí es un gran orgullo que yo sea el primer no mexicano y puertorriqueño en exponer allí”, afirmó.
Además, anunció la publicación de una edición conmemorativa del primer ejemplar de su libro, ‘La piel de la memoria’.
“Tengo el nuevo ejemplar entregado por Velia Rodríguez, la directora de la editorial de la Universidad de Puerto Rico, la edición conmemorativa ‘A 30 años de la publicación del primer ejemplar de La piel de la memoria’, mi primer libro que fue escrito aquí, en Cayey, en esa casa que ahora quemaron. Este texto ahora se reedita en una producción de mil ejemplares y va próximamente a presentarse en el Museo Pío López Martínez”, puntualizó.
“Yo nunca me doy por vencido, creo que eso es algo que yo he aprendido de este, de mi pueblo, de Cayey, de Puerto Rico y de la diáspora. Nuestra gente nunca se da por vencida, siempre tenemos alternativas y, si no las hay, las creamos”, manifestó al recibir el aplauso del público en la plaza cayeyana.
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